Gobernar minuto a minuto, el lema inicial de Kirchner que le toca asumir a Macri en el final

Gobernar minuto a minuto, el lema inicial de Kirchner que le toca asumir a Macri en el final

Por: Diego Genoud. Regreso de Quebec, test con los gobernadores con la excusa del narcotráfico, atención al dólar sin techo, operativo para el Supermartes, contención a los reclamos de la CGT, primer paro nacional de Camioneros, huelga docente y la misión de avanzar, en todo momento y por todas las vías, con el ajuste impostergable. La agenda para el arranque de Rusia 2018 indica que, aún con el salvataje del Fondo, los días de Mauricio Macri no tendrán respiro hasta que termine su mandato.

El Presidente ató su destino al organismo que conduce Christine Lagarde y flota por algunas horas entre el optimismo y la euforia. Pero la inyección de fondos que llega el Día de la Bandera convierte la quimera del déficit cero en la prioridad de su gestión.

La inyección de fondos que llega el Día de la Bandera convierte la quimera del déficit cero en la prioridad de la gestión de Macri.

Después de la caída que ya se siente y tiende a profundizarse, Nicolás Dujovne tendrá que buscar con lupa las partículas de la recuperación económica que sueña para el cuarto trimestre. Aunque el macrismo duro se apure a rescatar la consigna de la reelección y se ilusione con un rebote milagroso justo a tiempo, los 15 meses que faltan para volver a votar asoman como pura incertidumbre.

2019 será histórico. Por primera vez en casi dos décadas, el año electoral se abrirá para un oficialismo con un objetivo tan o más importante que ganar: ajustar. Los comicios que se pensaron ayer como un trámite serán mañana una ruleta rusa.

Por formación, por piel y por historia, Macri no puede mirarse en el espejo deforme de Néstor Kirchner, al que le envidia desde siempre el activo de los superávits gemelos. Sin embargo, la agonía del gradualismo lo devuelve a una pantalla anterior, en la que preferiría no verse. La sensación que experimentó el presidente que llegó al poder de carambola y después del estallido: gobernar desde el primer momento “segundo a segundo” para llegar en 2006 a hacerlo “minuto a minuto”. Macri ingresa ahora, tal vez sin saberlo, en esa temporalidad.

Con legitimidad social y crecimiento a tasas chinas, Kirchner decía que la Argentina había pasado del infierno al purgatorio y que esperaba que los próximos gobiernos pudieran darnos el cielo que merecemos. Sin entrar a jugar con Dante y “La divina comedia”, es probable que el crédito del Fondo le sirva al ingeniero para calmar la sed del mercado. Mucho más difícil es que logre recuperar el acompañamiento de un peronismo que frena siempre en la puerta del cementerio. El cambio de piel en el PJ se percibe hace rato en la cara y los mensajes de Miguel Ángel Pichetto pero también ahora en los mejores amigos de Macri como Juan Schiaretti.

Es probable que el crédito del Fondo le sirva al ingeniero para calmar la sed del mercado.

Mientras el Presidente sonreía desde Canadá al lado de Madame Lagarde, el gobernador de Córdoba se preocupó por llegar a Buenos Aires con un mensaje casi de aguafiestas. “Yo no fui consultado para el acuerdo, lo único que espero es que acierten”, dijo a contramano de sus gestos anteriores plenos de buena voluntad y del apoyo de cuatro gobernadores del PJ que la Casa Rosada buscó viralizar desde el viernes.

Que sea justo “El Gringo” el que intenta despegarse del presente agitado de Mauricio es sintomático. El cordobés que administra la provincia que hizo grande a Cambiemos es uno de los que recibe, en los últimos días, la "oferta" de un presidente que se dice dispuesto a la crucifixión en busca de salvar al país del déficit crónico. Según afirman desde Córdoba, Macri explica que el sendero que decidió recorrer traerá -además de un enorme sacrificio social- la oportunidad para una oposición vigorosa que tiene como cauce natural al peronismo. Que al PJ le conviene respaldar su aventura porque será el gran beneficiado a la salida del túnel, aún con la deuda en expansión que puede heredar. Es una cuenta simple: descansa en que las pérdidas de Cambiemos serán ganancias para el peronismo reciclado del que hablaba Massot.

Apuesta a un escenario de reducción de daños para el sistema político, lejos de un futuro en el que Macri arrastre también al PJ de los gobernadores en una deriva incierta y vertiginosa. Que se juega minuto a minuto.

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