El Frente Unidos contra la Renovación y sus aliados disfrazados de opositores

El Frente Unidos contra la Renovación y sus aliados disfrazados de opositores

En nombre de un pragmatismo grosero, la traición, es un debate siempre presente en la vida pública, es una conducta recurrente de políticos y de aprendices de tales, es una lacra ética personal, es una llaga purulenta en el rostro del traidor.

 La traición tiene por sustrato la pretendida extensión moral de uno mismo, que se expresa en dos improbables creencias del traidor: la superioridad personal del que traiciona -que lo exime de los deberes de la lealtad hacia el otro- y el derecho del perjuro de mentirle al otro -para conseguir sus fines personales-.

Pero esto no solo sucede con aquellos que han denunciado a la Renovación de manera directa y luego (una vez transmutado) pidieron disculpas por haberlos acusado. El caso más emblemático fue el del actual presidente de la empresa estatal Agua de las Misiones, Jorge Galeano. Quien cambió “pasmosamente” de opinión una vez que cobró un juicio millonario que mantenía contra el Estado provincial por más de 5 millones de pesos.

Hoy el deja vu; Alex Ziegler. Primero se “alejó” del oficialismo que lo acogía. Luego de coquetear varios meses con diferentes sectores opositores, se negó a un gran frente junto al FU de Adolfo Velázquez y Ramón Puerta. Incontinente, le dio la espalda al radicalismo de Hernán Damiani y Gustavo González; finalmente su “visión” para un gran frente opositor lo llevó a aliarse con el PRO de Alfredo Schiavoni y Trabajo y Progreso de Claudio Wipplinger, quienes no aportan mucho al caudal electoral (devaluado) que posee el exrenovador. Asimismo lo único que ha quedado claro entre estos dimes y diretes de estos últimos enroques políticos, que con su actuar eldoradense solo ha logrado ser funcional al oficialismo al cual perteneció 12 años.

Paralelamente el PRO de Alfredo Schiavoni, quien en elecciones anteriores jugó junto al peronismo misionero, hoy decide correr del escenario al Frente Unidos. Extraño si se tiene en cuenta que Mauricio Macri tiene presencia partidaria en la provincia, gracias a lo que fue en su momento Unión PRO, que era la coalición entre el PRO y Unión Popular. Por su parte Claudio Wipplinger, de Trabajo y Progreso, desde que llegó a la legislatura provincial cambió su discurso. De ser critico a la Renovación, hoy critica a opositores. Específicamente a Ramón Puerta. De por sí ya es extraño que opositores, critiquen a opositores. Por lo menos, sospechoso. O como se dice en la jerga: “un opositor gris, funcional a la renovación”.

Otro caso emblemático es el de Héctor “Cacho” Bárbaro, del Partido Agrario y Social (PAyS). Por lo menos él, siempre mantuvo “coherencia”. Fue crítico al gobernador Maurice Closs y nunca cuestionó a Carlos Rovira. Criticaba a Cristina Kirchner, pero ahora llevará en su boleta de diputado nacional al candidato a presidente del Frente para la Victoria, Daniel Scioli. Ironías de la propia política.

¿Y el radicalismo? hasta el momento lleva consigo un relato opositor acompañado por sus acciones. No faltan los “infiltrados”, que intentan deshacer la unión de estos dos sectores históricos de la política misionera (Frente Unidos y UCR). La posibilidad de concretar un gran frente opositor con chances verdaderas de ganarle a la renovación en las elecciones generales del 25 de octubre está abierta. Desde el FU ya se dijo que se “está dispuesto a dejar de lado el personalismo y ceder espacios para concretar una gran coalición entre la UCR y el peronismo misionero”. En tanto el radicalismo hace esperar su respuesta. El interrogante es ¿serán funcionales al Gobierno renovador o concretarán el acuerdo? ¿Qué radicales realmente son opositores?

Si la política opositora misionera intentará recuperar algo de la dignidad tan mermada, con este acuerdo (FU-UCR), el radicalismo rescataría la confianza de la sociedad en sus dirigentes opositores. En caso que la UCR no quiera realizar el acuerdo, solo demostrará que el coqueteo con el peronismo opositor, solo ha sido una mampara para entorpecer un acuerdo antagonista a la renovación y con la disgregación de la oposición, solo habrían favorecido al  oficialismo. De ellos depende.

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