Europa, camino a rescatar a Grecia a cambio del ajuste

Atenas cedió a las demandas.Habrá 74 mil millones de euros de salvataje en un plan a tres años. Será a cambio de un duro plan de austeridad. El primer ministro reconoció que no es lo que quería la gente.

Escribía el autor austríaco Stefan Zweig: “Los diplomáticos no serían diplomáticos si no tuvieran a gala hacer difíciles las cosas fáciles y, sobre todo, retrasar artificialmente todo asunto importante”.

Cinco meses y medio después de la llegada al poder en Grecia del partido izquierdista Syriza, Europa y Atenas –tras un corralito, presiones de Washington y Beijing y el primer impago de un país desarrollado al FMI–, están a punto de sellar un acuerdo para mantener la economía helena a flote y al país en la Eurozona. Se evita así, en el alargue pero dejando heridas políticas, el primer paso atrás desde el inicio del proceso de integración europea tras la Segunda Guerra Mundial.

Europa recibió con elogios el plan de ajuste heleno a cambio del tercer rescate. El Banco Central Europeo, el FMI y la Comisión Europea le dieron el visto bueno y aumentaron el montante de los 53.500 millones que había pedido Atenas para tres años hasta 74.000 millones. El MEDE (fondo de rescates) pondrá 58.000 millones y el FMI los 16.000 restantes.

Falta encontrar algo más de 6.000 millones de euros para pagar el 20 de julio un vencimiento al BCE de 4.200 millones y cerrar el impago del 30 de junio de casi 1.600 millones al FMI. Ese dinero, decía anoche la agencia AFP, podría venir a través de préstamos bilaterales. Francia ya habría mostrado su disposición a participar.

El viernes hubo buenas palabras para Atenas. París, Roma y la socialdemocracia alemana aplaudieron el plan, así como Washington. Francia dijo que “es una propuesta seria y creíble”. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, coincidió. La socialdemocracia alemana, que había sido durísima, parece moverse a favor del acuerdo.

El Parlamento griego estaba reunido al cierre de esta edición para validar el plan del primer ministro Alexis Tsipras. Sus halcones del ala más izquierdista, unidos en la “Plataforma de Izquierdas”, habrían protestado durante el día, pero anoche todo parecía indicar que la propuesta sería aprobada con los votos de la mayoría gubernamental a los que se sumarían los de los tres principales partidos opositores.

El ministro de Finanzas Euclides Tsakalotos explicó a los diputados que, pese al ajuste, había que mirar el plan en conjunto porque conllevaría algún tipo de reestructuración de deuda. Tsipras intentó ganarse a los diputados con su sinceridad. Dijo que el acuerdo no es bueno pero es el mejor que podía conseguir, les pidió unidad –“hemos llegado hasta aquí todos juntos; continuamos juntos o nos vamos juntos”– y aseguró que si se logra reestructurar la deuda, Grecia empezará a sacar la cabeza del pozo.

Tsipras reconoció que el acuerdo es “difícil” y que no cumple con todas sus promesas electorales. Admitió haber cometido “errores”, pero dijo que había hecho “todo lo humanamente posible”. Más allá de los tecnicismos –y aunque el rescate rebaja los objetivos fiscales con respecto a los anteriores– el éxito o el fracaso de Tsipras se medirán si consigue una reestructuración de deuda a medio plazo o sólo una vaga promesa sin contenido.

Atenas volvió a vivir el viernes manifestaciones contra la austeridad y contra el plan de ajuste. Pero Tsipras se refuerza. Un sondeo de la Universidad griega de Macedonia, tras diez días de corralito, daba mayoría absoluta a Tsipras en caso de legislativas anticipadas y que el 60,5% de los griegos quiere quedarse en el euro pese al ajuste.

Este sábado se reúnen los ministros de Finanzas de la Eurozona. Es el foro donde más países intentarán poner a Grecia fuera del euro. Además, su recomendación ya vendría dictada por los jefes de gobierno, por lo que si tumbaran el plan griego, la cumbre del domingo estaría dedicada a preparar la expulsión de Grecia. Fuentes europeas confirmaron a Clarín que los ministros tendrán sobre la mesa un estudio sobre la sostenibilidad de la deuda helena.

Berlín y los países más cercanos a sus tesis aún desconfían del gobierno griego. En las instituciones europeas, deseosas de poner fin a meses de crisis, hay ganas de cerrar ya el acuerdo, pero podría haber problemas si el ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble decide que es su última oportunidad para expulsar a Grecia del euro. Schäuble podría arrastrar consigo a países como Eslovaquia, Finlandia y las tres repúblicas bálticas. En 2012, cuando se aprobó el segundo rescate, ya lo intentó. Entonces Angela Merkel lo frenó. Ahora el ministro podría pasar la papa caliente a la canciller, que debería dar el visto bueno el domingo.

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