La fórmula kirchnerista dio inicio formal a la campaña con una cena en la que recaudó $35 millones

Scioli y Zannini intercambiaron elogios y reafirmaron sus promesas de continuidad. El evento reunió a más de tres mil personas, y mezcló a empresarios y políticos de raza con los famosos de la "ola naranja"

"Somos distintos, pero nos complementamos". El concepto que repiten como mantra hace semanasDaniel Scioli y Carlos Zannini contra las críticas de quienes buscan explotar sus diferencias tuvo su costado material en la cena que ofrecieron en la noche de este jueves en Costa Salguero. Los símbolos de la liturgia kirchnerista se conjugaron con el folklore sciolista. Tanto que las manos con dedos en V que adornaron cada esquina del predio mezclaron el tradicional azul y celeste con el matiz naranja que identifica al gobernador. Ellos se encargaron de cruzar elogios y proclamarse el orgullo mutuo de compartir la boleta.

Fueron 3.500 personas las que abonaron 10 mil pesos por cubierto por estar, según informaron los organizadores. Hubo políticos, empresarios, gremialistas, intelectuales, figuras de la cultura y del deporte. Y amigos. Todos reunidos en una cena que se denominó como la del "círculo celeste y blanco", epíteto con el que se insistió en polarizar la disputa electoral con el PRO de Mauricio Macri, cultor del término "círculo rojo".

En su carácter de jefe de campaña del gobernador bonaerense, Jorge Telerman, aclaró a la prensa en la previa cuál era el objetivo de Scioli: "Quiere agradecer a todos por el acompañamiento", dijo ante los micrófonos, impecable, con un anillo plateado que adornaba su dedo en juego con su corbata. En rigor, había más: el lanzamiento formal de la campaña para las PASO y el deseo de recaudar dinero para afrontarla.

"Quiero ser el presidente del desarrollo, de la inversión, la producción, el trabajo argentino y la industria nacional", lanzó el ex motonauta sobre las 22 desde el escenario. En un discurso que promedió la media hora, cumplió con los agradecimientos que adelantó Telerman, citó tres veces al papa Francisco y destacó los logros de la gestión kirchnerista.

Con tono enérgico, ponderó en repetidas ocasiones a Zannini, y a Néstor y Cristina Kirchner. Aseguró que la Presidente deja "un país pujante". Y añadió: "Se viene la etapa del desarrollo nacional, es lo que necesitamos después de una etapa en la que logramos el desendeudamiento y la inclusión".

Luego siguieron promesas, compromisos y convocatorias. "Somos el espacio más coherente, previsible y homogéneo", indicó. Apuntó, además, que en estos tiempos es posible "ser independiente pero no indiferente". Para el cierre apeló al recurso de la anáfora con la palabra victoria. "Victoria es que el círculo sea el celeste y blanco", lanzó. A los aplausos lo continuó la canción que Ricardo Montaner compuso para promocionar sus aspiraciones electorales.

Scioli había llegado al pabellón minutos después de las 20:30. Lo hizo acompañado de su mujer, Karina Rabolini, con quien posó sonriente en el pasillo dispuesto para cámaras de TV y fotógrafos. Por esa pasarela ya había pasado el grueso de su gabinete, parte de los del nacional, intendentes, legisladores y personalidades de otros ámbitos que suelen rodear al mandatario provincial: Carlos Bilardo, José Meolans, Marcos Di Palma, Jorge "Acero" Cali, Nacha Guevara, Andrea Del Boca y Victoria Oneto, por mencionar a algunos de los referentes del deporte y el arte que asistieron. Otros, en cambio, se esforzaron en esquivar los flashes. ¿Costumbre o pudor? También eludieron la respuesta.

SCIOLI: "VICTORIA ES QUE EL CÍRCULO SEA EL CELESTE Y BLANCO"

Guevara protagonizó uno de los números musicales que animó la noche cuando volvió a ponerle voz a "Evita". Antes lo hizo el dúo Pimpinela, íntimo del gobernador, junto al coro Kennedy. Como presentador ofició Oscar "El Negro" Oro.

Scioli compartió mesa con su esposa, Zannini, el secretario General de la PresidenciaOscar "Wado" De Pedro, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el legislador porteño Jorge Taiana. Los dos últimos -hoy aspirantes a gobernador y diputado del Mercosur respectivamente- supieron formar parte del pelotón de avanzada que se anotó en la carrera presidencial y luego se sumergió en el "baño de humildad" que ordenó la Presidente. En ese grupo estuvo también el ministro de Defensa, Agustín Rossi, que dio el presente; quienes tuvieron iguales pretensiones y no participaron fueron Sergio Urribarri y Florencio Randazzo.

El precandidato a vicepresidente habló a las 20:20. Habitualmente reacio a la exposición pública, sorprendió al enfatizar la "buena onda" que -dijo- reinaba en el lugar. "No podemos hacer política triste, tiene que ser alegre", arengó.

En su alocución, Zannini hizo un repaso de sus tareas junto a los Kirchner, admitió que "no está todo hecho" y prometió trabajar "para lo que falta". Reservó una parte para criticar a los medios de comunicación y al "círculo rojo" y llamó a los concurrentes a actuar, sino como militantes, como "predicadores" del proyecto.

Abajo del estrado, en la marea de mesas dispuestas en el salón, los comensales combinaron loas y aplausos con una entrada que consistía en una burrata de jamón crudo, que más tarde se completó con una bondiola braseada. Todo regado con vino de categoría.

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