Eutanasia: el médico pampeano negó las acusaciones

Un médico pampeano, Martín Isa, está imputado de homicidio calificado por alevosía por las muertes de dos pacientes de una clínica privada de Río Cuarto, a los que se les habría administrado elevadas dosis de potasio. De acuerdo al relato de una enfermera, el profesional oriundo de Alpachiri habría dispuesto esas medidas, el 1 de agosto, para acelerar los decesos.
Isa, durante la declaración de tres horas que brindó la semana pasada, negó los hechos y haber usado potasio. Según su abogado, Eduardo Massa, lo que le aplicó a Roque Centeno (67 años) y Claudia Amaya (42), los pacientes que estaban en terapia intensiva, fueron "sedativos que habitualmente se manejan en la emergencia para aliviar su situación y sostenerlos con vida". Entre esos medicamentos figuraría la morfina.

A todo esto, el fiscal riocuartense Javier Di Santo espera los resultados de las pericias toxicológicas e histopatológicas que se están realizando en la ciudad de Córdoba y cuyas conclusiones serían clave si hubo eutanasia. Además se incorporarán al expediente otros resultados periciales y más declaraciones testimoniales.

"La imputación no es plena porque no hay medidas de coerción. El fiscal quería reunir todos los elementos, por eso le tomó declaración y ahora se dedicará a corroborar las relaciones de tiempo, espacio, lugar presencia y circunstancias del caso", interpretó Massa. Y, según los resultados de la pericia de parte, Isa no está comprometido. "No hay conclusiones de laboratorio que cambien el planteo que hizo el doctor Isa y estamos confiados", aseveró.

La enfermera denunciante aseguró que el 30 de julio la terapia intensiva de la clínica Del Sud -cuyo jefe es el pampeano- estaba saturada de urgencias y el médico fue a buscar al botiquín unas ampollas, preparó una jeringa grande y se dirigió a las camas de los pacientes Centeno y Amaya. Minutos después, asegura haber visto que el imputado desechaba ampollas de potasio, al tiempo que los enfermos morían de paros cardiorrespiratorios.

Mientras que algunos empleados de la clínica han corroborado que esas personas estaban a punto de morir, el fiscal debe determinar si los decesos, con escasos minutos de diferencia, se produjeron de manera natural o fueron precipitados por las inyecciones.

Di Santo imputó a Isa el artículo 80 inciso 2, que pena con prisión perpetua "al que matare con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso". Pero no ordenó la detención del médico.

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