Clara acababa de rendir y regresaba a su departamento. Estaba contenta por que había respondido varias de las preguntas del cuestionario para “sacarse” esa pesada materia de arriba y poder avanzar en sus estudios.

Esa alegría motivó que, mientras iba caminando por el Parque de las Tejas, comenzara a escribirle un mensaje de texto a su madre. Era el mediodía del pasado sábado.

En cuestión de segundos esa alegría, por haber rendido bien, se convertiría en una pesadilla.

Una mano extraña le arrebató el teléfono celular, pero ella se resistió y allí fue arrastrada por poco más de veinte metros, en una sensación que combinaba desesperación, tenencia e inseguridad, la que finalmente se impuso sobre el accionar de la joven de 20 años.

Aunque parecieron horas, sólo fueron 10 segundos.

Los gritos de la joven alertaron a otros que trataron de alcanzar al “motochorro”, pero éste se dio a la fuga velozmente en su rodado.

La chica quedó tirada en suelo con moretones y una fractura de muñeca. A pocos metros, las carpetas desparramadas en la vereda.

Esa misma situación, esa misma mañana, en ese mismo parque, se repetiría por lo menos en siete ocasiones, según pudieron conocer allegados a Clara, cuando concurrieron a la comisaría Cuarta, a realizar la respectiva denuncia.

Los estudiantes, que socorrieron en los primeros minutos a la muchacha, también coincidieron en que los arrebatos habían regresado en las últimas semanas a barrio Nueva Córdoba, donde teléfonos celulares y carteras eran los “botines más apeteciles” para los malvivientes que se movilizan en motocicletas.

Malvivientes en acción

El dato no es menor, ya que a pesar de los sendos controles en los puentes de acceso al centro de la Capital y el masivo secuestro de motocicletas, el accionar de los “motochorros” ha regresado en los últimos tiempos, y ha puesto en alerta nuevamente a la fuerza policial. Incluso se habría detectado algunos cambios en la modalidad delictiva, ya que varios episodios se habrían realizado con el apoyo de algún automóvil.

El mismo día que Clara y otras siete personas sufrían el arrebato de sus pertenencias en el Parque de las Tejas, también se conoció la noticia que un cerrajero de las cercanías de Colón y Avellaneda atrapó a otro “motochorro” cansado de observar cómo hacía de las suyas sin que nadie hiciera nada.

Incluso, aunque desde la Policía intentan bajarle decibeles, en los propios partes de prensa se reconoce el regreso de los episodios, aunque sólo aquellos que tuvieron resultados positivos, es decir, con detenciones.

Por ejemplo, en el parte de la víspera, se informó de un hombre de 30 años detenido tras arrebatarle la cartera a una mujer en pleno centro, en la calle Rincón al 200.

No obstante, lo más grave es que existe una alta “cifra negra” de hechos no denunciados, varios de los cuales ocurren en barrios fuera del centro donde la presencia policial no es igual.