Franco Moccia, ministro de Transporte porteño, se gastó la caja chica en café, desayunos y almuerzos

Se trata de un fenómeno que se viralizó en todo el gobierno de Rodríguez Larreta, en el que los funcionarios vacían irremediablemente el dinero disponible de las oficinas mes a mes.

Los llamados robos hormiga del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires parecieran multiplicarse y reproducirse inconteniblemente día a día. Secretarías, ministerios, comunas, nada escapa a la costumbre de utilizar el dinero de las cajas chicas para fines que poco y nada tienen que ver con el trabajo para el que la sociedad les paga el sueldo.

En numerosas ocasiones, REALPOLITIK sacó a la luz los desvíos de fondos que se llevan adelante en las diferentes reparticiones porteñas, en las que el dinero que debiera ser utilizado en caso de emergencias para evitar la interrupción del curso del trabajo se escurre en realidad en almuerzos y cenas en restaurantes caros, pizzas, remises, yerba y café, cuando no son incluso algunos gastos más superfluos todavía.

El abuso es constante. En la Comuna 1, por ejemplo, se gastaron 57 mil pesos de caja chica en menos de 10 días. En la dirección general de Programas de Cooperación Interjurisdiccional y Representaciones, se dio la insólita casualidad que sus empleados gastaron exactamente (sí, con exactitud de centavos) los 50 mil pesos que tenían disponibles.

En este mismo esquema, el ministro de Transporte porteño, Franco Moccia, entregó el resumen de comprobantes por imputación de su adelanto de caja chica. En él, se leen preocupantes gastos como 1.550 pesos en un desayuno, 3.800 pesos en café, almuerzos de 800 pesos en el coqueto Croque Madame y miles de pesos en almuerzos, desayunos y reuniones de staff en restaurantes y bares de Capital Federal.

Con un total superando los 50 mil pesos en gastos superfluos, resulta intrigante que ningún funcionario de primera línea a nivel nacional haya decidido hacer algo al respecto. El robo hormiga se ha transformado en una costumbre que, mes a mes y oficina por oficina, erosiona brutalmente las arcas del Estado. 

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