Finalmente Vialidad Nacional privilegió la constructora de otro corrupto, para concluir la obra de la autovía Comodoro-Caleta

Finalmente Vialidad Nacional privilegió la constructora de otro corrupto, para concluir la obra de la autovía Comodoro-Caleta

¿Qué nos pasa a los argentinos?, pareciera que nos gusta cocinarnos en nuestro propio caldo. Lo sucedido con la selección de la empresa que tendrá a su cargo la terminación de la “megacorrupción carretera”, plasmada por la aún impune Austral Construcciones SA, sigue el mismo camino del mal. Ahora, como lo habíamos adelantado el 13 de julio de este año, el gobierno nacional le cedió una licitación por casi 1.960 millones de pesos, a CPC, empresa del evasor Cristóbal López, constructora K, favorecida por CFK y responsable de una obra sobrefacturada y deficiente como el acueducto paralelo Caleta-Comodoro. ¿Cambiamos con Cambiemos?.

Para justificar la adjudicación de la obra inconclusa de Lázaro Báez, autovía Caleta-Comodoro, a otro empresario evasor, corruptos y kirchnerista, el gobierno nacional a través de Vialidad Nacional, indicó que consultada la AFIP, CPC, la constructora de Cristóbal López, no tenía inhibiciones. Curiosa forma de saltar la valla de las excepciones, cuando se trata de manejar dineros públicos y justificar una acción o decisión política.

CPC, de Cristóbal López, el mismo que se quedó con 8 mil millones de pesos del Estado nacional, por el no pago del reintegro de los combustibles, el que con sus empresas debe más de 300 millones de pesos por evadir (robar) aportes patronales, el beneficiado con el millonarionegocio del juego, el ultrakirchnerista que opera desde su canal C5N con una de las mayores pautas publicitarias durante la década pasada y quien en los últimos 12 años se apropió de dineros de todos los argentinos, en base a su vinculación con el poder, es, además propietario de CPC la empresa constructora a la que Cristina Fernández (entre otras obras) le dio la construcción del acueducto de Caleta Olivia, obra que es deficitaria, se hizo con materiales ordinarios, tuvo grandes problemas de personal y los problemas de agua subsisten y persisten, precisamente, por la mala calidad de los trabajos realizados; a esta misma empresa del mismo empresario corrupto, el gobierno nacional a través de Vialidad, le otorgó la concesión por la suma de 1.964 millones de pesos, para los trabajos de culminación de la autovía Caleta-Comodoro y tres tramos de la ruta nacional Nº 3.

CPC había “licitado” con el monto más bajo con otras 9 empresas, como adelantamos en nuestra nota del día 13 de julio de 2016, cuando dijimos que Cristóbal López estaba “ a un tris” de ganar una obra millonaria e indicábamos que si esto ocurría era “salir del fuego y meterse en las brazas”. Finalmente, así fue. El gobierno de Macri, vaya a saber por qué intereses “superiores” a la lógica razón de excluir de las licitaciones a las empresas y/o empresarios ligados a la corrupción kirchnerista, vuelve a favorecer a quien asaltó virtualmente a la Nación, robándole impuestos y contribuciones sin siquiera colocarse un antifaz, como al menos hacían los ladrones que aparecían en los comics de las viejas historietas.

¿Cambiemos?

Mauricio Macri prometió cambiar y en virtud de ello ligó el voto de muchos argentinos aburridos, asqueados de ver siempre las mismas caras de la corrupción, la burla y el afano, sin ningún tipo de distinción entre el bueno y el malo, entre la Biblia y el calefón.

La transparencia y el combate contra la corrupción, fueron parte del cliché de este gobierno, que prometió sacar del medio a los corruptos, limpiar la senda de impíos e innobles, ventajeros y chorros que se llevaron la nuestra y la de varias generaciones futuras. Pero todos no son López, tirando bolsas con dólares, los hay de guantes blancos y más “discretos”, a veces enfundados en trajes de pseudos empresarios, como Lázaro Báez, o de empresarios consagrados, pero oportunistas e igual de corruptos, como Cristóbal López, entre otros. ¿Y dónde quedó el cambio de Cambiemos?.

Para justificar la asignación de la millonaria obra a Cristóbal López, desde Vialidad Nacional se dijo que“hicieron las consultas a la AFIP y a la justicia y que la firma “no tenía problemas judiciales ni fiscales”, pero omitiendo el hecho real de a quien pertenece la constructora, como si la empresa fuera un ente etéreo que se administra solo y el responsable es un espíritu astral que nada tiene que ver con el choreo indiscriminado que asoló la nación desde hace una década. Detrás de CPC está Cristóbal López y solo basta googlear su nombre para que el presidente, si no lo sabe, se entere de quién se trata.

Está claro que el gobierno de Mauricio Macri ve solo lo que quiere ver y esconde bajo la alfombra lo que le conviene, por vaya a saber cuántos millones de razones o bien por presiones económicas y/o políticas actúan para que nos hagan tropezar con la misma piedra. ¿Volveremos a las épocas en las cuales cualquiera de nosotros recibirá una cédula de la AFIP por comprar un auto, mientras Cristóbal y otros muchos megamillonarios a costa de todos nosotros seguirán a salvo y aún beneficiados por el cambio de Cambiemos?.

