Gimnasia se quedó ayer con el "clásico del Norte"

Gimnasia se quedó ayer con el

00:00 - Iba perdiendo con gol en contra de Haberkorn, pero Céliz y Ojeda dieron vuelta el marcador para la alegría de los hinchas.

 

Obvio que los "clásicos" no se juegan, se ganan. Y Gimnasia así lo entendió ayer en su estadio. Porque en varios pasajes del partido ante Atlético Tucumán se vio superado. Dos intervenciones de su arquero Maximiliano Cavallotti fueron claves. También la suerte ayudó cuando tres veces el palo le dijo que no a los "decanos". Sin embargo, el equipo jujeño fue al frente siempre, con más ganas que fútbol, y consiguió tres puntos de oro, que sirven para adueñarse nuevamente de la frase que más le gusta a los hinchas: "Gimnasia es el capo del Norte".

De entrada, Luchetti evitó un gol de Ignacio Sanabria tras un remate a la carrera. Pero después no pasó nada de nada. Un zapatazo de Molina se fue apenas desviado, rozando el parante, y fue lo único para resaltar.

Daba la sensación que el empate no se "movería". Pero una jugada desgraciada llevó a la apertura del marcador. Luis Rodríguez pateó un córner de derecha y Federico Haberkorn, en pos de despejar, cabeceó contra su propia valla.

Era injusto porque más allá que el local no había hecho méritos para desnivelar, tampoco había padecido llegadas claras. Eso sí, antes del cierre, Cavallotti evitó el segundo al desviar con una mano un disparo de Valdez que tenía destino de red.

En el complemento, de entrada, Leandro Díaz sacó un tiro desde fuera del área que dio en el travesaño.

Atlético estaba cómodo con uno a cero, defendiéndose con el balón en sus pies. Pero tras una mala salida de Valdez -en realidad Haberkorn recuperó la pelota-, Céliz se acomodó y pateó cruzado. Fue gol y sensación de alivio generalizado.

La reacción de la visita se produjo con una acción individual que no terminó en festejo de casualidad. Leandro Díaz eludió rivales hasta que encontró el espacio y metió un zapatazo terrible desde fuera del área. Por suerte, dio en la base del palo y salió.

Gimnasia pasó el sofocón y fue al frente. Los ingresos de Ferreyra y Salces oxigenaron el mediocampo. Y fue precisamente Salces quien envió un córner que Peralta corrigió y por detrás de todos apareció Sergio Ojeda para cabecear al fondo del arco.

El "lobo" ganó con sufrimiento, pero poco importa. Se trataba de un partido importante para todos y sumar los tres puntos era vital. El fuerte abrazo final entre el técnico Sebastián Méndez y su ayudante de campo, Fabio Talarico, así lo certificó.

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