El Fortín Pergamino entró en la historia de la 128ª Exposición Rural de Palermo

El Fortín Pergamino entró en la historia de la 128ª Exposición Rural de Palermo

Obtuvo el segundo premio en el Concurso Nacional de Aperos de Uso Tradicional y Caballos de Trabajo. Nicolás Jelicich, presidente del centro tradicionalista, narró los detalles de la participación. “Entrar a la pista fue una gran emoción”, dijo Matías Fontana, integrante de la entidad.

Con un inigualable día de sol el domingo pasado la 128ª Exposición Rural de Palermo fue recorrida por más de 123 mil personas entre visitantes, expositores y grupos familiares, entre otros. Esta fue una de las concurrencias, para el primer domingo de la feria, más importantes de los últimos años.

“Mascherano” fue una de las principales atracciones de la jornada. Se trató del primer ternero que nació durante la exposición, un Angus de 30 kilos.

Además, en la pista central, se llevó a cabo el Concurso Nacional de Aperos de Uso Tradicional y Caballos de Trabajo, representativos de Centros Tradicionalistas. Desde muy temprano el público colmó las tribunas para admirar este atractivo desfile de jinetes ataviados con vestimentas tradicionales y sus caballos criollos engalanados con estribos, espuelas y bozales. Este conjunto de instrumentos que conforman la montura del caballo es lo que se conoce como apero.

De este concurso formó parte el centro tradicionalista y de fomento equino Fortín Pergamino, donde la delegación de 12 jinetes obtuvo el “Segundo Premio y Reservado Gran Campeón”, un mérito que enorgullece a quienes defienden los usos y costumbres criollas.

Nicolás Jelicich, presidente del Fortín Pergamino, explicó que la idea de presentarse en Palermo nació de los jóvenes que forman parte de la entidad: “Todos los que estamos alrededor del Fortín y de los caballos este tipo de actividades nos atrae, es un momento del año en el que hacemos una pausa para ir a Palermo a mirar, siempre nos quedaba ‘la espina’ de participar. Este año fuimos motivados y empujados por algunos de los más jóvenes del Fortín, entonces nos decidimos a dar el salto, a intentar hacerlo. Partiendo de la base que sólo buscábamos participar, no aspirábamos a un premio o a un reconocimiento, sólo a llevar el banderín del Fortín a la pista de Palermo”. Para los tradicionalistas, para los amantes de los caballos y de los recados la arena palermitana tiene una significancia muy importante.

Preparar los aperos, los caballos, ensayar, viajar juntos hasta la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y alistar todo lo necesario para que nada falte “es un programa de entretenimiento en sí mismo para el grupo”, subraya Jelicich, haciendo hincapié en que la participación en el certamen era “el” objetivo, reconociendo que la obtención del premio “fue inesperado e impensado”.

 

La logística

En sus 72 años de vida, la entidad tradicionalista pergaminense nunca se había presentado en este certamen, al menos así no lo recuerda ninguno de los integrantes de la comisión directiva ni sus socios, aunque sí más de una vez han participado en este  tipo de concursos miembros del Fortín Pergamino en forma individual.

Fue así que este año los pergaminenses decidieron participar, impulsados por la sangre joven “fortinera”. Antes de llegar a Palermo hubo que ganar una de las tres clasificaciones: los centros tradicionalistas que obtienen el primero y segundo premio acceden directamente a Palermo: “Participamos de la clasificación en Areco y terminamos segundos. Así que el domingo pasado formamos parte de la final y competimos con otras tres agrupaciones, aunque deberían haber sido seis pero dos no pudieron participar. Teniendo en cuenta que una agrupación presenta un máximo de 12 integrantes, es todo un operativo mover 12 personas, 12 recados, 12 caballos y estar todos listos y preparados para ese día en Palermo, no es una empresa menor, cuestión que hace que muchos queden en el camino, accedan a la clasificación pero no puedan ir a Palermo”.

