Feliz Año Nuevo

Feliz Año Nuevo

Lejos de todos los pronósticos, Atenas se hizo de un triunfazo en el inicio de 2015 y espantó al “Fantasma”. Derrotó a Regatas 75-72, arrancó con el pie derecho y se ilusiona.

 

Los corazones estuvieron paralizados hasta el último segundo. Nadie se animaba a largar el grito de triunfo antes de tiempo, es que como dicen, quien se quema con leche, llora al ver una vaca. Pero cuando la sufrida victoria fue una realidad, el Cerutti explotó, dentro y fuera de la cancha. Atenas se dio un gustazo para arrancar el 2015 bajando a uno de los candidatos: Regatas. Fue 75-72 y se ilusiona un año de buenos augurios.

En los primeros 10 minutos del juego fue un partidazo.

Ambos propusieron y recibieron en la misma medida. Atenas hizo la diferencia y logró una máxima de 5 (9-4) cuando pudo correr el rectángulo de la mano de Alexis Elsener (5 puntos) y al poner la bola en la pintura y en manos de Juan Manuel Torres (5); mientras que Regatas basó todas sus posibilidades en la dupla extranjera Hakeem Rollins y Marcellus Simmerville, quienes se combinaron para anotar 12 de los 17 de su equipo, número con que dejó pardas las cosas.

En el segundo cuarto, la única diferencia apareció sobre el cierre: tres distracciones y dos apresuramientos de los dirigidos por Gustavo Miravet terminaron en bombas de Juan Arengo (dos) y Nicolás Brussino para quedarse con una reñida mitad por 34-32.

A la primera mitad del tercer segmento, con McHopson a la cabeza (7 unidades) los correntinos lo plantearon con el manual de cómo jugar el básquetbol. Casi sin fisuras y llegaron a tomar una máxima de 9 (55-47). Pero a partir de ahí el Verde, con flaquezas y virtudes, hizo pie con mucho de Torres (10 en el cuarto) y algo de Elsener y Lábaque cuando pudieron combinarse para correr. De todos modos la visita se fue gananciosa 59-57 al último descanso corto.

Los últimos diez fueron para el infarto; más por el presente que vive Atenas que por lo que estaba sucediendo deportivamente. A falta de 3’04 se relamía el triunfo con un Lábaque gigante y un juego colectivo que hablaba por sí solo, sobre todo desde el aspecto defensivo. Restando ese tiempo, lejos de quedarse el Verde apretó el acelerador, a sabiendas del riesgo. Pero sabía que era ayer o nunca. Y fue ayer nomás el día en el que se dio el gustazo. Ganó 75-72 y espantó al fantasma.

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