El festejo íntimo de la selección: "Soy argentino, en las buenas y en las malas"

El festejo íntimo de la selección: "Soy argentino, en las buenas y en las malas"
canchallena.com tuvo acceso al vestuario donde los jugadores del equipo albiceleste celebró la clasificación al Mundial de Brasil 2014; Sabella los felicitó y volvió a remarcar el aspecto grupal
Carlos Salvador Bilardo se ríe. Da unos pasos, se asoma, se acomoda el pelo y finalmente se esconde como un niño detrás de una columna, para evitar el contacto con los medios.

"Ahí vienen los muchachos, ¿qué les puedo decir yo?", responde ante el pedido de unas palabras.

Su imagen de tranquilidad en Asunción marca un abismo con aquella de 2009, mezcla de desahogo y sufrimiento en el Centenario de Montevideo, tras el 1 a 0 a Uruguay por las Eliminatorias pasadas. Es un síntoma de que las cosas esta vez se hicieron mejor.

Tal como había anticipado el Doctor, aparecen los protagonistas. El primero es Campagnaro, que sonríe y se mete rápido en el vestuario. Detrás, el resto, que se abraza entre sí.

El que los recibe con un abrazo fraternal es Alejandro Sabella, quien luego, en la intimidad del vestuario, los felicitó, les agradeció por el trabajo realizado ante Paraguay y volvió a resaltar algo que ya es característico de esta gestión: la importancia de lo grupal por sobre lo individual.

El desahogo y la expresión de toda esa alegría y ansiedad contenida llegó de manera cantada, y los gritos traspasaron las paredes.

"No se comparaaaa, con otra hinchadaaaaa, soy argentino, en las buenas y en las malaaaaas", fue el primer hit que entonaron. Enseguida, un clásico de la noche paraguaya: "Tomala vos, damela a mí, el que no salta, no va a Brasil". Finalmente, uno con unos versos un tanto forzado y hasta con letras que no se nombran: "Oh oh oh oh, hay que alentar la selección.. (sic) "

Los festejos se coronaron con una ronda de sanguchitos (de pollo, lechuga, tomate y queso, o de milanesa), bebidas isotónicas, gaseosas y agua mineral.

Más tarde, ante los medios se detuvieron Lionel Messi, Pablo Zabaleta, Maxi Rodríguez y Sergio Romero. El resto del plantel salió todo junto, haciendo chistes entre ellos y con evidentes signos de alegría, orgullo y desahogo por el objetivo cumplido.

El clima era tan distendido que una vez que los futbolistas subieron al micro, los utileros y otros colaboradores del cuerpo técnico que comanda Sabella abrieron las puertas del vestuario y compartieron todo lo que sobró con los periodistas, que a esa altura ya habían olvidado que hacía 12 horas que no probaban bocado, y que ayudaron a que los alimentos y las bebdas se consumieran.

Ante el primer intento de fotografiar la situación, un par de ayudantes invitaron a los periodistas a que cordialmente dejen la zona liberada.

Antes de irse, y frente a la consulta sobre cuáles eran las falencias o los puntos a mejorar del equipo, Alejandro Sabella dejó una frase de colección: "Las falencias del equipo y los puntos a mejorar los tengo anotados en un cuadernito que tengo en Ezeiza. y que está guardado bajo cuatro llaves.".

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