Föhrig: “Es trivial decir que no se produce droga en Argentina”

Föhrig: “Es trivial decir que no se produce droga en Argentina”

El reconocido especialista en seguridad pública habló con Diario UNO sobre el narcotráfico en el país y en la provincia, y dijo que existe complicidad política y negación acerca de la problemática

Alberto Föhrig es doctor en Ciencia Política, docente tiempo completo en la Universidad de San Andrés y especialista en seguridad pública. Afirma que el narcotráfico en Argentina no es un fenómeno nuevo y que la complicidad entre algunos sectores de la política y las bandas que trafican estupefacientes tampoco es una novedad. A su vez, piensa que el país enfrenta un problema que no será de fácil resolución, y que por ahora el panorama es incierto porque desde el Gobierno Nacional ni siquiera se asume el actual contexto, y por ende existen políticas nacionales en este sentido.

En la semana estuvo en la ciudad, y Diario UNO dialogó con Föhrig sobre la problemática de la droga a nivel país, y también sobre lo que ocurre puntualmente en la provincia de Santa Fe.

—¿Cuando comenzó a ser un problema real el narcotráfico en la Argentina?

—Es una pregunta de difícil respuesta, porque depende a lo que se refiere con real, o tangible. El narcotráfico en Argentina no es un fenómeno nuevo. Lo que estamos viviendo hoy en términos de violencia, y de bandas que operan en el territorio no se produce de la nada. Esto indica que en etapas previas se ha producido un proceso, primero de deterioro social, que tiene por lo menos unos 20 o 25 años; luego un proceso de ineficacia policial que ha permitido que las bandas crezcan en su dominio territorial; y hoy lo que tenemos es una ausencia de política nacional sobre estos temas. Si uno pregunta cuál es la política económica, alguien puede responder que es A, B y C, puede gustar o no, pero se sabe. Ahora si pregunto cuál es la política con respecto al narcotráfico, probablemente no haya respuesta.

—Días atrás el Papa Francisco dijo que creía que se producía droga en el país, y algunos funcionarios nacionales lo negaron rotundamente. ¿Cuál es su opinión?

—Es un juego semántico que hacen los funcionarios. Es trivial decir que no se produce droga, porque lo que no se produce es la hoja de coca, pero sí el clorhidrato de cocaína. Eso es lo que usan los funcionarios para sacarse el problema de encima, cuando en realidad la Argentina tiene un problema grave de presencia de laboratorios que muy pocos países del mundo que no sean productores de materia prima tienen. Negar que el problema existe me parece que es la peor receta. Cuando uno tiene un problema hay que abordarlo, aunque sea doloroso. Hacer como que eso no existe no lleva a ningún lado.

—A su entender, ¿cuál es el porqué de esta negación?

—En algunos casos hay una visión política distinta que considera que este no es un problema severo y que es un tema secundario. He escuchado a algunos funcionarios públicos decir esto, y considerar que el problema fuerte de las adicciones es la adicción al alcohol y que, por lo tanto, este es un problema secundario. Yo discrepo con esta visión. El otro tema, que creo es también un problema ideológico, es pensar que solo con políticas sociales se resuelve la criminalidad organizada. Obviamente que se necesita una política social muy activa, pero solamente con eso no alcanza. Hay que tener otras políticas de control de la criminalidad organizada, desarticulación de grandes bandas, inteligencia criminal sofisticada, prevenir la infiltración de cárteles en las políticas, en las burocracias, y todas estas cosas son independientes de la política social. Creo que en algunos casos hay ausencia de prioridades y en otros casos hay una visión, desde mi punto de vista equivocada, de que si hay crecimiento económico e inclusión, el problema está resuelto y no alcanza solamente con eso.

—Usted ha denunciado la complicidad de sectores políticos con el narcotráfico, ¿cuándo comienza a producirse?

