Por falta de fondos, están paralizadas las obras en el Puerto de San Isidro

Por falta de fondos, están paralizadas las obras en el Puerto de San Isidro

Por falta de presupuesto, se demora la transformación del Puerto de San Isidro en un paseo público de siete hectáreas, que necesita una inversión estimada en $300 millones. 

A mediados del año que viene terminaría la primera parte del proyecto, que consiste en la construcción de una rambla de ingreso a la bahía. Hasta el momento se podaron árboles, se levantaron caminos del antiguo puerto de frutos, se quitó basura y se iluminó el área. Al problema financiero se suma la problemática de relocalizar a 30 familias que habitan en el predio, algunas desde hace décadas.

 

"Que dinero no hay es un hecho", admitió a LA NACION el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, en una recorrida por el lugar, donde cada tanto se observa a una grúa levantar losa en medio de una obra casi paralizada. Esto se debe a que el municipio priorizó renovar la calle Sarratea y las avenidas Paraná y Uruguay, proyectos en marcha desde antes, explicaron. Según Posse, ante la falta de presupuesto le pedirán al gobierno de la provincia de Buenos Aires que aporte su maquinaria para trabajar en el puerto.

 

Los trabajos dentro del paseo demandarían entre $150 millones y $200 millones, mientras que otros $100 millones serían destinados a mejorar las inmediaciones y los accesos, especialmente la calle Tiscornia, un futuro polo gastronómico con estacionamiento, dijo Diego Augusto, subsecretario de Planeamiento Urbano de la municipalidad. Estas reformas cambiarán la fisonomía del Bajo de San Isidro, un distrito de casas bajas y coloridas rodeadas de cañas.

En 2017, la gobernadora María Eugenia Vidal transfirió a la Municipalidad de San Isidro la explotación y la administración del puerto. Catorce meses después, en febrero pasado, empezaron las tareas, con una duración estipulada en dos años. "Pero la provincia corta el envío de fondos. La obra viene demorada. Estamos en un apriete, estamos ahorcados", reveló una fuente de la intendencia. Consultado el gobierno provincial, afirmó "no tener deudas de ningún tipo con San Isidro".

El área, que conforma una U sobre un espejo de agua, estaba olvidada desde los años 70. Ahora prevén crear un parque de 69.432 m2, con lugares de esparcimiento, con fecha de inauguración prevista para mediados de 2020. La intervención abarca toda la zona del puerto, desde la intersección con la calle Chile hasta el cruce con Del Barco Centenera. "Será un circuito de contemplación, running y descanso. Cero auto", adelantó Posse.

Los vecinos de la calle Primera Junta, por la cual ingresaban camiones, ven poco movimiento. "Antes levantaban tierra. Ahora no pasa nada", dijo Elisa, de la panadería La Asturiana. Valeria, del quiosco de diarios, agregó: "Está todo parado. Hace tres meses no los veo trabajar". El vocero de las familias por relocalizar, Gerónimo Recardo Posse, opinó: "Demoran porque no tienen nada firme. No saben qué van a hacer".

Los amarristas y los dueños de clubes de la zona cuestionan la rotura de caminos y la poda indiscriminada y afirman no haber recibido información. "Destruyen todo, mueven tierra y rompen. Las calles, que datan de 1934, tenían desniveles correctos. Ahora se inundan cuando llueve. Atacaron el predio", dijo Alejandro Sfeir, presidente del Club Amarristas. Daniel Fontanelle, presidente del Club Náutico Puerto de San Isidro, también se lamentó: "Plantamos árboles hace mucho tiempo, algunos donados por el vivero municipal. Vemos con tristeza que sacaron desde sauces hasta paraísos. Es un desastre". Según el subsecretario Augusto, solo eliminaron ejemplares enfermos para reemplazarlos por 315 de especies autóctonas, pero la fecha de plantación es incierta.

