Luego de las estériles consultas para formar un gobierno entre el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y los candidatos más votados de las últimas elecciones, los partidos comienzan a pasarse facturas y los disidentes hacen oír sus voces. Al menos eso ocurrió esta semana dentro del Partido Democrático, de Pier Luigi Bersani, y el Movimiento 5 Estrellas, de Beppe Grillo.

Luego de las estériles consultas para formar un gobierno entre el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y los candidatos más votados de las últimas elecciones, los partidos comienzan a pasarse facturas y los disidentes hacen oír sus voces. Al menos eso ocurrió esta semana dentro del Partido Democrático, de Pier Luigi Bersani, y el Movimiento 5 Estrellas, de Beppe Grillo. Simultáneamente trascendió que Silvio Berlusconi, del partido Pueblo de la Libertad, estaría buscando un acuerdo con Bersani para dar vida a un nuevo Ejecutivo y encontrar un nombre "compartido" para el nuevo jefe de Estado, ya que el mandato de Napolitano termina en mayo.

En el PD, las grietas comienzan a hacerse más evidentes. Matteo Renzi, intendente de Florencia, dijo que el partido se equivoca y que debería abrirse a un gobierno de "amplio acuerdo" con la derecha o el país debería volver a las urnas. El joven, que fue adversario de Bersani en la primarias del PD, critica la línea elegida por el secretario y cree que "la política está perdiendo tiempo".

Luego de la entrevista de Renzi al Corriere della Sera, colaboradores estrechos de Bersani aseguraron que el ex miembro del Partido Comunista cree que "Matteo tiene miedo de su éxito". Para muchos analistas, la división en el partido es inminente: si en el PD predominase la línea del intendente florentino, muchos "bersanianos" de la primera hora estarían pensando en dejar la agrupación.

En el M5E también se ven algunas fisuras. Las primeras comenzaron con la elección del presidente del Senado, que generó un pequeño terremoto dentro de la agrupación. Esta semana, muchos parlamentarios dijeron que el M5E debería negociar con el PD y dejar la posición de intransigencia que excluye cualquier tipo de alianza con los partidos tradicionales.

El viernes, Grillo reunió a los suyos en un caserío cerca del aeropuerto de Roma y negó que haya divisiones: "Se están dividiendo los otros. No espero que dentro del movimiento se compartan totalmente las opiniones, es legítimo que alguno piense de manera diferente."

Mientras tanto, la batalla por la elección del nuevo premier dejó espacio a la lucha por la presidencia: cargo que dura siete años y que, en los últimos tiempos, tuvo un rol fundamental en la gestión de la crisis. Hace días que se rumorea que Berlusconi estaría buscando un acuerdo con Bersani para decidir un nombre en común para la jefatura de Estado y un color político para el nuevo gobierno. Dos elementos estarían empujando a ambos líderes hacia el acuerdo: la necesidad de darle un gobierno al país y de neutralizar a Renzi, quien también es una amenaza para il Cavaliere, ya que, si se volviera a votar, en la encuestas lo supera ampliamente. "Si hay un iniucio (acuerdo político entre fuerzas de ideologías contrapuestas), la gente, que está harta, tomará los bastones", dijo Grillo anticipándose a los eventos. «

La cifra

1 millón fue el número de personas despedidas en Italia en 2012, lo que significó un aumento del 13,9% respecto de 2011.