 

Prolijos y sin errores

Luis Engemann, Félix Meineri, Santiago Marsili, Matías Pedersoli, Nicolás Jelicich, Gustavo Capriotti, Maximiliano Tosi, Facundo Goycoechea, Matías Fontana, Roberto Townsend, Bruno Marchesotti y Ramón Rodríguez fueron los jinetes de entre 22 y 68 años que pisaron la arena de Palermo representando al Fortín Pergamino con el principal objetivo de participar del concurso, sin saber que en la tarde noche del domingo pasado serían premiados.

-¿Por qué fueron galardonados? 

-Nicolás Jelicich esboza una sospecha ya que el jurado no se los dijo o no les hizo una “devolución”: “Suponemos que, a pesar de la modestia de los recados que presentamos, aunque en algunos casos había recados importantes, cada una de las 12 personas-jinetes que el Fortín Pergamino presentó estaban perfectamente ensillados; si bien no presentaban lujos y cosas extraordinarias en su calidad individual, sí cada uno estaba prolijo y sin ningún error, que era lo que buscábamos”, explicitó el presidente del Fortín Pergamino.

-¿A qué se refiere cuando dice que no debía existir ningún error?

-Para cada recado que pertenece a una época corresponden determinadas piezas que lo integran y cada una debe tener consistencia con la época; también debe tener consistencia el caballo que se ensilla, también debe tener consistencia el arreglo que lleva ese caballo para esa época de ese recado; y también la debe tener la vestimenta del hombre-jinete. Entonces es un conjunto de cosas que deben corresponderse, lo que le da coherencia a cada una de las doce personas.

Si bien llevamos caballos de campo, no de box, todos eran racialmente correctos, caballos criollos, armoniosos y uniformes entre sí; ese debe haber sido otro punto que nos puede haber ayudado.

 

“Fue una gran emoción”

Matías Fontana, uno de los 12 jinetes y de los jóvenes que promovió la participación a Palermo, manifestó su alegría por la obtención del premio: “Nicolás Jelicich, como presidente del Fortín Pergamino, nos dio el apoyo incondicional desde el primer momento en el que le llevamos la propuesta, todos hicimos un gran esfuerzo y trabajamos a la par, cuidando caballos, consiguiendo pilchas, ayudándonos el uno al otro. Entrar a la pista de Palermo fue una gran emoción por todo el esfuerzo que nos costó, pero cuando escuchamos que nos premiaban a más de uno se nos cayó una lágrima, fue un triunfo al todo trabajo que realizamos. Agradecemos mucho el apoyo de la gente que nos acompañó, porque estar en Palermo es muy difícil y gracias a esas personas sentimos que estábamos acompañados”.

 

 

De recados, caballos y pilchas gauchas

 

Los recados que presentó el Fortín Pergamino abarcaban épocas desde 1850, como por ejemplo los primeros lomillos porteños vestidos con juegos de soga; contemporáneos a ese período tres juegos de lomillos chapeados, pertenecientes gauchos distintos: “El lomillo de soga responde a un peón, a un hombre de trabajo; en cambio el chapeado podía responder a un patrón, capataz o empleado de estancia”, especificó el presidente del Fortín Pergamino, quien agregó: “También presentamos bastos chapeados, ya con sólo pensar que se evoluciona de un lomillo a un basto chapeado ya estamos suponiendo un desplazamiento en el tiempo, pisando el 1900. Además se presentó un juego picaso que corresponde a la misma época del basto chapeado, donde se conjuga el trabajo de soga con pequeños trabajos de platería, ensillado con un lomillo chapeado antiguo. Y finalmente presentamos dos juegos de pasadores: estos pertenecen al 1900, es lo más moderno que existe dentro de los recados tradicionales, es más, había pasadores cortos que son de la década del ’40”.

Por otro lado los caballos eran tusados y se les cortaba la cola de distinta manera según la época, por moda o por uso: “También cada paisano se vestía de una forma distinta, los lomillos porteños necesariamente deben ir ensillados con calzoncillo cribado y chiripá; en cambio los juegos de pasadores van con bombacha y bota fuerte; a diferencia de los lomillos chapeados, que al pertenecer a una persona de mayor poder adquisitivo, van con bota fuerte, de cuero, como hoy se conoce”, concluyó Nicolás Jelicich. 

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