El sueño de Camila Giorgi, la bella tenista italiana de padres argentinos, llegó a su fin en el US Open. En cuartos de final, luego de dar el golpe y haber eliminado a la ex número 1 Caroline Wozniacki en octavos, la hincha de Boca cayó ante su compatriota Roberta Vinci por 6-4 y 6-2 en poco más de una hora.
Este ex soldado -que como él repite nunca agarró una raqueta- hoy tiene por lucha mantener a su hija lejos del "establishment del tenis". Sabe, de todas formas, que esa empresa no es fácil, ya que la belleza de su hija es buena carnada para sponsors y cosas no tan estrictamente ligadas al deporte blanco. Además, claro, Giorgi padre trabaja para que su hija avance en el ranking de la WTA. Camila, antes del US Open, ocupaba la posición 136°. Para disputar el último Grand Slam del año, debió superar la clasificación.
Pese a que el castellano no es su idioma nativo, Giorgi lo habla perfectamente . "No voy a cambiarlo ni siendo top ten", revelaba Giorgi en Londres. En las canchas suele vérsela con su cabello rubio celosamente atado y sus aros brillantes.
Si bien en Argentina su historia le hizo tomar relieve ya hace algún tiempo, haber derrotado a Wozniacki en octavos de final fue un buen golpe para que el mundo volviera a posar sus miradas sobre ella.
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