¿Y si finalmente no hay Brexit?

¿Y si finalmente no hay Brexit?

Crisis política en el Reino Unido. Tras la ajustada victoria de la opción por dejar la UE en el referéndum británico del jueves pasado, el país debate ahora si la consulta es vinculante o si es el Parlamento el que debe decidir sobre la separación del bloque.

¿Y si no hay Brexit al final del camino? En medio de un solemne torbellino constitucional y político británico, que se parece a un guión de Woody Allen, la posibilidad de que la salida de Gran Bretaña de Europa se convierta en un imposible está hoy en el corazón del debate en el reino.

“El Brexit está muerto”. Una semana después del referéndum, es la afirmación de abogados, ex jueces, sindicalistas como el poderoso Manuel Cortez, y algunos políticos británicos, a medida que el caos y la crisis política sumerge a Gran Bretaña en un escenario bananero inédito pero sin música tropical. El país está atónito, asustado ante la incertidumbre y ciertamente, convencido de que ni el gobierno ni los que ganaron el referéndum tienen preparada –hasta ahora– una solución para negociar el Brexit con la UE.

Si “el Brexit ha muerto”, ¿cómo conseguirle su oficial certificado de defunción? Se puede. Pero la firma estará en manos del coraje de los diputados de la Cámara de los Comunes y los Lores, que ya quieren rechazarlo, que deberán torcer la voluntad de la gente en el referéndum. ¿Es legalmente posible?

Una buena pegunta para el respetado abogado y defensor de derechos humanos, Geoffrey Robertson, que recuerda que Gran Bretaña no tiene una constitución escrita y “no es legalmente obligatorio respetar el referéndum”.

“Nuestras leyes no permiten, menos requiere, un referéndum para tomar decisiones. Este rol pertenece a los representantes del pueblo y no a la gente directamente. La democracia nunca representó la tiranía de la simple mayoría, menos la tiranía de la masa”, explicó.

Para él, “la democracia autoriza a un gobierno electo, sometido a ciertos equilibrios y chequeos, como los tribunales y la ley, y un Ejecutivo últimamente sometido al Parlamento, cuyos miembros están autorizados a votar de acuerdo a su conciencia y su sentido común”.

Según el doctor Robertson, la ley que autorizó el referéndum sobre Europa no establece que tenga ninguna fuerza legal. El Parlamento soberano es el que decide las leyes. Por lo tanto, Gran Bretaña no se puede ir de la Unión Europea e iniciar su divorcio con la sola aplicación del articulo 50, como exige el bloque.

El artículo 50 establece que “cualquier Estado miembro debe decidir su retiro de la Unión en acuerdo con su requisitos constitucionales”. Es decir: la constitución británica no escrita –el cuerpo de leyes vigentes en el país– exige que antes debe ser aprobado por su Parlamento, según sus convenciones, actas y tradiciones.

Por lo tanto, antes de que el próximo primer ministro británico, que será elegido el 9 de septiembre, solicite la aplicación de las 250 palabras del articulo 50 del Tratado de Lisboa a la UE si finalmente va a llevar adelante el Brexit, el Parlamento británico debe aprobar el paso antes. Los diputados y los Lores deben revocar el Acta de Comunidades Europeas de 1972, que los incorporó a la Unión. Y todo diputado o Lord debe actuar de acuerdo a lo que el considere que representa la mejor defensa para su reino y puede decidir seguir o no en Europa. Ese es su poder soberano y no el del referéndum.

“Es el derecho de los diputados crear o romper leyes y el de los Lores bloquearlas. Depende de los diputados. Nada ha terminado todavía”, explicó Robertson, el famoso abogado británico.

Una opinión que comparten otros importantes abogados del reino. Charles Flint, también Queen Council –consejero de la reina–, que es el más alto rango en un tribunal británico, sostuvo que “los diputados británicos deben votar antes de que el Brexit ocurra”. Theresa May, Boris Johnson o quien gane la contienda conservadora para ser premier no elegido deberá esperar la decisión del Parlamento soberano británico antes de solicitar el articulo 50 a Europa.

A la velocidad de la crisis británica, hablar de septiembre o noviembre en estos días es una eternidad para Europa, que quiere una solución lo mas rápido posible.

Hasta ahora en la Cámara de los Comunes hay solo 160 legisladores euroescépticos de los 600 diputados. Si hay un voto libre en la Cámara de los Lores, que no es elegida por el pueblo, ellos rechazarían el Brexit por un margen de 6 a 1. Por lo tanto no hay mayoría para aprobar el Brexit y el referéndum podría ser tratado como lo que es: una recomendación popular, sin obligaciones legales de ser respetado. Pero todo el proceso va a ser largamente demorado y judicializado si interviene Escocia, que quiere seguir siendo europea. ¿Pero se atreverán los diputados a darle la espalda al pueblo en medio de este imbroglio y con la libra en picada? Es una decisión política.

El Parlamento también puede exigir seguir de cerca las negociaciones con Europa. En la contienda entre los candidatos conservadores para ser premier en septiembre, ambos candidatos deberán establecer cómo negociarán la hasta ahora imposible fórmula de acceder al mercado europeo sin aceptar la libertad de movimientos que trae aparejado. Europa ha dicho que son indisolubles.

El escenario de un segundo referéndum fue analizado por Jeremy Hunt, el primer candidato tory en esta contienda. Esta posibilidad puede surgir para aprobar o no el resultado de sus negociaciones por el Brexit con Europa. O que en vez de referéndum, estas negociaciones sean juzgadas en una convocatoria a una elección general por el primer ministro designado.

Otra alternativa es el nuevo liderazgo laborista, que podría surgir si Jeremy Corbyn finalmente renuncia a su cargo, tras haber perdido el voto de confianza de sus pares diputados. Podrían exigir seguir de cerca la negociación europea y garantizarse en ella libre movimiento de personas.

“El 53 por ciento de nuestros militantes laboristas votaron a favor de la UE. Esto es un caos indescriptible. El líder del Brexit no ha aparecido desde que se votó. No tienen un plan de cómo va a ser la salida. Es un caos terrible pero creado por David Cameron y su estúpida decisión de hacer un referéndum”, dijo Manuel Cortez, líder gremial de la poderosa Asociación de Transportistas, el Moyano británico, a Clarín.

Para Cortez, que nació en Gibraltar, “el referéndum no es legalmente obligatorio pero sería una equivocación no aceptar lo que ha dicho el pueblo. Lo que debe suceder es que debe haber unas negociaciones para ver cómo quedaría el Brexit. Y entonces se debería consultar de nuevo al pueblo”.

Pero los laboristas que votaron por el Brexit no quieren la libertad de movimientos que ser parte del mercado europeo implica. Los gremios laboristas son conscientes de esta contradicción. “En esta cuestión estoy de acuerdo con lo que ha dicho Merkel. Si quiere ser parte de Europa, hay que jugar con todas las reglas. No se pueden elegir unas y descartar otras” explico Cortez.

Para los laboristas otra escenario seria un nuevo referéndum para el 2017 o una elección general, con un candidato laborista que pueda recuperar al país de la actual batalla por el liderazgo en que se encuentra.

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