Fue un caballito de campaña de Mauricio Macri y en el campo lo esperan como la lluvia. La quita de las retenciones para la exportación de carne, girasol y maíz, y la disminución del tributo para la soja, formó parte del breve rosario de promesas que el presidente recitó durante su peregrinación proselitista, y será la primera medida de fondo que el nuevo Gobierno tome para empezar a delinear su política económica y fiscal. 

La expectativa chacarera es que el anuncio se haga hoy, cuando Macri viaje a la localidad bonaerense de Pergamino en compañía de la gobernadora electa María Eugenia Vidal. El acto central ocurrirá en un criadero de la ACA, y se prevé una ornamentación acorde a un anuncio relevante: junto al presidente viajará su flamante ministro de Agroindustria, el radical Ricardo Buryaille, el ministro del Interior –Rogelio Frigerio– y buena parte del Gabinete designado por el líder PRO.

El escenario se exhibe a medida del anuncio que mantiene en vilo al sector agropecuario. Y esa expectativa tiene efectos contantes y sontantes: los chacareros mantienen retenidos unos 10 mil millones de dólares en granos a la espera de las medidas, que no tienen categoría de sorpresa, ya que fueron largamente notificadas durante la campaña. 

Según detalló el ministro Buyaille, el gobierno prevé una baja del 35% al 30% de la alícuota que se le aplica a la soja, cuyo precio cerró la semana en torno a los 2500 pesos por tonelada. Fuentes del sector aseguran que la merma del tributo se traduciría en un aumento en igual proporción del valor que reciben los productores, un beneficio al que se sumaría el ajuste de tipo de cambio oficial, que incrementaría los ingresos en pesos de los productores.

El titular de agricultura adelantó que la reducción de las retenciones a la soja seguiría con un esquema de 5% anual. Por su parte, la intención es eliminar de plano la percepción que se hace sobre trigo –hoy paga el 23%– y el maíz, que tributa un 20% por derechos de exportación. 

También se eliminará el 32% que se aplica sobre el girasol, un cultivo fuerte en regiones como el NEA, el sur y oeste bonaerense, y en La Pampa. Se anticipó además la supresión de las retenciones sobre la carne, que se ubican en el 15 por ciento. 

En el ámbito agropecuario se espera, además, que el anuncio incluya la eliminación de los permisos de exportación, otra medida que formó parte de los compromisos de campaña del flamante gobierno. 

Macri espera que con estas medidas se incentive a los productores a liquidar unos 8000 millones de dólares, que mantienen retenidos a la espera de una mejora en la rentabilidad. También que resulten un incentivo a ampliar el área sembrada de granos que habían perdido impulso por la caída de precios, como el trigo y el maíz. 

Pero observadores del sector advierten que la contracara de esos beneficios es una eventual escalada de los precios al consumidor, ya que las retenciones y los cupos a la exportación sirven  para amortiguar el impacto del precio internacional sobre el mercado doméstico. Según un relevamiento realizado por Tiempo, y de no mediar alzas en los valores internacionales, el impacto sobre el precio de venta al público de los alimentos derivados de granos y cereales, como el pan, ascendería entre un 30 y un 40 por ciento.

En términos de recaudación, en cambio, se espera que el golpe sobre el presupuesto sea menor. De hecho, la caída en la cotización internacional derivó en que los derechos por exportación aporten cada vez menos a la recaudación. El Gobierno confía en que esa pérdida se compensará con un mayor volumen de la producción.

Esa predicción, sin embargo, recién se verificará al final de las próximas campaña. En lo inmediato, el macrismo espera que las medidas obtengan un triple efecto. En lo económico, acelerar la liquidación del stock de granos retenidos para abastecer de dólares al Banco Central y así encadenar otras medidas ya anunciadas como la devaluación y el fin del cepo cambiario. En lo social, será una dulce recompensa para la franja poblacional que potenció la chances electorales del macrismo, como lo muestra el mapa electoral, que exhibe la preeminencia del voto a Cambiemos en el centro del país, corazón nacional de la agroindustria. En lo político, le servirá a Macri para fijar su base de sustentación social y trazar las primeras alianzas concretas en el sector productivo. «

 

 

La cotización del oro verde

30 por ciento será la nueva alícuota que pagará la exportación de granos de soja. La intención del gobierno es reducir un 5% del tributo por año, hasta llegar a cero. Otros granos y cereales, como el trigo, el maíz y el girasol, podrán exportarse sin pagar derechos.