Farmacity vs laboratorios, la guerra sucia detrás de los medicamentos “congelados”

Farmacity vs laboratorios, la guerra sucia detrás de los medicamentos “congelados”

El Gobierno cerrará esta semana un acuerdo para frenar la suba de precios en remedios. El rol de Mario Quintana, mano derecha de Marcos Peña y ex CEO de la cadena de farmacias poli-rubro.

Eduardo Amadeo ha adquirido un protagonismo llamativo entre los legisladores filo Cambiemos. Llamativo porque está activo en muchos temas, de una agenda muy diversa. Hace unas semanas, convocó a una reunión a buena parte de los sectores del consumo. La excusa era “charlar” de la actualidad. Estuvieron los supermercados, algunos productores y la cámara de comercio. La invitación los sorprendió por la escasa precisión.

Esta improvisación en los fines de las misiones que encara uno de los ases del oficialismo en Diputados molestó días atrás a los propios, que salieron a contar informalmente sobre un caso particular. En tándem con otros legisladores de la alianza PRO-UCR-Cambiemos se presentó una denuncia por cartelización en precios de medicamentos. Con incuestionable buena voluntad, Amadeo recopiló datos de las subas parciales de remedios a octubre de 2015, cuando Augusto Costa todavía ocupaba la silla de la Secretaría de Comercio. El camporista, en aquel entonces, ya había firmado y autorizado un aumento más de los productos para noviembre de ese mismo año. Así, los valores de Amadeo habían quedado viejos. Ése fue el primer detalle que empezó a levantar sospecha sobre la cuestión de fondo.

La duda se extendió luego a las razones de la celeridad aplicada a una presentación de concentración y abuso de precios aislada, en una economía en la cual otros rubros (como los alimentos) remarcaban entre dos o tres actores sin control y desoyendo incluso los pedidos del propio presidenteMauricio Macri. Es real que el alza de precios en remedios es para seguir de cerca –hubo, según el Sindicato de Farmacéuticos, una baja de 2 a 5% en la compra de recetados debido a los altos valores- pero el foco único sorprendió a propios y ajenos.

Llegó luego otra movida del Gobierno. Post denuncia de Amadeo se convocó a las tres cámaras de laboratorios a la Secretaría de Comercio para revivir un viejo y poco efectivo vicio del kirchnerismo. Les pidieron un acuerdo de precios congelados que se resolverá esta semana y sobre el cual las empresas ya elaboran listados de principios activos de remedios básicos que tendrán valores fijos.

La explicación de la elección del enemigo, de qué hay detrás de estos embates, es más sencilla de lo que parece, y es hallable en los anales de las posiciones de uno de los más altos funcionarios del Ejecutivo nacional: el secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana. La batalla contra los precios de los medicamentos es un revival de la histórica contienda entre los laboratorios y la empresa Farmacity, de la cual fue CEO Quintana, hoy mano derecha de Marcos Peña en la jefatura de Gabinete. Junto al ex LanGustavo Lopetegui (secretario de Coordinación de Políticas Públicas, también ladero de Peña), el hombre en cuestión tiene injerencia en más de 20 dependencias y sub-dependencias en diferentes ministerios. Incluso, en aquellos que se ocupan de temas vinculados al consumo.

Ni el propio Juan Tonelli, lobista de la Cámara de Medicamentos de Venta Libre y pareja de la vicepresidenta Gabriela Michetti, pudo torcer la intención de revitalizar una disputa subterránea que llevaba años librándose en las sombras. Y que pone sobre la mesa el botín del negocio de distribución, compra y fijación de precios finales de los remedios.

Era lógico que la pulseada la ganara Quintana. En la interna del PRO en la Ciudad, el funcionario corría con el caballo del comisario. En su rol de amigo íntimo del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, consiguió la hegemonía y el “escudo antimisiles” para Farmacity en el ámbito porteño. Juntos, lograron formalizar las farmacias polirrubro en la Ciudad y el veto de Macri al proyecto legislativo que pretendía que los medicamentos sólo los dispensara un farmacéutico y por mostrador.

En síntesis, Quintana consiguió la convalidación total del esquema de su compañía. Fue ésta una pieza clave del negocio para sostener los números mientras la provincia de Buenos Aires y el Conurbano se ponía en pie de guerra para resistir el ingreso del esquema Farmacity. Tanto es así que las movidas sindicales en terreno bonaerense obligaron a Quintana a planificar, antes de asumir la función pública, la llegada “camuflada” de su firma a ese territorio bajo el nombre de “Simplicity”.

No es complejo ver la posición y el juego de Quintana. Alcanza con ir al archivo. En el año 2013, acompañó las posturas del ex titular de Comercio,Guillermo Moreno, quien sostenía que los precios de los remedios estaban por las nubes. “Son más caros de lo que deberían ser en comparación con otros países con similares niveles de ingresos”, manifestó el macrista, y agregó que “los principales laboratorios, liderados por Roemmers, han impedido que los genéricos puedan entrar al mercado”. Además, descubrió lo más relevante de la pelea de hoy, al apuntar que “la mayor parte de la renta del sector queda en manos de los laboratorios, mientras que el eslabón de las farmacias, chicas y grandes, ha sufrido esa ecuación económica-financiera”.

La obsesión de Quintana fue siempre controlar la mayor cantidad de variables del sector en el que trabajaba, como es el caso de la distribución, lo que sucede en las droguerías y su impacto en el costo final de los remedios. Los más audaces cuentan que aún hoy Quintana interactúa con hombres de su confianza en Farmacity -que también inserción en la provincia de Buenos Airesa traves de la ministra de Salud del gobierno de María Eugenia VidalZulma Ortiz.

La contienda por la parte del león está abierta, y promete más episodios y giros inesperados.

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