Extender la Escollera Sur, la obra que no propone ningún candidato

Extender la Escollera Sur, la obra que no propone ningún candidato

En vísperas de las Paso, el puerto es destino obligado de campaña. Pero nadie rompe el molde de las frases altisonantes. Qué dicen los proyectos que evitarían las obras/negociados de dragado.

En las dos últimas semanas la estación marítima se dio el lujo de recibir a dos navieras distintas en semanas consecutivas, algo que no pasaba hace más de un lustro. Primero llegó el buque de MSC y el lunes pasado amarró el de Maersk.

El Tabago Bay bajó casi el doble de contenedores vacíos en relación a los que subió llenos con pescado congelado, demostrando por un lado que apuestan por la ruta Mar del Plata – Río Grande do Sul, y por el otro, que el descenso de las ventas al exterior de la pesca local por ahora no tiene freno.

Ahora que el puerto se quitó la mochila de la falta de calado y por un tiempo podrá mantener todos los espacios operativos activos, es hora de pensar en nuevos proyectos que permitan avanzar en el tablero de su desarrollo.

La antesala de un proceso electoral como el que atravesamos los marplatenses suele ser tierra fértil para que los candidatos en danza visiten el puerto, formulen diagnósticos nacidos de crónicas periodísticas y anuncien medidas que, si deberían abandonar la dialéctica del discurso, presentarían muchas dificultades para convertirse en hechos concretos.

La foto siempre es la misma, el candidato tal o cual con la banquina chica y las lanchas amarillas a sus espaldas. No es que no conozcan que existe otra flota, como la costera, la fresquera de altura y hasta los buques factoría con cada vez más protagonismo en la radiografía de descargas de merluza hubbsi. Los candidatos no pueden regalar otra postal porque el acceso a los otros sectores del puerto está restringido.

“Estudio mediante ensayo hidráulico sobre modelo del puerto de Mar del Plata y sus alrededores, Tomo VII del Informe Final, preparado por Sunrise Technical Consultants Co., LTD, Harumi, Chuo-Ku, Tokyo, Japón”. Licitación pública Nacional e Internacional 3688 de la Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables, de la Secretaría de Estado de Obras Públicas.

Mejor lo reducimos y decimos que se trata del proyecto que contempla extender 514 metros la Escollera Sur del puerto local para solucionar buena parte los problemas del banco de arena. La iniciativa va camino a cumplir los 50 años sin que hasta ahora pueda avanzar del plano de los ingenieros al de los hechos tangibles.

El tema ya era una preocupación en 1957, cuando el Ministerio de Obras Públicas bonaerense encargó distintos estudios para enfrentar el problema del embancamiento de arena. Luego se sumó la Comisión Mixta para la Defensa y Recuperación del Puerto y las Playas de Mar del Plata, entidad creada por Ordenanza y formada por diversas entidades, la cual hizo importantes aportes para conocer el fenómeno que luego profundizarían los japoneses.

“El fluir constante de la corriente con su aporte de arena que transporta, ha hecho que el material rebase el extremo de la escollera sur y se vuelque en la boca de entrada del puerto –efecto de la difracción del oleaje- formando un banco de dimensiones considerables que obstruye el acceso produciendo un fuerte disminución de los tirantes de agua”, reporta un párrafo con las conclusiones de la Comisión, que pedía prestar atención al deterioro de las playas del Norte.

La extensión de la Escollera Sur permite resolver gran parte de los problemas de falta de calado por la presencia del banco de arena que se acumula en la punta de la Escollera e invade el canal interior, obstaculizando la normal navegación de buques de gran porte. La deriva de litoral seguirá aportando sedimentos pero en menor medida que en las condiciones actuales. Habrá que dragar pero de manera mucho más espaciada.

A esta conclusión llegaron los técnicos japoneses que permanecieron más de dos años, entre 1966 y 1968, tomando muestras y analizando datos de sedimentación, estudios de arena, batimetrías, altura de olas, vientos y corrientes marinas que viajan en paralelo a la línea de playa y confronta con el cordón de piedra dibujado por los constructores del puerto.

Como ninguno de los candidatos locales ha declarado que trabajará para que este proyecto olvidado pueda convertirse en realidad, comparto alguno de sus aspectos más importantes. Como se trata de una obra de tal envergadura que es imposible que se termine en un período de gobierno, tal vez este haya sido el motivo por el cual durmió tantos años en un cajón. La política cortoplacista explica de manera cristalina por qué nos va como nos va.

Los consultores trabajaron con dos objetivos: la manera de eliminar el banco de arena, o mejor dicho, reducir en el tiempo la formación del banco de arena y aportar soluciones para eliminar la agitación de las aguas interiores del puerto que provoca el oleaje exterior y perturba la permanencia de las embarcaciones en los muelles. La obra tenía un plazo de ejecución por tramos durante 3 años.

Para este propósito los japoneses proyectaron un rompe olas de 500 metros de largo, aislado en el exterior de la apoyado en la Escollera Sur y alejado de ella. Como la ola tiene una altura de entre 1 y 1,5 metros –en invierno supera los 2 metros- de esta manera disminuirían la fuerza del oleaje que ingresaría a las aguas interiores del puerto. También propusieron construir una trampa de arena con un espigón exterior de 300 metros de largo apoyado en la Escollera Sur, perpendicular a esta, y en las inmediaciones del morro.

El cálculo para extender en la escollera conlleva la necesidad de utilizar varios millones de toneladas de piedra. “Para evitar el excesivo transporte al lugar de la construcción de espigones se establecerá una planta manufacturadora de bloques de hormigón armado”, dice la propuesta original. “Los bloques serán colocados desde la raíz (en tierra) de los espigones hacia sus extremos, para que la maquinaria de trabajo pesada se mueva hacia adelante.

Una vez obtenida la masa de datos necesarios, se montó y calibró un modelo físico a escala reducida, mediante el cual fueron ensayadas distintas propuestas de solución. El estudio fue de notable profesionalidad y emplearon la más avanzada técnica de entonces. Hoy viejos pescadores recuerdan a parte de la comitiva de japoneses resistiendo el embate del fuerte oleaje en la boca del puerto.

Los japoneses pensaron hasta en el más mínimo detalles y calcularon absolutamente todos los costos. El estudio estuvo terminado hacia 1969. La pelota quedó del lado argentino; nunca más se movió.

Si alguien desea desempolvar el proyecto deberá actualizar la metodología de construcción –podrán ser columnas y ya no un núcleo de piedra- y pensar en una inversión superior a los 120 millones de dólares.

Lo vital, lo que no se añeja, son las ideas para resolver problemas que hoy siguen costando millones. Ideas con las que ningún candidato, parece, desea embanderarse.

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