"Oí un estruendo y un cuerpo atravesó el techo de mi cocina"

Residentes del pueblo de Rozsypne, a 40 kilómetros de la frontera con Rusia, relataron cómo fue el momento de la caída del avión; el lugar aún es un caos, con restos desparramados por todas partes

 

ROZSYPNE, Ucrania.- Primero se oyó una fuerte explosión que hizo vibrar los edificios; luego comenzaron a llover cuerpos. Uno de ellos atravesó el techo de la casa de Irina Tipunova en el tranquilo pueblo de Rozsypne, después de que el vuelo MH17 de Malaysia Airlines explotara sobre el este de Ucrania, donde separatistas prorrusos luchan contra las fuerzas del gobierno.

"Hubo un sonido ensordecedor y todo comenzó a temblar. Luego empezaron a caer objetos desde el cielo", dijo Tipunova, una jubilada de 65 años, frente a su casa.

"Oí entonces un estruendo y una mujer aterrizó en la cocina; el techo estaba roto", comentó, al mostrar el agujero que dejó el cuerpo al atravesar el techo de la cocina de su casa.

El cadáver desnudo de la mujer estaba aún dentro de la vivienda, junto a una cama. Visiblemente afectada por la experiencia, Tipunova dijo: "El cuerpo está todavía allí, porque me dijeron que esperara a que los expertos lo vinieran a buscar".

A unos 100 metros de la casa de Tipunova, decenas de cuerpos permanecían ayer desparramados en los trigales donde cayó el avión; el desastre causó la muerte de las 298 personas a bordo.

Otra joven residente, que se rehusó a dar su nombre, dijo que salió corriendo de su casa cuando oyó explotar el avión. "Abrí la puerta y vi gente cayendo. Uno cayó en mi huerta", comentó.

Pero no sólo cuerpos cayeron del cielo. Pedazos de metal, partes de equipaje y otros restos terminaron en esta zona agrícola, a unos 40 kilómetros de la frontera con Rusia.

La parte delantera del avión quedó en un campo de girasoles a un kilómetro de la casa de Tipunova. Restos, cuerpos o partes de ellos estaban esparcidos en los alrededores.

Los trabajadores de emergencia dicen que hallaron la mayoría de los cuerpos, algunos casi intactos y otros destrozados. Unos estaban apilados, pero otros estaban donde cayeron; el lugar fue marcado por palos con tela blanca clavados en el suelo. Hacia el mediodía, 181 cuerpos habían sido localizados, según los trabajadores de emergencia en el lugar.

Algunos de los cadáveres fueron envueltos en láminas de plástico casi transparente y las esquinas sujetadas con tierra o piedras. Alguien había colocado un clavel rojo sobre una de las víctimas.

Entre los muertos hay muchas mujeres y chicos, como uno de unos diez años que permanecía aún al lado de la cabina, con su pequeño cuerpo cubierto con una lámina de plástico.

Gran parte del lugar era un caos 24 horas después del desastre. Zapatos, cajas de medicamentos, valijas vacías y restos de ropa estaban diseminados por los campos de labranza sobre los que explotó el avión.

En un esfuerzo por limpiar el lugar, los restos de cuerpos fueron quitados de la calle llena de pozos donde cayeron junto con partes del fuselaje y las alas con el logo rojo y azul de la aerolínea Malaysia Airlines.

Los trabajadores de emergencia, que eran pocos anteayer, llegaron en masa ayer y levantaron dos grandes carpas. Trabajadores de emergencias, policías e incluso mineros de carbón fuera de servicio, con ropas de trabajo y cubiertos de hollín, registraban los campos de girasoles en busca de los restos del avión.

Los periodistas y residentes caminaban sin impedimento por las cenizas y los restos de la aeronave.

Mientras tanto, los combatientes rebeldes en uniforme observaban nerviosos los procedimientos. El gobierno de Kiev los acusó de derribar el avión, pero ellos negaron su participación y prometieron no evitar que se realice una investigación internacional.

El constante sonido de fuego de mortero y disparos en la distancia era un recordatorio del conflicto que enfrenta a los separatistas con las fuerzas del gobierno, que intentan sofocar una revuelta de tres meses contra Kiev.

"SÓLO UN EJÉRCITO REGULAR PUEDE OPERAR EL MISIL BUK"

Un especialista en la materia, el jefe del Estado Mayor Conjunto argentino, general Luis María Carena, dijo que el sistema de misiles Buk, como el que habría derribado el avión de Malaysia Airlines, "tiene tal grado de complejidad en su manejo y logística que sólo un ejército regular puede operarlo", por lo que descartó que el ataque haya sido obra de rebeldes improvisados sin apoyo.El general Carena explicó a la nacion que el sistema requiere la intervención de "unas 40 personas muy bien entrenadas, con una capacitación que lleva muchos años"."Es todo un sistema de guerra complejo: normalmente se utilizan cuatro vehículos lanzadores con cuatro misiles cada uno. Además va un vehículo con el radar y otro de mando. Y a unos kilómetros de distancia están los repositores de misiles", dijo Carena.El jefe militar precisó que el radar tiene un alcance de 250 kilómetros, "pero no distingue entre un avión civil o militar". Luego de ser disparado, el misil recorre 50 kilómetros por minuto, en los que va corrigiendo la trayectoria hasta impactar con una carga explosiva de 70 kilos.

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