Censo

De acuerdo con un censo realizado en 2017, 24 familias habitaban en el predio. Ahora son 30, unas 100 personas. Por el llamado Plan Abanico, a cada familia le correspondería una suma de dinero para adquirir su nueva casa dentro del distrito. Sin embargo, no está claro quién lo financiaría: "Es complicado, las tierras pertenecen a la provincia, pero las administra San Isidro; al mismo tiempo, la Nación se debe ocupar del tema vivienda", dijo una fuente de la intendencia. Para Posse, "es un tema de mucha sensibilidad, un problema grande". "Pero tampoco puede ser que la gente quiera vivir a seis cuadras de la Catedral. No lo vamos a admitir. Un parque es un parque", señaló. Para impedir nuevos asentamientos, se custodia la zona con patrullas a lo largo de siete kilómetros y medio de costa. Por el mismo motivo, el proyecto contempla que durante la noche el futuro paseo esté cerrado.

Las familias argumentan que tampoco recibieron información. "Hace 25 años que vivimos acá, nadie explicó nada", dijo uno de los habitante del silo, que prefirió no dar su nombre. Pero la municipalidad dice haber conversado con ellos, incluso frente a miembros del Obispado de San Isidro, donde se explicó el plan. La mitad de las familias estuvieron de acuerdo con marcharse; el resto no se han pronunciado aún. "Muchos no se van a ir. Acá no hay asentamientos, son construcciones, hogares en departamentos de las antiguas areneras, con más de 80 años", adelantó Recardo Posse.

Actualmente, el puerto es cabecera de la líneas de colectivos 333 y 168, que serán desalojadas. Gabriel Carano, chofer de la 333, explicó: "Vamos a seguir descansando acá, vengo desde hace 20 años y la línea se instaló hace 40". En tanto, la municipalidad regularizó la situación de 10 clubes y de 80 amarras. El tema fue tratado hace 15 días por el Concejo Deliberante, que decidió suspender la medida de retirar a los amarristas que no estuvieran en regla. "Posse tergiversa la realidad y lamentablemente tiene influencia mediática. Dice que el lugar está abandonado y usurpado. La actividad portuaria va a continuar", advirtió Sfeir.

Los residentes en el Bajo están conformes con el proyecto, pero temen el impacto del movimiento constante de autos, especialmente los fines de semana, por un lugar que ya es altamente concurrido. En ese sentido, Juliette Massouh, vocera de Vecinos del Bajo de San Isidro, dijo: "Esperemos que no se dañe la calidad de vida". Para descomprimir, los autos estacionarán sobre Primera Junta, Tiscornia y Roque Sáenz Peña, alrededor de los campos de deportes, del centro de exposiciones y del nuevo Puerto Muelle (ver aparte). Además, se podrá acceder al predio en colectivo o en tren.

De San Isidro a Puerto Madero, en lancha

A metros de lo que será el futuro paseo del puerto funcionará el llamado Parque Muelle, un espacio en el límite de la calle Roque Sáenz Peña con el río desde donde saldrá un servicio de lanchas privado hacia Puerto Madero. Se estima que será inaugurado en 60 días; entonces, quienes habitualmente viajan a la Capital en auto o en transporte público podrán hacerlo navegando.

La obra, que se realiza con fondos del municipio, demanda una inversión de $7 millones, informó la intendencia de San Isidro. La construcción del muelle flotante por el que se subirá a las lanchas concluyó; además se observa un nuevo puente peatonal, que permitirá el acceso a ese muelle. Finalizó el reasfaltado desde la entrada del Campo de Deportes Nº 6 hasta el río, en una nueva arteria que tendrá doble mano, con rotonda y un bulevar central. Resta continuar con el hincado de pilotes, el pontón de amarre, el dragado del canal y la construcción de 150 dársenas de estacionamiento. A estas refacciones se suma la instalación de sumideros, iluminación y forestación.

Alrededor de 38 minutos tardarán los pasajeros en arribar a Puerto Madero en una lancha con wifi, aire acondicionado y baños. La oferta busca también fomentar el turismo en la zona del Bajo de San Isidro.

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