Al Fondo, hablando en polaco

Al Fondo, hablando en polaco

Disquisiciones sobre el uso del idioma polaco. La fuga hacia el Fondo, caras largas en el Gobierno. Falta de voluntad para pulsear allá, para disciplinar a grandes jugadores acá. Qué hiciste tú en la corrida bancaria, papá. Participantes. Daños en la economía real, producidos e inminentes.

Por Mario Wainfeld

En esta semana inolvidable se evocaron los anuncios del ex presidente Fernando de la Rúa: salvatajes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y felicidad. “¡Qué lindo es dar buenas noticias!”se regodeaba, un año antes del estallido. 

La comparación con el microprograma grabado por el presidente Mauricio Macri apresurándose a contar el inicio de las tratativas con el FMI deja malparado al eximio equipo de propaganda oficial. 

Macri luce atribulado, un tanto pálido, su parquedad contribuye al tono depresivo del spot. Es un capitán anunciando que hay que dirigirse a los botes, no el profeta del desarrollismo, el supermercado del mundo y la inflación derrotada de antemano.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, cometió la hazaña de estar peor: titubeante, impreciso, con la mirada perdida.

En Palacio cunden el nerviosismo y la desazón, mientras se enfila hacia el pasado, en busca del prestamista de última instancia (expresión alusiva por demás).El bajón somatiza en las internas, los rumores de cambios de Gabinete que salen de la boca del caballo¨: la Casa Rosada y zonas de influencia.

En la calle, en la economía real, todo rueda cuesta abajo. Pequeños ahorristas que huyen hacia el dólar topan con la negativa de sus bancos de confianza, que carecen de billetes. No media directiva del Banco Central (BCRA), es que la demanda del chiquitaje supera a la oferta física. Anteriores presidentes del BCRA sabían que en esas contingencias hay que aprovisionar velozmente a los privados para no agravar el descontento de los ciudadanos. A Federico Sturzenegger, el aprendiz de brujo financiero, le falta calle.

Los comerciantes que suelen descontar cheques desistieron de valerse de ese recurso, esencial para su manejo. La tasa en el Banco Nación se duplicó en una semana. Los adelantos en cuenta corriente de entidades privadas orbitan en la estratósfera. Tentativa de suicidio: que un pequeño empresario trate de conseguir liquidez a ese costo. Se cortan, entonces, cadenas de pago convencionales, motores del mercado interno. Se remarcan precios a diario.

Las PyME tienen derecho a elegir si cierran puertas o bajan persianas por los aumentos exorbitantes de tarifas o por la estanflación, que es un hecho, a despecho de la narrativa macrista. Esto sucede ahora. 

Tratemos de aliviar esta columna, con una especie de parábola.

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Juan Pablo habló en polaco: El cronista se la escuchó, muchos años atrás, a Hernán Büchi, economista y dirigente político de la extrema derecha chilena. No importa si la reproducción es estricta o real el hecho que contó. Las alegorías persiguen ser didácticas, no forzosamente realistas. 

Büchi predicaba contra la candidatura presidencial de Ricardo Lagos. Lo fustigaba por izquierdista, un peligro para los mercados y esos etcéteras que usted conoce de memoria. Un periodista le replicaba que la Concertación era una fuerza moderada, que Lagos mismo no podía calificarse de zurdo, ni como un temible socialdemócrata. Domesticado, no generaba riesgos.

Büchi rememoró el atentado contra el Papa Juan Pablo II, que fue acuchillado. Según él, el Pontífice hablaba con soltura 14 idiomas, o algo así. Tres a la perfección, cotidianamente: polaco, italiano y latín. Sus primeras palabras cuando fue herido las profirió en polaco. Ignoramos si fue una queja, un reproche, un perdón al agresor o un pedido de llamado al SAME. Es lo mismo: lo que el fabulista proponía es que, ante situaciones extremas, uno habla su lengua natal, que funciona como verdadera.

Un tomista se valdría, tal vez, del concepto de “esencia” (inmutable y prioritaria) versus naturaleza). Por ahí, un psicólogo exploraría la noción de regreso al útero.

Adoptemos la parábola a nuestra coyuntura. La lengua nativa del macrismo es ser de derecha. Derecha que predomina en el mundo, expresada en diferentes dialectos. Derecha argentina, además, hija, nieta y bisnieta de otros polaco parlantes. 

Una derecha con un programa económico básicamente único, con adecuaciones a las etapas (la Convertibilidad fue más sofisticada y novedosa que el modelo M). Hostil a las conquistas sociales y laborales, xenófoba y discriminadora.

