-¿Cómo trabaja la Mesa de Floricultura y qué beneficios ofrece para los productores?

-La Mesa Provincial de Floricultura nuclea a todos los productores florícolas de la provincia y de plantas ornamentales en un espacio que propicia el encuentro con las instituciones, ya que allí también confluyen organismos como el Inta, Senasa, la Universidad Nacional de Jujuy, el Ministerio de Producción de la Provincia y la Subsecretaria de Agricultura Familiar de la Nación, es decir actores que se encuentran ligados al quehacer de la producción florícola de la provincia. Desde allí se brindan las herramientas necesarias para que cada productor pueda llevar adelante su trabajo y fortalecerlo paso a paso. En la mesa participan productores que están asociados; nosotros contamos con 120 productores registrados los cuales trabajan la producción de plantas ornamentales y flor de corte.

-¿Se han diseñado algunos programas especiales para el sector florícola?

-Ahora estamos llevando adelante un proyecto muy ambicioso, que es el Programa de Desarrollo Rural Incluyente (Proderi), que se ocupa justamente de la promoción del sector agrícola de manera inclusiva y como este es el año de la agricultura familiar, esto se ve   fortalecido. Este proyecto se concretó gracias a la intervención efectiva de Hugo Iza, quien es director de Desarrollo Agrícola y Forestal. Se trata de un programa que incluye a toda la floricultura de la provincia, desde Maimará hasta las zonas de las Yungas, y consiste en un sistema de capacitación de 12 meses, además de brindarle a los productores asistencia técnica y elementos para que puedan mejorar su producción. Es un proyecto muy ambicioso que tiene un respaldo económico de más de 200 mil pesos.

-¿Cómo esta posicionada Jujuy en materia de floricultura, en comparación con otras provincias?

-A nivel geográfico Jujuy está realmente favorecida, hasta bendecida, porque es una provincia que cuenta con una amplia diversidad de climas y una amplitud térmica importante, lo cual nos permite tener una muy buena producción florícola y de plantas ornamentales que otras provincias no tienen. Sin embargo, todo esto que podría ser una fortaleza para el sector muchas veces se torna en amenaza, pero la Mesa Provincial de Floricultura trabaja para detectar esas amenazas y debilidades para resolverlas, o por lo menos sentar en una mesa de conversación a los diferentes actores para que se puedan encontrar puntos de coincidencia y resolver las problemáticas que se plantean día a día. Este es un sector pujante, que genera mucha mano de obra  que no requiere ser calificada lo cual es muy importante, ya que permite que cualquier persona pueda hacerlo y eso es algo que suma mucho a la economía de un país como el nuestro que está en emergencia.

-¿Cómo se trabaja la comercialización de los productos florícolas?

-La flor de corte en Jujuy es una flor muy esperada por su intensidad de aroma, color, por su rusticidad. Pero esta flor que podría tener una buena acogida en otros mercados, como el mercado internacional de Chile o Bolivia, muchas veces no logra hacerlo, ya que generalmente no llega a los niveles necesarios para la exportación. Y esto se debe principalmente a que a los productores les faltan algunas herramientas técnicas, capacitación y a eso se suma que las vías de comercialización todavía no están aceitadas, incluso hasta el momento los intermediarios tienen grandes réditos y el productor queda muchas veces con migajas desde la producción. Sin embargo nosotros no vemos en el intermediario un enemigo sino a alguien que viene a desnudar la situación del productor. Un productor que no tiene visión empresarial, es un productor que tiene el sector florícola atomizado y eso hace que el intermediario sea el más favorecido.

-¿Se proponen otras actividades para fortalecer este aspecto?

-La mesa apoya todo tipo de eventos que ayuden a visibilizar al sector, y estamos apoyando todos los eventos que tengan que ver con el quehacer florícola. Tal es así que los productores han viajado en reiteradas oportunidades a muestras en Buenos Aires, a capacitaciones, para que ellos puedan, de alguna manera, ver la situación o el nivel que ha alcanzado la floricultura en otros lugares, de modo que ellos puedan imitarla, y adaptarla mediante sus propios recursos.