Faltan miles de árboles para que la ciudad respire mejor

Faltan miles de árboles para que la ciudad respire mejor

En 100 años la población llegó a 75.000, pero se necesitan 25.000 más.

 Los viejos pobladores memoriosos cuentan que, hace medio siglo, la ciudad era un caserío rodeado de dunas y que la arena azotaba los rostros con la furia del viento patagónico. Era el reinado del desierto, que fue perdiendo terreno poco a poco, gracias al arbolado urbano. De aquella época quedan aún en el área centro antiguos ejemplares de las especies más robustas y resistentes: eucaliptos, olmos, álamos, plátanos y sauces. Esos primeros árboles soportaron un clima hostil y dejaron el camino libre para que Neuquén se convierta en una mancha verde visible desde el cielo.Las distintas especies de árboles y plantas que hoy se ven en las calles fueron traídas de afuera. Se puede decir que tienen abuelos inmigrantes y de a poco se adaptaron a este paisaje hasta hacerlo propio, como la mayoría de los vecinos.El arbolado urbano se fue extendiendo al ritmo de la ciudad, pero siempre por detrás de los ladrillos. Hoy todavía queda por cubrir de verde el sector oeste, el más alejado de los ríos. Según estimaciones extraoficiales, hay en Neuquén unos 75 mil árboles y se necesitan al menos otros 25 mil para alcanzar un equilibrio óptimo entre forestación y cantidad de habitantes. En las calles neuquinas hay más de 30 especies distintas de árboles. Las más raras están en el Parque Central, como los tulipaneros de flores amarillas o el álamo plateado, una variedad híbrida que no larga pelusa en primavera. Además, frente a la Catedral hay algunos ejemplares de ginkgo biloba, un árbol de la era Mesozoica originario de China.Entre las variedades más comunes, además de las que plantaron los pioneros en el suelo arenoso, están el fresno americano y europeo, paraíso común y sombrilla, abedul, arce, acacia y ciruelo de jardín. Los ejemplares más viejos están ubicados en la zona del Alto, el Centro Este y también en los barrios Confluencia y Belgrano. Alejandro Hobert, director de Arbolado Urbano, indicó que no se conoce en detalle cuántos ni cuáles son los árboles de Neuquén porque para ello hay que censarlos, como a las personas. Desde hace tiempo hay un proyecto pendiente para contarlos uno a uno. El funcionario confirmó, no obstante: “Es claro que falta verde en Neuquén, sobre todo en los barrios nuevos del oeste, porque la ciudad crece muy rápido”. Allí, la batalla contra el viento y el polvo sigue vigente.En las tomas y planes de viviendas más recientes, la falta de sombra convierte a los árboles en una necesidad que, invariablemente, se satisface a largo plazo. Es que, cuando se planta un nuevo ejemplar, hay que esperar al menos dos años para ver hojas que tapen el sol. Según Hobert, aún en la Meseta es posible lograr un follaje frondoso, pero hace falta paciencia, mucha agua y especialmente cariño, “ya que la contaminación o los golpes estresan a la planta y tarda más en crecer”.Aun cuando todos los vecinos piden más verde para su barrio, faltan brazos para asegurar el riego y la poda. Por ordenanza, los árboles que están en la calle son responsabilidad de los frentistas y, aunque el dicho popular señala que plantar uno es una de las metas en la vida, pocos neuquinos están interesados en asumir el compromiso. La Municipalidad planta cada año 6500 ejemplares nuevos y, al llegar el invierno, distribuye árboles gratis a pedido, pero son pocos los que se presentan a retirarlos. “De 100 personas que nos solicitan un ejemplar, sólo 30 lo vienen a buscar; es una lucha constante porque la mayoría entiende que se tiene que ocupar el Municipio”, contó Hobert.El funcionario lleva poco tiempo en el cargo, pero sabe por sus antecesores que la batalla por la forestación siempre fue difícil. Hoy, detrás de cada árbol que se planta en la calle hay normas y reglamentos que estipulan requisitos, medidas, tiempos y hasta parámetros paisajísticos. Pero, al margen de toda la burocracia,  la esencia es la misma que llevó a los primeros pobladores a atreverse a vestir de verde la aridez del suelo. Esa esencia la resumió Hobert en pocas palabras: “Los necesitamos porque, gracias a los árboles, respiramos”. 

Consejos para plantar

Antes de plantar un árbol frente a la casa, hay algunos consejos que hay que seguir si se quieren evitar problemas de baldosas levantadas y ramas secas. Las ordenanzas vigentes establecen qué especie es más adecuada según el ancho de la vereda. Las opciones son muchas y sólo tienen un no de antemano los pinos y las variedades de frutales.El pozo para la plantación tiene que ser de 70 centímetros y la cazuela que rodea al árbol debe ser de 90 por 90 centímetros. Esto permite que el agua esté contenida y que no se extiendan las raíces más allá de lo deseable. El riego aconsejado es de 15 a 20 litros día por medio, siempre junto al tronco. Además, se recomienda no plantar frente a medianeras, ochavas, garages o nichos de gas. Teniendo en cuenta esas restricciones, se pueden colocar hasta dos árboles por frentista para aprovechar al máximo el sol. 

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