Tiempo atrás, la ahora asesora del Ministerio de Seguridad de la Nación, Florencia Arietto fue entrevistada por surtidores.com.ar sobre su parecer respecto a la obligación de que los playeros no carguen nafta a los motociclistas que no tengan su casco puesto.

En ese momento, la respuesta fue muy certera en el sentido que, de acuerdo a sus palabras, “resulta una locura por parte del Estado el hecho de obligar al empleado de una expendedora a inmolarse para hacer cumplir una norma”.

Dicha nota periodística llevó sin éxito a insistir para que a la ahora funcionaria actualizara su compromiso y su teoría en su nuevo desafío dentro del gobierno y atendiera los pedidos de entrevista, ya que en dicho reportaje, aconsejó a las cámaras del sector a rechazar la medida y se ofreció a asesorarlas en la materia.

Más precisamente, el 25 de abril del año pasado, Arietto había tildado a la ley impulsada por el gobierno como “una medida efectista que no tiene razón de ser, que solamente busca maquillar la mala gestión de seguridad que no tienen ni nunca tuvieron, ya que el chorro va a robar igual y encima provocará serios daños a los playeros que intenten controlarlo”.

Además había aseverado, que la única solución para los motochorros sería  la denominada “pinza” en los accesos a la ciudad de Buenos Aires y dijo que las bocas de expendio son presa fácil de los delincuentes ya que acceden rápidamente al efectivo y pueden tener sencillas vías de escape, especialmente en la zona sur de la Capital y si “no hay control en los accesos, corren más peligro que nunca”.

Mientras tanto, el ex Policía y consultor en Seguridad delictiva, Walter Di Nucci, aseguró que “prevenir y reprimir un delito es exclusiva atribución de las policías de cada jurisdicción, la gendarmería o prefectura solamente pueden brindar apoyo”.

Agregó que ninguna ley está por encima de la Constitución Nacional, porque a nadie se le puede obligar a un particular de manera arbitraria la función de prevenir y evitar un delito, aunque “se la bautice de forma picaresca para disfrazar el verdadero concepto de que un trabajador arriesgue su vida exigiendo que el motociclista use su casco o su chaleco”, sostuvo Di Nucci.

Agregó que esta normativa “no tiene contexto y no me imagino que una persona con dos dedos de frente que ame su propia vida se vaya a exponer a formar parte de algo tan simple como es un enfrentamiento entre dos ciudadanos civiles que no tiene ninguna razón de ser, en este caso, fomentado por el mismo Estado, que no aplica su autoridad como lo expresa la Constitución Nacional”.