Una generación de jóvenes sin nada que perder

Una generación de jóvenes sin nada que perder

Los atacantes palestinos no responden a ninguna de las fuerzas tradicionales

RAMALLAH.- Los jóvenes palestinos que protagonizan ahora enfrentamientos, ataques con cuchillo y cortejos fúnebres en su lucha contra los israelíes pertenecen a una generación que tiene el muro de Cisjordania por horizonte y sólo conoce de Israel a sus soldados y colonos.

Los mayores lamentan que sea una generación no adscripta a los movimientos políticos tradicionales y que ignore la historia, las grandes figuras y las consignas que aglutinaron a las generaciones precedentes. De sus mayores se acuerdan de las piedras de la primera intifada, en 1987, y de algunos símbolos, como la mezquita de Al-Aqsa, a la que sólo ven en reproducciones de cartón durante los desfiles. Y también saben de Jerusalén, ciudad que nunca han visto, pues no pueden cruzar los retenes controlados por Israel.

En las redes sociales se transmiten consignas políticas y circulan fotos de los "mártires" con mensajes para ensalzarlos.

La última tendencia es sonreír a las cámaras mientras son detenidos, un comportamiento que ha provocado indignación en Israel.

Dos tercios de la población tienen menos de 30 años, muy por debajo de la media de edad de los políticos, una distancia que hace que esta generación no tenga miedo de gritar consignas contra el presidente de la Autoridad Palestina, a quien critican por su cooperación con Israel en materia de seguridad.

De los autores de los ataques con cuchillos de los últimos días muy pocos superan los 25 años.

"Cuando llegan los colonos, no hay necesidad de sacar los altoparlantes para congregar a la población", cuenta un habitante del campo de refugiados de Jalazune, cerca de Ramallah, que prefiere no identificarse. "Los jóvenes salen por su cuenta; nosotros no enviamos a nuestros niños a enfrentarse con los soldados, ellos salen solos porque han vivido toda su vida bajo la amenaza de los colonos y los soldados", explica.

Esta generación, que creció con las redes sociales y las cadenas de televisión que difundían noticias como la "primavera árabe" y las tres guerras de Gaza, parece no tener nada que perder.

Ahmed Charake, de 13 años, fue abatido hace dos días cuando les lanzaba piedras a los soldados israelíes. Farés, uno de sus compañeros de clase, también nació en el campo de Jalazune. Para él, su único deseo es "morir como un mártir" como lo hizo Ahmed.

"¿Para qué ir a la escuela, encontrar un trabajo y casarse?", se pregunta. Estas perspectivas lo hacen reír. Cuenta que entra y sale cuando quiere del colegio y dice que su profesora ya perdió la esperanza con él.

Todas las tardes se desplaza al punto de control de Bet El, cerca de Ramallah, para tirarles piedras a los soldados israelíes, que le responden con tiros, mientras custodian la colonia que se sitúa al otro lado de la valla.

"En esta calle, los niños tienen una buena vida, mientras que de nuestro lado sólo hay pobreza. Ni siquiera tenemos que contarles a nuestros niños la historia de Palestina, ellos mismos ven la injusticia", explica Mohammed, un padre de familia de 30 años.

Ahmed, Farés y otros nacieron después de los acuerdos de Oslo, que deberían haber abierto la puerta a la creación de un Estado palestino en la década de 2000. Un Estado que nunca vio la luz mientras la colonización israelí avanzaba en Cisjordania.

Para los jóvenes, la diplomacia no parece haber dado ningún fruto.

"Vamos a seguir tirándoles piedras a los soldados. La Autoridad Palestina va a intentar detenernos porque ellos prefieren las negociaciones, pero nosotros vamos a decirles que no. Tenemos que mostrar que no estamos de acuerdo", expresa un joven de 18 años mientras lanza piedras a los soldados encapuchado con un pañuelo tradicional palestino.

En Jerusalén, la coexistencia, que ya casi no se da, se volvió un conflicto abierto donde cada quien teme ser apuñalado por su vecino.

Los puestos de control y las restricciones se llevaron consigo las oportunidades de trabajar en Israel, tal como lo hicieron muchas generaciones precedentes. Estas generaciones aprendieron a hablar hebreo y seguían los medios israelíes. Pese a que creyeron en los partidos tradicionales, hoy se sienten "hastiados".

"Hablamos, hablamos y hablamos, pero ahora ya estoy harto", relata un hombre de unos 60 años mientras ve pasar con asombro a un grupo de menores vestidos de combatientes que se disponen a asistir al funeral de otro chico.

Piden reunir a los cancilleres de la Liga Árabe

La Liga Árabe pidió ayer convocar a una reunión urgente a los ministros árabes de Exteriores para establecer una estrategia común frente a la cuestión palestina y a los "ataques" que Israel está llevando a cabo en Jerusalén en las últimas semanas. 

Durante un encuentro en El Cairo, el delegado emiratí en la institución árabe, Mohammed bin Nejaira, propuso además ante el Consejo de la Liga Árabe exigir a Tel Aviv "responsabilidad legal y penal por estos delitos, que constituyen crímenes de guerra y contra la humanidad".

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