Formosa del Bicentenario y cuestión nacional

Formosa del Bicentenario y cuestión nacional

Federico Bernal: La semana pasada, la ciudad de Formosa fue la sede del tercer encuentro del ciclo “Foros Federales en Energía, Desarrollo Soberano y Políticas Públicas”, ciclo organizado por el Observatorio OETEC, lanzado formalmente en Buenos Aires el 15 de mayo y continuado en Santiago del Estero el 19 de junio. Una vez más, fuimos testigos de otra intensa y exitosa jornada de debate, de fomento del conocimiento y elaboración de políticas públicas desde una perspectiva de país moderno, industrializado y socialmente justo.

Más de 20 panelistas a lo largo del día entre autoridades de empresas públicas y privadas, académicos, técnicos, científicos y funcionarios (provinciales y nacionales). El cierre del evento contó con la presencia de más de 700 personas, afirmando y ratificando el masivo respaldo del pueblo formoseño a la defensa y consolidación del proyecto histórico del pueblo argentino reiniciado en 2003. A continuación, una reflexión a propósito de la Formosa del Bicentenario, la cuestión nacional y la encrucijada del 2015.

CUANDO FORMOSA SE REINTEGRÓ A LA ARGENTINA. El 28 de mayo de 2003, tres días después de asumido, el presidente Néstor Kirchner visitaba la provincia de Formosa para firmar, junto con el gobernador Gildo Insfrán, el “Acta de Reparación Histórica”. Décadas de neoliberalismo habían sumergido en estado calamitoso a la provincia, literalmente expulsada del país –como sucedió con tantas otras–; su pueblo entero postergado. “El mal que aqueja a la Argentina es la extensión”, escribió Sarmiento y consumó junto a Mitre y el fusil Remington. Con auxilio de la civilizada Inglaterra, redujeron el país a la Pampa Húmeda.

Sus discípulos del siglo XX fueron más allá aún, reduciéndolo todo a los límites de la General Paz y unos cuantos campos dispersos por la geografía bonaerense. Por eso, más que “reparación histórica”, Kirchner e Insfrán firmaron en realidad la reincorporación de la provincia de Formosa a la República Argentina. Es justo señalar, no obstante, que el actual gobernador intentó paliar los desastres del neoliberalismo cívico-militar tan tempranamente como desde su primer mandato, en 1996, en el marco del notable “Modelo Formoseño para el Desarrollo Provincial”. Poco pudo hacer sin embargo. Así, por supuesto, hasta mayo de 2003.

CUANDO CONFLUYE EL PERONISMO HISTÓRICO. La situación socioeconómica de Formosa en 1991 arrojaba las siguientes cifras: el 34,3% de los hogares y el 39,1% de su población sufrían Necesidades Básicas Insatisfechas. Una década más tarde, los indicadores habían variado poco: un 28% y un 33,6%, respectivamente. Entre 1998 y 2003, los ingresos de los hogares habían caído, en términos nominales, más de un 30 por ciento. El ingreso del 10% más rico era 22 veces el percibido por el 10% más pobre, brecha que no paró de acentuarse hasta 2002, cuando la diferencia alcanzó las 33 veces.

Ese mismo año, se registró asimismo el pico en la tasa de desempleo provincial. Pero con la firma del acta de reparación histórica, comenzó la recuperación formoseña. Los programas de asistencia social, planes de empleo e incentivo a la producción fueron nutridos de recursos, revirtiendo los pavorosos niveles de pobreza e indigencia extremas. La convergencia entre el peronismo histórico en la Rosada y el peronismo histórico en la Casa de Gobierno sobre la calle Belgrano al 800, en la ciudad capital de Formosa, se tradujo en una mejora sustancial en todos los estratos de la población, con énfasis en los hogares más empobrecidos.

CUANDO EL PLAN QUINQUENAL PASA DE PERÓN A NÉSTOR Y CRISTINA. El 15 junio de 1955, el General Perón transformó a Formosa de Territorio Nacional en Provincia. No es casualidad por tanto que durante sus dos gobiernos esta provincia haya roto, al menos transitoriamente, una postergación histórica. El Plan Quinquenal del peronismo no se limitó al Estado de la República de Buenos Aires, sino que al rescatar del subdesarrollo al país profundo vino a minar sus pilares de subsistencia. Pero la contrarrevolución Fusiladora volvió a instaurar el “granero del mundo” en la Casa Rosada. La viabilidad de la flamante provincia, la dignidad y felicidad de su pueblo volverían a ser no sólo humilladas sino empeoradas. Obedecía a ello más que su particular ubicación geográfica la mentalidad semicolonial del mitrismo castrense.

