¿Fiorvanti nos mintió? Los lobos marinos de la Bristol de Mar del Plata serían obra de un esloveno

¿Fiorvanti nos mintió? Los lobos marinos de la Bristol de Mar del Plata serían obra de un esloveno
El autor de las esculturas de los famosos lobos marinos de la Bristol, no sería Fioravanti, sino un escultor esloveno Janez Antón Gruden o en buen castellano Juan Antonio Gruden.
Es la postal por excelencia de Mar del Plata y una de las imágenes mas difundidas de la Argentina. ¿Quien no se saco una foto junto a ellas?. ¿ Quien no admiro la escultura de José Fioravanti?. ¿ Pero fue obra de Fioravanti realmente?.

Navegando por internet y escarbando en cada rincón, quien esto escribe descubrió en un par de portales que aseguran que el autor de las esculturas de los famosos lobos marinos de la Bristol, no fue Fioravanti, sino un escultor esloveno Janez Antón Gruden o en buen castellano Juan Antonio Gruden.

Es curioso saberlo, ya que muchos atribuyen los lobos a José Fioravanti. El portal de la Biblioteca Nacional de la República Argentina muestra fotos y señala: "El escultor José Fioravanti es el autor de los dos lobos marinos que, desde su inauguración en 1941, se convirtieron en el ícono indiscutible de Mar del Plata. Se encuentran ubicados en la Rambla, entre los dos grandes edificios del Casino Central y el Hotel Provincial".

Quién fue José Fioravanti

José Fioravanti (1896-1977) fue un importante escultor del arte argentino. Nacido en Buenos Aires, es autor de monumentos referenciales y esculturas que son vistas diariamente por millones de personas y emplazados en rincones claves del país.

Autodidacta, se inició muy joven en el arte, concurriendo luego a algunos talleres particulares. Expuso por primera vez en 1912, a los 16 años de edad, presentándose en el Salón Nacional. A los 23 años, consiguió el Primer Premio en el Salón Nacional con su obra Mi hermana María (1919). En 1924 viajó a recorrer Europa, expuso en el Museo de Arte Moderno de Madrid y en el Museo de Luxemburgo de París. Regresó a la Argentina en 1927, realizando dos exposiciones individuales en Buenos Aires.

A partir de 1935 se instaló en Buenos Aires, donde retomó la amistad con sus antiguos compañeros, entre ellos Alfredo Bigatti, con quien realizó importantes y significativos trabajos escultóricos, de los cuales se destaca su participación en el Monumento a la Bandera, ubicado en las barrancas del Río Paraná, en la ciudad de Rosario, y del que también fueron parte los arquitectos Ángel F. Guido y Alejandro Bustillo.

Asimismo, fue designado profesor en la Escuela Superior de Bellas Artes. En 1936 Fioravanti obtuvo el Gran Premio del Salón Nacional con Mujer con libro, retrato de la que fue su esposa, la pintora Ludvilla Feodorounam. Años más tarde, en 1958, recibió la medalla de oro que anualmente concede el Consejo Internacional de Buenos Aires a la labor de un artista plástico.

Entre sus obras emplazadas en Buenos Aires figuran: el Monumento a Avellaneda (en la Plaza Holanda) y el Monumento a Roosevelt (en la Plaza Seeber) ambas dentro de los parques de Palermo, de cara a la Av. Del Libertador; el Monumento a Roque Sáenz Peña (en Diagonal Norte y Florida); el Monumento a Simón Bolívar (en el Parque Rivadavia); el Monumento ‘Canto a la Argentina’ en la Plaza Rubén Darío (Avenida del Libertador y Austria); el Homenaje a Beethoven (en la Plaza Lavalle) y el Altorrelieve del Hall del Teatro San Martin.

Su interesante obra puede también verse en un gran número de museos de España, Francia, Luxemburgo, Italia y Estados Unidos. Pero sobre todo, “a la vuelta de cualquier esquina argentina”, lo que lo hace uno de los escultores con mayor incidencia en el imaginario de la iconografía popular, aún cuando su figura no goce de un masivo reconocimiento.

Si bien la vida de José Fioravanti ha sido muy fructífera, los Lobos de Mar de la Rambla de Mar del Plata es su obra con mayor reconocimiento. El retrato fiel de esta especie animal goza de la simpatía de los millones de turistas que visitan la ciudad y disfrutan viéndolas remolonear o zambullirse en las aguas atlánticas, acompañándose, conviviendo entre sí, cerquita del hombre. Retratado en piedra por este gran artista o vivito y coleando, esta especie es un símbolo inequívoco de la ciudad y uno de sus más destacados habitantes.

El inmigrante esloveno Gruden

Su nombre era Juan Antonio Gruden, o en esloveno Janez Anton Gruden, nacido de familia eslovena en la ciudad de Nabrežina (actual Aurisina, Italia), muy cerca del golfo de Trieste (en aquel entonces Trst).

Más precisamente nació un 17 de mayo, cuando toda ese área pertenecía al imperio Austro-Húngaro.

Hijo de Tomás Gruden, un maestro picapedrero y propietario de una cantera de mármol, graduado como profesor de dibujo y escultura, ejerció la docencia, colaborando simultáneamente en la administración de la cantera paterna y trabajando también en la cooperativa de contrición edilicia de edificios dañados por la guerra.

Consecuencia de la gran depresión económica de post guerra y el nacionalismo local exacerbado decide emigrar a la Argentina, arribando a Buenos Aires el 27 de Mayo de 1927, radicándose en Palermo Viejo. Allí se contacta con sus connacionales de la Sociedad Eslovena LJUDSKI ODER en el barrio Villa Real. Su familia, compuesta por tres hijos y su esposa Dorotea se le unieron el 27 de Noviembre de 1928.

Muchos historiadores creen estar ante un triste caso de viveza argentina, donde un argentino se queda con los meritos del laburo de otro esloveno, como ha sucedido con el arquitecto Viktor Sulčič, el cual al no poder convalidar su titulo de arquitecto en Argentina al inmigrar, el ingeniero J.L.Delpini con quien trabajaba ha puesto su nombre a las ideas del esloveno (otra sorpresa que quizás no sabían: el Abasto, La Bombonera, y muchas cosas más fueron ideas y obras de un esloveno).

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