Por falta de semáforos, el cruce de las rutas 146 y 147 es un caos

Por falta de semáforos, el cruce de las rutas 146 y 147 es un caos

Dicen que están fuera de servicio desde hace 15 días y que los fines de semana la situación es peor.

Ojos bien abiertos y gran elasticidad en el cuello son condiciones necesarias para monitorear infinidad de veces el incesante ir y venir de los autos en el cruce de las rutas 146 y 147, donde los semáforos dejaron de funcionar hace al menos dos semanas. En la intersección, Vialidad Nacional construye un puente a nivel y dejaron un desvío de 240 metros de tierra, de doble mano, para ingresar y salir de la ciudad de San Luis por la avenida Justo Daract, lo que agrega mayor dificultad a la circulación. La obra comenzó en octubre y se prevé que finalice en el mismo mes de este año.

Los semáforos dejan de funcionar con los vientos fuertes y las tormentas.

 

 

Alfredo, que vive por la 146 a metros del empalme, comentó que los semáforos nunca funcionan bien y que es normal que queden intermitentes o incluso apagados. Detalló que con cada temporal dejan de prestar servicio, por lo que cumplen muy poco su función de ordenar y brindar seguridad a los conductores. “Es un gran peligro, sobre todo de noche porque no hay buena iluminación”, precisó.

 

Para Adolfo, otro vecino, el tráfico se descontrola porque todos quieren pasar primero, y a la falta de semáforos se añade la señalización de la obra, que es mínima y confusa. Consideró que si no funcionan debería haber personal permanente que ordene la circulación. “El lunes pusieron gente con banderines y se acomodó un poco, pero estuvieron sólo medio día y se fueron”, contó. También coincidió con que cuando oscurece el riesgo aumenta, porque a la poca luminosidad hay que agregar que muchos vehículos se desplazan sin luces.

 

Para los vecinos, la mayor preocupación es durante los fines de semana, cuando el tránsito se recarga exponencialmente. Adolfo dijo que es común ver autos y motos circular por los márgenes por la impaciencia que causan las enormes colas que se generan por la masividad y el descontrol. El mayor peligro se da porque muchos lo hacen por la mano contraria a la que vienen. “Hasta las camionetas de la Policía andan por las banquinas 200 metros para ganar lugar. Hace falta mayor control vial, porque somos hijos del rigor”, consideró. Y señaló que, por la gran congestión que se genera, como cuesta  salir y entrar en su casa, para evitar disgustos, directamente sábados y domingos deja el auto guardado y camina unos setecientos metros para tomar el transporte público.

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