El Gobierno busca contener a Carrió, pero duda de sus informantes

El Gobierno busca contener a Carrió, pero duda de sus informantes

Macri envió varios emisarios; quieren que la diputada comparta información antes de denunciarla

 

La reedición de la guerra de los espías y las denuncias de la diputada Elisa Carrió contra el propio Gobierno enojaron y preocuparon al presidente Mauricio Macri, que le pidió a varios emisarios que contengan a la jefa de la Coalición Cívica (CC) antes de que lance sus acusasiones explosivas, que podrían dañar a Cambiemos a cinco meses de las elecciones del 22 de octubre.

Es así como durante la semana, la vieron o la llamaron, por separado, el jefe del Gabinete, Marcos Peña; el vicejefe Mario Quintana, el jefe de asesores de la Casa Rosada, José Torello, la diputada Cornelia Schimdt y el diputado del Parlasur Fabián "Pepín" Rodríguez Simón.

En las declaraciones públicas ante la prensa los funcionarios tienen orden de subrayar que Carrió es el símbolo de la transparencia de Cambiemos. Pero puertas adentro hay fuerte enojo con sus formas: sus denuncias desafían la autoridad de Macri y le marcan la cancha.

"Lo que le criticamos es que antes de denunciar al Gobierno por radio y televisión, y tomarnos por sorpresa, sería sano conversarlo antes entre todos y aclarar las cuestiones", dijo a LA NACION uno de los nexos entre Macri y la diputada.

"Tratamos de decírselo muchas veces. Pero ella es así, no nos avisa. Nos enteramos del incendio por los diarios. Algunos pudimos evitar", dijo otro. "Si acá le ocultamos información, tendría todo el derecho. Pero todos la escuchamos porque representa los valores de Cambiemos", dicen en Balcarce 50.

Macri quedó molesto con Carrió. Mientras él viajaba por China y Japón, Carrió denunció que el Gobierno le daba "protección" al ex ministro de Planificación Julio De Vido por el caso Odebrecht y que la subdirectora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvia Majdalani, le hacía espionaje ilegal.

El Presidente la considera una aliada fundamental de Cambiemos, Pero muy cerca de Macri comenzó a preocupar el origen de su información y de sus denuncias.

En el primer piso de la Casa Rosada causó asombro la fotografía publicada por el diario Clarin el miércoles último en una nota sobre un supuesto espionaje ilegal a Carrió. Se la veía a ella reunida en Paraguay, en la mesa de un bar a la calle, con el mayor retirado Alejandro Camino, que vive en Asunción.

Camino es argentino y revistó en la Jefatura II (J-2) de Inteligencia del Ejército (J-2). En el Gobierno lo vinculan con el ex jefe de Inteligencia militar y ex jefe del Ejército César Milani, detenido y procesado por crímenes de lesa humanidad en la dictadura militar. Milani fue mano derecha en inteligencia de la ex presidenta Cristina Kirchner.

Carrió explicó a Clarín que su reunión con Camino era para "buscar información" sobre narcotráfico.

Pero en la Casa Rosada desconfían del submundo de la inteligencia, cruzado por oscuros enfrentamientos difíciles de descifrar. "Ese mundo de la inteligencia hay que concerlo bien. Y a todos nos pueden inducir al error con intereses diversos", comentaron en Balcarce 50.

Luego de la guerra de los espías en la época del kirchnerismo y de las sucesivas purgas en al AFI, hubo una diáspora de agentes heridos.

Cuando LA NACION consultó a un allegado a Carrió sobre el eventual vínculo de Camino con Milani, éste comentó visiblemente preocupado: "A mí me dijeron lo mismo, pero no sabía. No es asesor de Lilita. Ella dice que él le presentó a otras personas y que no lo conoce ni es su asesor". La diputada ordenó tomar distancia del militar. "Ella sí está convencida de que Majdalani la espía, pero no tiene detalles", señaló.

Carrió acusa a Majdalani de promover una extraña denuncia en su contra por enriquecimiento ilícito y de hacerle espionaje en Paraguay. Sin embargo, sus allegados admiten que "puede haber sido una operación para embarrar la cancha".

Por ello, Macri ordenó a varios colaboradores que intercedieran ante Carrió para contenerla y pedirle que compartiera su información acerca de los funcionarios a los que acusaba y las pruebas que tiene.

A Peña, por caso, le pidió la cabeza de Majdalani. El jefe de Gabinete le anticipó el acuerdo que el Gobierno negocia con Odebrecht para que la empresa informe a quién le pagó coimas por 35 millones de dólares en la Argentina. Luego le informaron que la AFI hará una investigación interna por supuesto espionaje ilegal. "Sabemos que Majdalani no tuvo nada que ver, pero si ella es culpable se irá. Y si el culpable es otro, se irá otro", dijo a LA NACION un funcionario del Presidente. "Hoy no hay intención de relevarla. Pero hoy Majdalani es un costo objetivo para Macri y no genera beneficios. No es una figura central. Si es necesario, se podría ir en un tiempo", agregó.

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