Susana Freydoz salió de terapia intensiva y se encuentra alojada en una habitación común del hospital de Cipolletti. La paciente no está bajo tratamiento psicológico porque los médicos se excusan de atenderla. Ayer "Río Negro" pudo constatar que más de 60 empleados quedaron imputados en la investigación judicial por el intento de suicidio de la mujer. Los hijos solicitaron el traslado a una clínica privada.

Desde el lunes Freydoz está internada en la habitación 11 del área de clínica médica. Permanece custodiada las 24 horas por dos mujeres policías. Desde su entorno familiar se informó ayer que se encuentra mejor de salud, aunque está delgada, con la presión baja y con insomnio. Se rehusa a comer y tiene intervalos de desorientación e incoherencia. Sólo le suministran un somnífero porque el tratamiento psiquiátrico quedó suspendido desde que tomó pastillas para tratar de matarse, el 11 de abril pasado. Un kinesiólogo la visita una vez por semana.

Ayer varios empleados del centro de salud fueron notificados sobre la imputación que les formuló el fiscal Oscar Cid. Uno de los profesionales le confirmó a "Río Negro" que quedaron involucrados en la causa desde los médicos psiquiatras, pasando por la directora del hospital, hasta el personal de limpieza. Hay malestar en el nosocomio por esta situación y eso ha reducido el trato del personal con la paciente al mínimo e indispensable.

Justamente por esta razón los hijos de Freydoz pidieron el traslado a una clínica psiquiátrica. Lo hicieron a través de un escrito que presentaron hace una semana en la Cámara Primera de Roca.

Los médicos se excusan de atender a la paciente porque están siendo investigados por un presunto caso de mala praxis. En ese contexto, son muy pocos los profesionales que ingresan a la habitación. De todas formas, la preocupación crece porque corren el riesgo de ser acusados del delito de abandono de persona.

Freydoz fue condenada a 18 años de prisión por el asesinato de su marido, el exgobernador de Río Negro Carlos Soria. Después del crimen, estuvo casi un mes en la casa de su hermana en Allen, hasta que el juez de instrucción resolvió internarla en el hospital de Cipolletti. En abril, el mismo tribunal que la condenó resolvió trasladarla a la cárcel de Roca pero cuando le comunicaron la noticia la mujer se encerró en el baño de la habitación y tomó una gran cantidad de pastillas que habría acumulado durante el tratamiento. Fue sometida a una lavaje de estómago y estuvo un mes en terapia. Luego se quitó la sonda y debieron practicarle una traqueotomía.