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Dos programas: El Gobierno promovió desde el primer día, dos programas incompatibles en el mediano plazo. Por un lado, maná para la clase dominante y un puñado de sectores de la economía. Baja de retenciones, entrega incondicional a los fondos buitres, devaluación brutal. El shock natal redistribuyó brutalmente los ingresos y desmiente el mito del gradualismo. El abecé de la economía política explicada en polaco.

Al vulgo le prometió sostener o mejorar el valor adquisitivo de sueldos y jubilaciones, reducir la inflación en un santiamén, crear millones de puestos de trabajo y un montón de lindezas más. En castellano, se entiende.

Para conseguir esos objetivos apeló a instrumentos bien polacos, que condimentó con un sueño húmedo criollo. Abrió la economía a los mercados, propició la bicicleta financiera. Articuló un sistema inestable por naturaleza (el puente de plata entre dólares Lebac y fuga de capitales) delirándose: perduraría durante años.

El sueño húmedo: un gobierno tan polaco como los primeros mandatarios Donald Trump o Angela Merkel, imantaría inversiones privadas de esos países, amén de alabanzas de los estadistas. Un simplismo filo trosco o populista hard, insuflaba entusiasmo. Las grandes empresas ecualizarían con la retórica protocolar de los líderes políticos. 

Los aprendices de brujo ignoraban lo obvio: con tantos incentivos la renta potencial de invertir en producción no competía con el lucro de la especulación. Para qué hundir capital en las pampas feraces, mejor el vuelo sabio de las golondrinas.

Otros que defraudaron las fantasías macristas: los cofrades “del campo”, dueños de la tierra, la sartén, el mango y el Ministerio de Agroindustria. Adam Smith ni se hubiera molestado en explicarlo. 

Si la tasa de las retenciones se reduce mensualmente y no hay sanciones ni plazos para liquidar, cualquier capitalista “hace tiempo” en chicha espera de la devaluación. Acentuaron la restricción externa, que esta gestión no inventó.

El derrumbe del castillo de naipes era un hecho futuro, de aquellos que el derecho apela “plazo incierto”. Va a pasar pero se ignora cuándo. La corrida la iniciaron otros aliados de Cambiemos. 

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La nada gloriosa JP: La banca privada extranjera optimizó el derecho humano de comprar cualquier cantidad de dólares, sin límite legal desde agosto de 2017. Versiones consistentes señalan a J.P. Morgan como pionera, a la que siguieron otras. Observadores avezados apuntan a Templeton y Blackrock, dos de los fondos de inversión más poderosos del planeta. 

La lista oficial de los adquirentes se desconoce por ahora. Empezará a develarse cuando se difunda, en cuestión de días, la nómina que realiza el BCRA, solo referida a abril. Para conocer quienes medraron en el Mayo polaco habrá que aguantar hasta junio.

Baqueanos confiables de la City, consultados por este cronista, intuyen-saben que a la banca foránea se sumó la nativa, con armas y petates. Luego las corporaciones argentinas de otras ramas de actividad. Los perejiles se plegaron, en reflejo condicionado adquirido desde hace décadas, Hasta marzo adquirían onda 1200 millones de dólares mensuales. En abril-mayo, habrán roto el chanchito.

Las proporciones relativasse podrán medir en junio.

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Otros reflejos: Los reflejos del BCRA asombrarían a cualquier no iniciado o no polaco-parlante. Desahuciado por los mercados que le torcieron el brazo y le hicieron malgastar miles de millones de dólares hasta anteayer inclusive, optó por abrirles nuevos mecanismos de lucro alocado.

Las Lebac que se renuevan el martes prevén intereses anuales de más del 40 por ciento, que se pagará con dinero de los argentinos. Insustentable a carta cabal, arguyen especialistas de surtido pelaje. ¿Federico Sturzenegger padece el síndrome de Estocolmo? Vaya uno a saber: tal vez solo capacita para manejar un par de herramientas y está desesperado.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, voló hacia la madre patria para las tratativas con el FMI. El lenguaje corporal, la sumisión ideológica, constriñen el margen “político” de acción. El “otro programa”, aquel funcional para captar o mantener apoyos de gente común y votos, será entregado en bandeja de plata.

Si se mira bien, no hay dos partes negociando sino una que es la banca, adorada por la otra, que mira @do a la mandamás del FMI, Christine Lagarde, como el polaco Chopin a la francesa George Sand. Pegame y llamame “Nico”.

Más de lo mismo, en polaco financiero, se dice “peor”. Irán in crescendo los despidos, el desbaratamiento de cadenas productivas, la reducción de las jubilaciones. Las reformas laboral y previsional. agravadas por mandato del FMI, están en preembarque. Otro blanqueo inmoral se insinúa como posibilidad en el negro escenario.

