El Gobierno sigue el caso con prudencia para resguardar la relación

El Gobierno sigue el caso con prudencia para resguardar la relación

El canciller Jorge Faurie habló con su par brasileño, Aloysio Nunes. El Gobierno guarda silencio aunque Macri apoya la movida anticorrupción

Al caer la tarde ayer, el canciller Jorge Faurie y su par de Brasil, Aloysio Nunes, mantuvieron una conversación telefónica que buscó, en principio, estar en contacto. Hablaron en "plan informativo", dijo en tono informal una alta fuente. Pero en la Presidencia, en la Cancillería como en la Embajada en Brasilia, la decisión es la mantenerse en estricto silencio público sobre la crisis institucional que atraviesan los vecinos, recalentada en estas horas por la complicada situación judicial de Luis Inacio Lula da Silva.

El seguimiento del caso lo hacen Faurie y el embajador Carlos Magariños, sin hacer declaraciones. En la región salieron en defensa del ex presidente: el venezolano Nicolás Maduro y el boliviano Evo Morales. También Cristina Kirchner.

“Si tu mayor socio está en esta situación política tan pesada, Argentina no tiene nada que decir, sobre todo cuando las instituciones están actuando. Seguimos la situación con atención. Pero no hay nada que opinar”, señaló un hombre del Gobierno, que subrayó a este diario que lo importante es resguardar la relación.

Macri y Lula en diciembre de 2007

Hay otros planos en el vínculo, que por cierto no están afectados porque tampoco los está golpeando la coyuntura. Es el escenario económico, donde como reza el dicho "Si Brasil, estornuda, Argentina se resfría". En consulta de Clarín, el titular de la consultora Abeceb, Dante Sica, señaló que la situación judicial del ex presidente y líder del PT no tiene impacto local. "Sólo si la novela se alargara o hubiera un desenlace con una intervención militar o disturbios no deseados que afecten la recuperación brasileña, no habrá impacto en Argentina". Sica agregó que la "modesta" mejora del crecimiento vecino, la modesta baja del desempleo y una recuperación del consumo es lo que importa que seguir en términos de impacto en el país.

El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (d), quien lleva colgada una fotografía de la dirigente política Milagro Sala, y la ex presidenta de Argentina, Cristina Fernández , en 2016. en San Pablo

Con todo, hay cuestiones a la vista. En enero pasado, durante su participación ante el Foro de Davos, y justo cuando la justicia brasileña ratificaba la sentencia de Lula y le elevaba la pena a 12 años, Macri se refería a los procesos judiciales por corrupción en el país vecino. "Lo que ha hecho Brasil es extraordinario de cara al futuro, aunque entretanto se ha provocado una gran crisis. También es excelente para la Argentina, porque estos obstáculos no ayudan a crear empleo y crecimiento". Agregaba: "Hay que hacer lo posible para mejorar la independencia y calidad de la Justicia",

En septiembre de 2007, siendo Macri jefe de gobierno electo de la Ciudad se vio en España con el brasileño -que era presidente. Lula le dijo a Macri que lo veía en su asunción. En aquel diciembre también asumió Cristina su primera presidencia.

El cambio de época comenzó primero en Argentina con Macri presidente. Siguió con la destitución de Dilma Rousseff, quien en su momento había aupado al kirchnerista Daniel Scioli como candidato a presidente de Argentina.

Macri fue el primero en reconocer al gobierno de Michel Temer. Y Lula en desgracia seguiría aupado por Cristina, cuyas causas judiciales se miran ante el espejo de las de Lula, aunque son más grandes. Temer y Macri tienen "la misma concepción de la economía", ha dicho luego el brasileño. Opinó que él y su amiga sufrían "una orquesta de invenciones y acusaciones" desde el Poder Judicial y los medios -para "descaracterizar todo lo que se ha hecho de bueno en los gobiernos de los Kirchner, Dilma y Lula" e intentar retirarlos de la disputa electoral.

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