El Gobierno explora alianzas con gobernadores del PJ para 2017

La Casa Rosada busca armar la "pata peronista" de Cambiemos sin romper con la UCR.

Hace tiempo que en el Gobierno tienen un ojo puesto en las legislativas del año próximo. “Sabemos que sin 2017 no hay 2019”, sostiene un funcionario influyente con despacho en la Casa Rosada. La arquitectura del armado político para las elecciones que funcionarán como una suerte de plebiscito de la gestión de Mauricio Macri ya está avanzada. En el croquis figuran la anunciada pata peronista -la incorporación de dirigentes del PJ- y un delicado doble equilibrio para resguardar las relaciones con los gobernadores aliados y mantener lo más contenido posible al radicalismo, socio del oficialismo.

Uno de los funcionarios con el detalle del mapa político de cada provincia en su cabeza describió la cintura con la que procurará manejarse el macrismo para “ampliar la base de apoyos” sin lesionar los acuerdos tejidos con los gobernadores, claves para aportar voluntades en votaciones decisivas en el Congreso. El oficialismo irá en todos los distritos con una lista propia, sin comprometer los puentes políticos con parte de la oposición. “No estamos dispuestos a poner en peligro la relación con (Gerardo) Zamora”, sostienen. El hombre fuerte de Santiago del Estero tiene todos los boletos para suceder a su esposa Claudia Abdala y el radicalismo está decidido a dar batalla, pero el macrismo apenas se involucrará. Con la misma lógica al neuquino Omar Gutiérrez lo califican como el “más macrista de los gobernadores”. Ante todo, prima el pragmatismo: en ninguno de los distritos el PRO tiene desarrollo territorial ni el radicalismo capacidad para ganar. Con matices, la situación se repite en Chubut, Río Negro y Tierra del Fuego.

La incorporación de la “pata peronista” es una decisión tomada, ratifican en la Casa Rosada, y está en construcción. Ya no corre la máxima de la campaña de 2015 que prohibía el ingreso de dirigentes que hicieran peligrar el mensaje de cambio. Ahora, hasta Marcos Peña -que en 2015 bajaba y subía el pulgar a posibles incorporaciones, porque desdibujaban el mensaje de cambio- se saca fotos con intendentes como Mario Ishii, un barón del Conurbano. El mandamás de José C. Paz no se sumará, pero el Gobierno ya salió a la caza de otros intendentes con mejor imagen. “Esperamos sumar a seis antes de fin de año”, dice un dirigente de peso de la Provincia, que volverá a ser "la madre de todas las batallas" y el principal distrito para aglutinar dirigentes del PJ. Elisa Carrió podría marcar allí varios límites.

En el resto del país, el Gobierno también tiende puentes con peronistas en casi todos los distritos. Por caso, en Catamarca, adonde Macri será recibido hoy por Lucía Corpacci -de buena relación con la Rosada- la apuesta es sumar al ex massista Raúl Jalil.

En la UCR ya expresaron su malestar, aunque el macrismo no pondrá en discusión la estrategia. “La política es dinámica y en el espacio no hay un muro. Ni para dirigentes valiosos que quieran incorporarse ni para los radicales que en algún momento tomen la decisión de irse”, replicó con dureza uno de los hombres de Macri más dedicados al armado electoral. En el PRO también reprochan a la UCR sus alianzas provinciales con partidos críticos del Gobierno, como en Tucumán y Santa Fe, donde cogobiernan con el socialista Miguel Lifschitz, en palabras de Macri, el gobernador “con menos vocación de trabajar en equipo”, en palabras de Macri. Como contrapartida en esa provincia operadores de la Rosada avanzan en el vínculo con Omar Perotti, a quien consideran como la “renovación” del peronismo local.

El doble juego con los gobernadores se repetirá en las provincias con nuevas conducciones, en disputa con viejos caudillos. Son los casos de San Juan, con Sergio Uñac, que busca desmarcarse de José Luis Gioja; Chaco,  donde pelean Domingo Peppo y Jorge Capitanich; y Tucumán, con Juan Manzur y José Alperovich. En San Luis una alternativa será apuntalar a Claudio Poggi para “desbancar” a los Rodríguez Saá. Al salteño Juan Manuel Urtubey esperan complicarle sus aspiraciones nacionales con otro perfil peronista, el del intendente de Salta, Gustavo Sáenz. Córdoba es una provincia atípica: el 70% votó a Macri en 2015, pero en 2017 lleva las de ganar el ex gobernador Juan Manuel de la Sota, un aliado de Sergio Massa. Para agregar más confusión, la relación entre el gobernador Juan Schiaretti y el Presidente es óptima.

Los distritos prioritarios serán, además de Buenos Aires y los principales centros urbanos, los ocho en que se elige senador. Entre ellos sobresale Santa Cruz, adonde imaginan como candidata y cabeza de lista a Cristina Kirchner.

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