Para la clase trabajadora se terminó la parla engañosa, envolvente. A bañarse menos, a vivir en penumbras, a aterirse de frío en el hogar. Un polaco patronal, autoritario… conformémonos: en una de esas menos brutal que el de Auschwitz.

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Otras ofrendas en sueco: El gobierno se repliega y articula solo con sus aliados de clase. No tiene plafón ni voluntad para convocar a “los muchachos” de la Confederación General del Trabajo (CGT), como en los buenos tiempos. Dialoga con la Asociación Empresaria Argentina (AEA). Cristiano Ratazzi, el pope de Fiat, clama por un dólar recontraalto. Otra imagen de la película que ya vimos, cuyo final conocemos.

El Gobierno renuncia a disciplinar a los grandes jugadores de la economía. Las concesiones que les prodiga rebasan el vaso: genuflexas, paródicas, panfletarias… Por ejemplo,el pedido a las proveedoras de combustibles líquidos, patear los aumentos ¡dos meses! Sin resignar un centavo, desde ya. Hasta Shylock hubiera aceptado, si lo agarraban en un día placentero. El impacto evidente se sumará al de los aumentos de tarifas que se gatillarán en cuotas, con intereses. ¿A qué tasa? Mejor no indagar…

Garantía para echar nafta al fuego inflacionario, en el segundo semestre. Los números del primero meterán pavor.

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A burbujear, mi amor: La oposición aunó fuerzas para votar media sanción de la suspensión del pago de tarifas. Pero el Frente Renovador y el peronismo no kirchnerista les donaron a los mercados otra ofrenda. La apodada ley de Financiamiento Productivo, en puridad la creación de un canijo mercado de capitales. La secutirización de deudas y obligaciones bancarias llega con el paquete. Fue motor de la crisis mundial comenzada en 2008 (hipotecas sub prime, burbujas financieras) que acabó llevándose puestos a ahorristas, pequeños propietarios, Grecia, sin rozar la delicada epidermis de la gran banca.

La coartada se cifró en el slogan “too big to fail”… demasiado grande para quebrar,traducción al inglés de un viejo proverbio polaco. 

El macrismo confía que el FMI parafraseará la consigna para Argentina. O, por ser más estrictos, para bancar a su gobierno.

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Jaque doble: El Fondo, se ilusiona el Gobierno, le dará una manito para el año electoral. Distenderá las condicionalidades para ayudarlos a evitar el retorno del “populismo”, mala palabra en polaco.

¿Argentina too big to fail? La esperanza nace huérfana de precedentes, colisiona con la lógica histórica del FMI. 

Los jugadores económicos no responden a un comando único. Macri se enteró cuando el castillo de naipes financiero cayó acribillado por el fuego amigo de los aliados del establishment mientras las grandes corporaciones del campo amarrocaban las divisas provenientes del yuyito.

El sentido común indica que los ahorristas de clase media que puteaban al Gobierno porque no les entregaban dólares billete habrán votado a Macri en proporción mayor al 51 por ciento que juntó en 2015. Es asimismo imposible cuantificar la enorme angustia y el abatimiento colectivos de las semanas recientes. 

Macri terceriza el manejo de la economía política, cuyo rumbo jaqueará la gobernabilidad democrática, entendida como reconocimiento de derechos básicos de los ciudadanos. Cuando el presidente reclame-imponga”sacrificios” será acatando directivas del FMI, mas no como portador de la legitimidad electoral. La aquiescencia o el acompañamiento de las mayorías perjudicadas irán a la baja.La protesta social, en ascenso… el sube y baja bien argentino.

El gobierno sabe ser brutal para reprimir la acción directa. Un polaco asustado, escribió un gran dramaturgo, es lo más parecido a un fascista, exagerando un poquito. 

Preocupa y hasta mete miedo cuando un elenco inexperto e intolerante se enfada con la realidad, proceso que el académico y ensayista Ernesto Semán describe como “la violencia contenida del tipo que sabe que tiene razón y se ofusca porque la realidad no se acomoda a ese dato”. La palabra “Chocobar”, en polaco, es usada como voz de orden para las fuerzas de Seguridad.

En polaco, no existe la expresión “Justicia social”, usada solo en charlas de quincho o en los memes. 

La crisis financiera de 2001 es irrepetible en el contexto de hoy, lo explicaron ex funcionarios del kirchnerismo como Emanuel Alvarez Agis y Mercedes Marcó del Pont. Pero la caída de la popularidad, la multiplicación de rechazos, la bronca contra el FMI sacan al macrismo de la pole position, que ostentaba desde octubre de 2015 (ver nota aparte). 

Las historias continuarán, mucho más allá de como resulte la renovación de Lebac pasado mañana. La City es solo el detonante de la crisis, que se propaga con la velocidad de las pestes.

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