En efecto, para las FF AA mitristas Formosa era ante todo un territorio tapón de cara a una eventual invasión paraguaya –nefasta hipótesis de conflicto herencia de la Guerra de la Triple Infamia–. El supuesto enemigo paraguayo (o boliviano que quisiera cortar camino a Buenos Aires vía Formosa) debía carecer de toda facilidad a la hora de transitar la provincia y cruzar sus tres grandes ríos. El resultado: nada de puentes, caminos sólo de tierra y barro, electricidad a su mínima expresión. De hecho, es al día de hoy que, por ejemplo, las líneas ferroviarias obligan a los formoseños de la ciudad capital a pasar por Salta para ir a Resistencia y de allí a Buenos Aires. Pero a partir de 2003, una concepción federal revolucionaria (artiguista) comenzó a fluir como nunca desde Juan Domingo Perón. En 1995 existían 750 km de rutas pavimentadas; en 2014 más de 1700 km entre finalizadas y en ejecución, extendiéndose además a lo largo y ancho del territorio y complementados por abundantes complejos hidroviales.

CUANDO LA ENERGÍA DEVIENE EN PUNTAL DEL DESARROLLO. Uno de los indicadores que mejor reflejan la revolución formoseña –como los mayúsculos avances de la década ganada a escala nacional– es el energético. En 2002, la provincia consumía 111MW. En 2013, gracias al Plan Energético Nacional lanzado en mayo de 2004 y eficientemente ejecutado por el Ministerio de Planificación Federal, Formosa pasó a consumir 271MW. Fue de hecho hace un par de años, gracias a la interconexión NEA-NOA, que la provincia recibió por primera vez en su historia una línea de 500kV.

Dicha obra posibilitó, en primer lugar, interconectarla al resto del país; en segundo lugar, cortar con la dependencia energética del Paraguay (40% de la demanda local era suministrada por el país hermano); en tercero, volver eficiente su sistema eléctrico –padecía cortes frecuentes, bajas en la tensión, suministro insuficiente para cualquier emprendimiento productivo–; en cuarto lugar, incrementar la potencia disponible a 1000MW; y en quinto aunque primordial lugar, mejorar notablemente la calidad de vida de la población. Más de 850 kilómetros de líneas eléctricas terminadas (550km de líneas de 132Kv nuevas). Más de 60MW de generación propios a través de Enarsa. A propósito, conviene recordar que Formosa es, junto a Chacho, Misiones, Corrientes y el norte de Santa Fe, las únicas provincias sin gas por redes, legado de una planificación depredatoria que en los noventa privilegió la construcción de diez gasoductos de exportación contra ninguno para la provisión doméstica. Así, claro, hasta la decisión de Kirchner de colocar el gas argentino para los argentinos.

El gasoducto Juana Azurduy (transporta gas desde Bolivia) ya arribó a Salta y, con la licitación para el tendido Salta-Formosa (Gasoducto del NEA), romperá en breve el aislamiento gasífero de los formoseños y formoseñas al permitirles el acceso por redes a dicho combustible. ¿Recuerda el lector el argumento neoliberal que justificaba cero obras energéticas alegando la falta de consumo? ¡Sinvergüenzas! ¡Cómo podía haber consumo sin servicios de electricidad ni gas natural!

DEL PAIPAA AL 4G y AL RECTOR CAREM. Mientras Néstor Kirchner comenzaba a poner de pie a Santa Cruz en 1991, Insfrán hacía lo propio con Formosa, casi un lustro más tarde. Entre los programas más extraordinarios lanzados por el actual gobernador hay uno que destaca por sobre el resto. Se trata del “Programa de Asistencia Integral para el Pequeño Productor Agropecuario” (PAIPPA), vigente al día de hoy y que será abordado próximamente y en detalle por este cronista. Por ahora diremos al respecto que el PAIPPA fue mucho más que un plan de salvataje al pequeño productor y a las familias campesinas (en tiempos de neoliberalismo), y es mucho más que un plan de estímulo productivo y económico (en tiempos de una Argentina nacional y popular).

