Fortalecido, Schiaretti se ilusiona con dar el batacazo en Córdoba capital

El gobernador descansa sobre las encuestas que lo muestran con ventaja a nivel provincial, mientras espera las definiciones de Cambiemos en la ciudad. El papel del kirchnerismo.

Consiguió apoyo para suspender el Código Electoral, fijó la fecha de las elecciones provinciales y ahora camina tranquilo hacia el 12 de mayo, mientras las encuestas le auguran a Unión por Córdoba (UPC) una cómoda victoria y Cambiemos se sumerge en una durísima pelea interna que ni la Casa Rosada puede calmar. Lejos de la polarización nacional entre el oficialismo y el kirchnerismo, del que mantiene una distancia prudente, el gobernador Juan Schiaretti se ilusiona con dar un batacazo y arrebatarle al radicalismo la intendencia de la capital provincial.

Las encuestas allanan el camino. La más optimista, realizada a fines de octubre por Management & Fit –de Guillermo Seita, consultor del gobierno provincial -, le dan a Schiaretti un 45,5 por ciento de intención de voto, con una diferencia de 21 puntos sobre el radical Mario Negri, según publicó La Voz del Interior.

La que muestra el panorama más pesimista para el peronismo, realizada por Poliarquía, fue publicada a fines de noviembre y ubica al gobernador con el 33 por ciento de intención de voto, siete puntos arriba de Negri, que cosecha el 26. Tercero aparece el diputado kirchnerista Pablo Carro, con el 5,5 por ciento, y último, el legislador Aurelio García Elorrio, con un 4 por ciento. Carro obtuvo el 9,7 por ciento de los votos en 2017, cuando fue electo por la lista de Unidad Ciudadana, impulsada por Cristina Fernández de Kirchner. García Elorrio pertenece al denominado partido celeste, que surgió de sectores religiosos que se opusieron este año a la legalización del aborto.

“El gobernador está muy bien en intención de voto y en su imagen personal, pero nosotros sabemos que el peronismo estuvo 40 años sin ganar en Córdoba. Estamos tranquilos, pero el electorado cordobés es muy exigente y sofisticado”, relativiza el senador nacional Carlos Caserio, presidente del PJ local.

El peronismo cordobés no solo se entusiasma con los números provinciales, apalancados en gran medida a fuerza de obra pública. Las encuestas muestran, también, una buena imagen del gobernador en la capital provincial, gobernada desde hace siete años por Ramón Mestre. El radical tiene ahora en sus manos la decisión sobre la fecha de los comicios locales. “Si las elecciones provinciales son el mismo día que las municipales, pensamos que Unión por Córdoba puede ganar la capital”, se entusiasman en el peronismo.

Cambiemos está frente a una encrucijada. Si bien en Córdoba se utiliza el sistema de boleta única de papel, que no tiene el efecto arrastre que produce la boleta tradicional, la unificación o el desdoblamiento de las elecciones definirá el alcance del mensaje de campaña. Si el intendente Mestre fuera el candidato a gobernador del espacio, podría evaluar como conveniente la unificación de los comicios, ya que la capital provincial concentra cerca del 40 por ciento del padrón de Córdoba. Sin embargo, la buena imagen del gobernador le podría jugar una mala pasada. “Se arriesgan a perder la provincia y la ciudad”, arriesga un dirigente cercano a Schiaretti.

En la carrera por la capital provincial se anotan para la pelea el diputado nacional y vicegobernador en uso de licencia, Martín Llaryora, junto a la concejala Natalia de la Sota, hija del fallecido líder del peronismo cordobés José Manuel de la Sota. La concejala tiene una relación muy cercana con Schiaretti y hasta se había especulado con que podría ser su compañera de fórmula. En el peronismo cordobés aseguran que la decisión sobre el candidato a vice quedará, como siempre, en cabeza del gobernador, que baraja varios nombres.  

En lo que estuvo a su alcance, el gobernador eligió despegar lo máximo posible la definición provincial de la nacional, donde se muestra en el espacio de los gobernadores que también comprende a Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto, bien lejos de Cristina. A pedido de Schiaretti, la mayoría parlamentaria de Unión por Córdoba aprobó esta semana una suspensión excepcional del Código Electoral y fijó el día de la elección a gobernador para el 12 de mayo. Los kirchneristas del bloque Córdoba Podemos, Martín Fresneda y Franco Saillén,también apoyaron la moción.

Pese a ese voto en favor del proyecto oficialista, tanto en el kirchnerismo como en Unión por Córdoba aseguran que no existe un diálogo entre las dos fuerzas que permita avanzar en la unificación del espacio. Las conversaciones en ese sentido quedaron interrumpidas con la muerte del ex gobernador De la Sota. "El Gallego” había iniciado un acercamiento a Cristina y se había reunido con Máximo Kirchner a partir del puente que hicieron Natalia De la Sota y la diputada camporista Gabriela Estévez, quienes mantienen una relación muy cercana.

 “Con todos los dirigentes del kirchnerismo tenemos una buena relación a nivel personal, pero de ahí a hacer un acuerdo hay un largo trecho”, explica Caserio. En el peronismo que lidera Schiaretti saben que un acercamiento con el sector kirchnerista le restaría a Unión por Córdoba el apoyo del electorado independiente. En 2015, Córdoba mostró en el ballotage su antikichnerismo furioso, cuando un 71 por ciento del electorado optó por Mauricio Macri en el ballotage. 

En Unidad Ciudadana aún no está definido si presentarán lista propia. De hacerlo, Fresneda, Carro y Estévez corren con ventaja para posicionarse como candidatos. A diferencia de lo que sucede en otras provincias, donde la ex presidenta cotiza en las encuestas, la presencia de la boleta kirchnerista –o del sello Unidad Ciudadana– no alteraría las chances de Schiaretti, uno de los gobernadores de mejor sintonía con Macri, a quien conoce desde hace 40 años. 

En las elecciones 2015, cuando la fórmula Schiaretti – Llaryora se consagró con casi el 40 por ciento de los votos, el Frente para la Victoria cosechó el 17 por ciento, con Eduardo Accastello como candidato a gobernador. Accastello, que era por entonces intendente de Villa María, la tercera ciudad más grande de la provincia, volvió a las filas del PJ provincial en septiembre de este año, de la mano de Caserio y Schiaretti.

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