Gesto en Mendoza: Cornejo y Pérez, juntos tras la votación

Gesto en Mendoza: Cornejo y Pérez, juntos tras la votación

 En un gesto de convivencia, inusual en la estridente política nacional, el flamante gobernador electo de Mendoza, el radical Alfredo Cornejo, recibió en su casa para desayunar juntos al actual mandatario provincial, el peronista Francisco Pérez. 

El encuentro tuvo lugar pocas horas después de que el escrutinio de la totalidad de las mesas de votación confirmara el triunfo de la alianza opositora, con siete puntos de ventaja sobre la fórmula del kirchnerismo.

Acá les gusta mencionar que la costumbre del café compartido es habitual en el vecino Chile, espejo constante de comparaciones trasandinas, donde Michelle Bachelet y Sebastián Piñera se prodigaron desayunos de bienvenida en sus casas luego de sus triunfos electorales.

Alfredo Cornejo quiso contrastar este gesto de republicana civilidad mendocina con la crispación nacional. "Es un gesto simbólico de mayor tolerancia que quiero traspolar a nivel nacional, no tengo la fuerza ni el poder para hacer una cosa de ese tipo, pero es el gesto que le damos a los mendocinos y que queremos darle a los argentinos", le dijo Cornejo a LA NACION.

Estaba en la puerta de su casa, con rejas y alambre electrificado sobre la medianera para evitar el ingreso de ladrones. Vecinas emocionadas se acercaban llorando para felicitar al gobernador electo. El dueño de una panadería de la vuelta llegó con tres docenas de alfajores de maicena de regalo para llevar a la mesa política de la convivencia.

En eso vino el pedido de las medialunas, que casi termina en desastre porque el mensajero se tropezó y los paquetes quedaron desparramados en la vereda, al borde de la acequia.

Pérez llegó a las 9.30, puntual a la casa de la calle Hungría 927, en el barrio Bancario, una zona de casas bajas de Godoy Cruz, donde Cornejo lleva dos períodos como intendente. Apoyado en muletas, porque recién se operó de una pierna, el gobernador saliente atravesó un puentecito sobre la acequia y el gobernador electo lo recibió en su living, junto a su esposa, Liliana, una comunicadora social que trabaja en la Universidad de Cuyo.

Ambos venían de meses de decirse barbaridades. En plena campaña y antes. Pero el encono quedó atrás. A solas se hablaron temas de la transición, como la próxima licitación del transporte público, de ocho áreas petroleras, del destino de los empleados públicos y de otras cuestiones que no trascendieron.

Pérez, que se quebró la pierna jugando al fútbol, le aconsejó a su contrincante que se haga un chequeo médico completo antes de asumir y que no descuide su actividad física en la gestión. Cuando Pérez inició su mandato invitó a Cornejo a su casa, pero el encuentro no tuvo prensa.

Cornejo mostró tras la reunión que su preocupación son los números de la provincia. No los electorales, donde completado el escrutinio obtuvo 46,43% de los votos contra 39,42% del peronista Adolfo Bermejo, cercano a Daniel Scioli. Sino el déficit y las deudas provinciales. Para el peronista, son 600 millones de pesos la deuda flotante provincial. Para el radical es el doble, por lo que pondrá a gente de su confianza en el seguimiento de los números.

Pérez, tras casi dos horas de reunión, dejó el encuentro satisfecho, aunque dijo que no quiere oír hablar de transición hasta diciembre. Dijo que Cornejo ganó las elecciones porque fue con el frente de radicales y macristas.

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

Cuando LA NACION le preguntó qué responsabilidad tenía él mismo en la derrota, dijo que era "repartida entre todo el Frente para la Victoria". Rechazó hablar del kirchnerismo y eligió referirse al peronismo sciolista. "El kirchnerismo es una corriente importante dentro del Partido Justicialista", puntualizó.

Pérez es uno de los rebeldes, primero en desmarcarse del kirchnerismo, lo que le valió cortocircuitos con el gobierno nacional. Destacó que el senador y candidato peronista Adolfo Bermejo, a pesar de haber salido derrotado, sacó más votos que él cuando ganó la gobernación y admitió que se sorprendieron con perder en departamentos tradicionalmente peronistas, como Las Heras y Malargüe, donde el radicalismo gobernó por última vez en 1983.

Pero el gobernador Pérez entendió que lo que pasó en Mendoza queda en Mendoza. A diferencia de lo que creen en la oposición, pronosticó que no habrá una ola radical-macrista a nivel nacional y analizó que ya hubo otras elecciones, como en Salta o Tierra del Fuego, donde esto no sucedió. En su análisis, la desaparición del Partido Demócrata como tercera fuerza política posibilitó la concreción de la alianza del radicalismo y Pro. Y hoy la tradicional tercera fuerza política local es el Frente de Izquierda, que sacó casi un 11% de los votos, aunque con otro electorado, ideológicamente en las antípodas de los demócratas locales..

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