Es, en esencia, un programa revolucionario de economía social y reforma agraria. Desde el PAIPPA y su Instituto homónimo se combate el latifundismo (¿casualidad que los principales terratenientes en Formosa sean en su inmensa mayoría de origen radical?) al entregar tierras y sus títulos a los campesinos; se promueve un poblamiento equilibrado, al entregar viviendas dignas en las chacras adjudicadas; se coloca al Estado como fijador de precios de referencia y comprador-industrializador de la producción (por ejemplo, 500 costureras hacen por año 140 mil guardapolvos para la provincia con algodón formoseño cultivado y cosechado por paipperos), evitando la especulación y garantizando ingresos justos a los productores. Asimismo y desde el Estado también, se ayuda a la comercialización de la producción con mercados distribuidos en las principales ciudades de la provincia.

La evolución y el éxito del PAIPPA, pesadilla del mitrismo bicentenario, llegó a tal punto que se está evaluando su autogestión por parte de los mismos productores. Y del PAIPPA, esto es, de una agricultura y una ganadería efectivamente inclusiva y para el desarrollo popular, la provincia y gobierno nacional avanzan ahora en la construcción de 2000 km de cables de fibra óptica soterrados, para que todos los ciudadanos de la provincia accedan a la TDA, Internet, telefonía, etcétera. De hecho Formosa será la primer provincia en acceder a la tecnología 4G. Finalmente, un dato no menor: la instalación en Formosa de una planta de Conversión de Uranio (Dioxitek) y del reactor CAREM, emblemas del emblemático Plan Nuclear Argentino.

CUANDO EL RÍO BERMEJO DEJÓ DE SER FRONTERA NACIONAL. Si Formosa fue elevada al rango de provincia por el presidente Juan Domingo Perón, Néstor Kirchner la reincorporó como provincia a la Nación que renacía en 2003. Era la continuidad del proyecto nacional a lo largo de la historia, poniendo punto final al trágico destino de Formosa patio trasero de las provincias más poderosas del norte argentino, a su vez terreno baldío de la Pampa Húmeda y Buenos Aires. Si algo destaca al modelo de reindustrialización y desarrollo vigente es su prerrogativa geopolítica, antagónica ciertamente a la geopolítica del modelo semicolonial, esto es, el subsistema Buenos Aires/Pampa Húmeda como metrópoli y sus 22 provincias en calidad de patio trasero, imprescindible a su vez para el sistema de vinculación entre el Río de la Plata y el mundo en calidad de colonia de las metrópolis del Primer Mundo, Wall Street, el Banco Central Europeo y el FMI.

Cuando el buitrismo administraba el país, la frontera argentina limítrofe con el Paraguay era el río Bermejo. Del 2003 a esta parte, medio millón de formoseños han corrido la frontera argentina a la frontera propiamente dicha, conscientes que sin extenderlas a la Patria Grande no habrá porvenir ni destino. En esa geopolítica nacional, popular y democrática, Formosa destaca como corazón del Mercosur. Tiene energía eléctrica, tiene infraestructura, tiene servicios de vanguardia tecnológica.

FORMOSA DEL BICENTENARIO. Nos decían (y siguen diciendo) los buitres locales, gerentes del atraso y la dependencia: “No puede haber inversiones, ni obras, siquiera provincias si antes no hay desarrollo.” Pero, ¿cómo podía haber habido desarrollo sin inversiones, sin Estado, ni obras de ninguna naturaleza, ni energía eléctrica? ¿Qué interés podía tener el “granero del mundo” en desarrollar Formosa? Son las inversiones y las públicas en primer término, la base de cualquier desarrollo autosuficiente y sostenible en el tiempo. De 2003 a la fecha, el mercado interno formoseño se ha expandido sin pausa.

El suministro eléctrico disponible se incrementó un 900% en relación a 1995, convirtiendo en competitivo cualquier emprendimiento público y privado a futuro. La compra de cemento aumentó un 242% desde 2002, la venta de combustibles 303% y el patentamiento de autos un 1423 por ciento. ¿Casualidad que el empleo privado haya crecido un 8,7% anual desde 2003? Formosa dejó de ser una provincia inviable. Consume, produce, crece y se desarrolla. Esta Formosa es antagónica a una republiqueta pastoril tanto como crucial a la consolidación y defensa de una República autosuficiente, soberana, industrializada y socialmente justa. Todo listo para poner en valor lo hecho e ir por más. 

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