—Tampoco es algo nuevo, si uno revisa los años 90, ya comenzaba a haber lavado de dinero proveniente del narcotráfico y de cárteles internacionales de drogas. Lo que uno observa es que las políticas sobre lavado de dinero son, otra vez, inexistentes. No hay un solo caso de un responsable de lavado de dinero que esté preso, y mientras hay una burocracia de decenas de personas en la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), a cargo de José Sbatella. Este organismo existe hace 15 años, y no hay un solo caso de lavado de dinero proveniente del narcotráfico sancionado. Por lo tanto, hay ausencia de políticas y de eficiencia en la persecución de este tipo de delitos. Si pasan 15 o 20 años sin perseguir el lavado, el resultado es que haya dinero proveniente del narcotráfico, y estas organizaciones que son muy sofisticadas estudian adonde hay menos controles y van a esos lugares.

—En estas condiciones, ¿el narcotráfico pasó a ser un tema de difícil resolución?

—Sí, creo que en la Argentina va a tener que darse una política mucho más compleja que la que ha tenido y la sociedad va a tener que ser muy consciente de que esto no se va a solucionar en un corto plazo, ni con el nombramiento de funcionarios héroes. Lo que va a requerir es el desarrollo de políticas consistentes a lo largo del tiempo, con gobiernos que, en diversos mandatos, mantengan cierta orientación de políticas. Nada de esto puede hacerse de la noche a la mañana, y el que diga que es así está mintiendo porque no hay soluciones fáciles, y lo que tiene por delante el país es un escenario donde si no se toman medidas muy sólidas, consistentes y eficientes en el corto plazo, los problemas pueden ir incrementándose a futuro.

—Se habla mucho de Rosario y de la provincia en relación al narcotráfico, ¿qué es lo que observa?

—Ni Santa Fe, ni Rosario son islas. Todo lo que ocurre es resultado de dinámicas nacionales y, diría más, internacionales. Es imposible analizar lo que pasa en estas ciudades sin los países limítrofes, ponerlos en el mapa y establecer que la droga que llega es proveniente de Bolivia, o de Perú, y que se termina de elaborar, de fraccionar, y hasta en algunos casos se exporta a partir de los puertos que tiene el país en Santa Fe, en Buenos Aires, en Chubut y en muchos otros lugares. Desde mi punto de vista es una reducción intencionada y simplista decir que Santa Fe tiene un problema particular con las drogas. Hace unos días fui a dar una charla a San Pedro, un pueblito en el interior de Jujuy. Esta localidad está sobre la ruta 34 y tiene una epidemia de adicciones a la cocaína, producto de que la droga que entra por Bolivia paga en “especias”, servicios de protección y de soborno a gente que vive en el pueblo. Este no es un problema privativo de Rosario, es un problema muy grave que está teniendo el país, y que si no hay respuestas no van a existir resultados.

—Puntualmente, en Santa Fe hubo y hay complicidad policial, ¿cómo se hace para limpiar una fuerza en la que existe esa corrupción?

—En la policía de Santa Fe han existido casos muy graves de complicidad con el narcotráfico, y han habido situaciones que obedecían a lógicas de bandas dentro de la policía provincial, y coincido también en que han habido, en algunas instancias, contactos con el poder político. Mi opinión es que el actual gobierno está haciendo esfuerzos, primero porque esos vínculos políticos no existan, y creo que esto es bastante elocuente. Es muy difícil pensar que funcionarios de máxima jerarquía estén directamente vinculados a esto, lo descarto de plano. Sí creo que el tema policial es complejísimo, donde hay cosas que se pueden hacer y no se hacen, no solo en Santa Fe, sino en todas las policías de Argentina. Reformar las policías es una tarea muy complicada, y cuando son 18.000 personas, más todavía.

—¿Dónde está Argentina con respecto a las drogas en relación a otros países de la región?

—Argentina no es México, ni es Colombia, y esto no debe ser confundido. Lo que sí creo es que se tiene que trabajar de manera urgente y consensuada con todos los actores políticos a nivel nacional, provincial y municipal, y esto tiene que tener máxima prioridad porque si no en 5, 10 o 15 años vamos a tener un problema mucho más severo de violencia, narcotráfico y coptación estatal que el que tenemos hoy.

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