El gas que se exporta es el gas que dejaron de consumir las centrales térmicas

El gas que se exporta es el gas que dejaron de consumir las centrales térmicas

Las exportaciones son deseables, por supuesto, siempre y cuando los excedentes no sean consecuencia de la destrucción del mercado interno y del empobrecimiento energético ciudadano.

¿Es realmente una buena noticia la exportación masiva de gas natural? ¿Debemos aplaudir el primer cargamento de GNL (gas exportado por buque) de la petrolera de bandera YPF? Las exportaciones son deseables, por supuesto, siempre y cuando los excedentes no sean consecuencia de la destrucción del mercado interno y del empobrecimiento energético ciudadano. Por cierto, tal y como sucede desde 2016 a la fecha. Para seguir ejemplificando nuestras críticas al modelo exportador energético de Cambiemos, versión mejorada del noventista, vaya la siguiente contextualización en el marco del desplome del consumo gasífero por parte de las centrales térmicas derivado, entre otras causas, de la pavorosa caída en los niveles de generación de energía eléctrica a nivel nacional. En 2019, al ritmo de la brutal recesión, la destrucción del mercado interno y del tarifazo, se observa una caída histórica del 9,2% en el primer cuatrimestre en materia de generación, convirtiéndose en una reducción del 5,3% respecto de igual período de 2015. En pocas palabras, el país necesita para funcionar prácticamente la misma cantidad de electricidad que necesitaba en 2014. A propósito, y como oportunamente informamos, durante el primer trimestre de este año el consumo residencial de electricidad cayó en 18 provincias de las 22 interconectadas, mientras que el industrial en 19. (1)

Fuente: Elaboración OETEC en base a datos de CAMMESA, abril de 2019.

La caída en la generación, lógicamente, tiró abajo el consumo de gas natural a nivel nacional. En efecto, y en el acumulado al mes de marzo, el consumo de este energético fundamental se retrajo 6,3%. Es el peor registro desde 2001, año que portó un desplome del 6,9%.

Los consumos de este primer trimestre, son los más bajos (luego de los de los años 2016 y 2017, barras amarillas también) después del de 2004." id="7348763-Libre-1305533169_embed" style="box-sizing: border-box; vertical-align: bottom; margin: 0px auto; padding: 0px; font: inherit; width: auto; height: auto; max-width: 100%;">Fuente: Elaboración OETEC en base a ENARGAS, Datos Operativos. Los consumos de este primer trimestre, son los más bajos (luego de los de los años 2016 y 2017, barras amarillas también) después del de 2004.

Ahora bien, al discriminar por los principales tipos de usuarios, se observa que la fortísima retracción en el uso de gas natural fue traccionada por las centrales térmicas, que redujeron su consumo 21%. (2) En términos de volumen, esto implicó la vacancia de 492,5 millones de m3 (MMm3) menos en el trimestre. Es decir, 5,3 MMm3 por día no utilizados por las usinas del parque generador térmico. ¿Cuánto gas natural se está exportando en lo que va de 2019? De acuerdo a datos de la Secretaría de Energía de la Nación y BNAmericas, el promedio entre enero y abril fue de 6 MMm3, de los cuales cerca de 5 MMm3 se destinan a Chile.

Fuente: Secretaría de Energía y BNAmericas.

En suma, y como puede constatarse fácilmente, el gas vacante (no utilizado) por las centrales termoeléctricas en la Argentina, producto de la severa crisis energética (tarifazo) y económica nacionales, es el gas exportado a Chile, específicamente a las centrales térmicas de aquel país. Se repite la historia de los noventa y su modelo energético exportador basado en una Argentina atrasada y pauperizada. Claro, ya no hay más "despilfarro" del consumo, hecho que tanto preocupaba y preocupa a la administración Macri. Lo que hay es "despilfarro" de la producción de gas que, como sobra, se destina a terceras naciones, dilapidando un recurso no renovable, estratégico y escaso. (3) Exportaciones de esta naturaleza no son serias, sustentables ni sostenibles; mucho menos una política energética y proyectos de inversión privados toda vez que estén fundamentados en estos excedentes ficticios (falsos excedentes).

 

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(1) Para tomar noción, en el primer trimestre de este año el consumo residencial e industrial de electricidad fue menor al de 2015 y 2013, respectivamente.

(2) El sector industrial redujo su consumo en un 1%. En este sentido, recordar que el trienio 2016-2018 dejó como saldo la pérdida de 1.127 usuarios industriales de gas natural, el peor registro desde 1998-2000. Asimismo, y solo en 2018, se desconectaron de la red 846 usuarios industriales a nivel nacional. Es la mayor pérdida desde 1999.

(3) Y como en los noventa, se observa también una orientación extractivista de la producción, destinada a maximizar ganancias derivadas del boom exportador, pero afectando los niveles de exploración. Efectivamente, de acuerdo a lo hallado por este Observatorio (ver bibliografía), en 2018 la perforación de nuevos pozos a nivel nacional aumentó 8% interanualmente. No obstante, los 941 pozos fueron un 28% menos que los 1.316 pozos de 2015. Al ingresar al primer trimestre de 2019, se advierte una desaceleración en la perforación de pozos respecto del mismo período de 2018 (de un crecimiento de 14% a uno de 12%). Cuando discriminamos por tipo de pozo se aprecia una diferencia más que trascendental: mientras que los de explotación crecieron 17% interanualmente, los de exploración cayeron 36% (sin incluir avanzada). Respecto de 2015, la exploración se vino abajo un 53%. Esto no es ninguna casualidad: obedece a la depredación del recurso para un sector absolutamente desregulado, anárquico y de espaldas al interés popular, con eje en la exportación.

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