Estamos cansados como sociedad de los entuertos políticos y la corrupción maquillada de buenas intenciones. EL gobierno nacional y Vialidad nacional, deben dar respuestas claras ante esta fabulosa cachetada a la fe pública, que parte del electorado ha puesto (y me incluyo) en un cambio verdadero.

Javier Iguacel, titular de Vialidad, llegó a pasar “el peine fino”, en un antro de corrupción y libertinaje financiero, como fue el ente nacional que administra, gestiona y mantiene las rutas del país, antes a cargo del inefable Julio de Vido. Sin embargo, la asignación de esta millonaria obra a una empresa como CPC, de un hombre con las mayores comprobaciones de corrupción K (evasión confirmada y probada), sin siquiera tomar distancia de lo que fue el mayor baldón de la era de Néstor y Cristina: la obra pública, es cuando menos sospechoso y si a esto le agregamos el permanente esfuerzo que hace la clase política, para que cada vez creamos menos en su palabra y sus buenas intenciones, todo termina disparando alertas que deprimen, desilusionan y no permiten ver que más adelante hay un futuro mejor.

Personalmente recorrí en estos días la ruta nacional Nº 3 entre el tramo Río Gallegos-Comodoro Rivadavia y pude comprobar el estado calamitoso de varios tramos, especialmente entre San Julián y Tres Cerros, donde el asfalto se encuentra a medio terminar, sin marcar, con desniveles que invitan a los accidentes, lo cual se potencia aún más si se circula de noche.

El macrismo hace 8 meses que está en el poder, tiempo más que suficiente para el titular de Vialidad quien se asustó ante la corrupción estructural que encontró al asumir, para que destine algunos pocos fondos a una empresa seria (no como CPC) y al menos haga un mantenimiento “express” en ese fatídico tramo y como mínimo se dediquen a marcar con líneas de pintura reflectante ese tramos de aproximadamente 200 kilómetros, que para el automovilista implica una verdadera trampa mortal. Lo llamativo es que Iguacel lo sabe, lo reconoció públicamente y hasta habló de una ruta donde muere mucha gente al año, pero no hizo nada hasta ahora.

Muchos lamentos, muchos discursos, muchas promesas, muchas denuncias públicas, pero mucha quietud a la hora de actuar sobre los hechos consumados de un gobierno, como el kirchnerista, que dejó bombas armadas en todos lados, además de las políticas, también las dejó en las rutas. Lázaro está preso, es cierto, pero no por haber incumplido su obligación de terminar los trabajos en la ruta 3, ni de haberse fumado millones de dólares sin aplicarlo al fin previsto. Está preso por lavado de dinero, tal vez esperando cumplir los dos años, para que algún juez distraído o un fiscal descuidado, deje pasar el tiempo y deba devolverlo a la calle.

No vi ni me enteré que haya una causa por el desastre que dejó en la ruta nacional Nº 3. No vi ni me enteré que el gobierno nacional, haya actuado contra CPC por el desastre y el sobreprecio de la obra otorgada por CFK del nuevo acueducto (paralelo) de Caleta Olivia, el cual se sigue rompiendo y dejando a zona norte sin abastecimiento en las redes domiciliarias. Sí veo que, cuando más requerimos transparencia y solvencia moral en nuestra dirigencia política y en la conducción nacional, un corrupto, evasor, propietario de la empresa constructora CPC, se apropia de casi 2 mil millones de pesos, solo por haber pasado “el precio más bajo”, condición (pareciera) ineludible, única y necesaria para el gobierno de Macri y el funcionario de Vialidad Javier Iguacel, a la hora de decidir dejar el gallinero al cuidado del zorro, sin tener en cuenta los antecedentes del zorro y de que es un depredador nato de los gallineros vecinos.

La adjudicación de la autovía Comodoro-Caleta a CPC es una vergüenza por donde se lo mire. No vale ningún tipo de tecnicismo ni esta forma capciosa de hacer interpretaciones “quirúrgicas” sobre la validez de la empresa, remitiéndonos a que no está inhibida ni observada por la AFIP, sin tener en cuenta quién es el propietario y sin pensar que tal vez en poco tiempo más, puede aparecer un hecho vinculante (de obviamente lo hay, especialmente en la adjudicación del acueducto por parte de CFK) con CPC, que ponga a esta empresa bajo al lupa de las investigaciones por algún hecho ilícito de características similares a los que nos tiene acostumbrado su dueño: evasiones, retención indebida, deudas previsionales con trabajadores de su empresas, etc. Entonces ¿Qué hará Cambiemos, cambiará por otra empresa?.

Me asiste la duda de preguntar ¿De que hablaron Macri y Cristóbal López? y de sospechar si a cambio de algunos favores del ex pollero, el presidente y el titular de Vialidad Nacional, hicieron la vista gorda a los antecedentes desfavorables de un gran jugador K que por más de una década aspiró fondos públicos, le robó al Estado argentino y hoy “Cambiemos” le otorga más obra pública; eso si, con la promesa de asegurar un “fuerte control” y “especial seguimiento”de los fondos que se destinen y las certificaciones que presente la constructora” (¿?).

Lo más triste de esto es que los que pretenden ser el cambio, también creen que somos estúpidos

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