La estrategia de salida de Donald Trump

Debate presidencial en EE.UU. Su negativa anoche a declarar que respetará los resultados electorales podría revelar algo más que el temor a un fraude.

En una inédita declaración en más de 200 años de democracia en los Estados Unidos, en el debate de anoche Donald Trump rechazó comprometerse a aceptar los resultados de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre porque asegura, sin presentar pruebas, que estarán manipuladas en su contra. La estrategia de Trump puede ser un “insulto a la democracia” –como definió en un editorial The New York Times-- pero abre un escenario bien posible con un candidato que toda su vida se ha presentado como un “winner” (ganador) y que tiene amplias chances de ser derrotado.

La propia Hillary Clinton señaló que era “horroroso” lo que había escuchado de boca del magnate que dijo que “mantendría en suspenso” y que verá “en el momento” si acepta o no el veredicto de las urnas. Puede ser una estrategia del republicano para movilizar a sus bases y que salgan a votar, o también para sintonizar con el 41% del electorado que cree que puede haber fraude. Pero el magnate –que tiene un ego más que frondoso y está poco acostumbrado a perder-- parece estar preparando el terreno para una derrota que puede enterrarlo no sólo políticamente sino también como empresario. Trump no solo construye torres sino también vende su apellido-marca paraemprendimientos inmobiliarios ajenos, canchas de golf, ropa o lo que sea. Quizás piense que le conviene presentarse como alguien que ha sido “robado” y no vencido. El propio presidente Barack Obama le advirtió que dejara de “lloriquear” y que se dedicara a juntar votos.

Los expertos aseguran que pueden existir casos puntuales, pero un fraude masivo es un escenario prácticamente imposible en Estados Unidos porque cada estado tiene autoridades y controlesdescentralizados. Además, en los distritos clave que pueden definir la elección como Florida, Ohio o Carolina del Norte, el partido Republicano tiene el poder de supervisar los comicios porque están gobernados por ellos.

Podrá argumentarse que en 2000 hubo un dramático conteo en Florida, que terminó con la intervención de la Justicia y al final se otorgó la presidencia a George W Bush, a pesar de que Al Gore tuvo más cantidad de sufragios a nivel nacional. Pero perdió Florida y los electores de ese estado inclinaron la elección general. A pesar de la polémica, el demócrata aceptó sin protestar el resultado.

Trump va unos 7 puntos por detrás de Hillary en los sondeos, una clara distancia a esta altura de la carrera. También pierde en estados clave como Florida, Carolina del Norte y Pennsylvania y empata en Ohio. Nunca antes un candidato había señalado la posibilidad de fraude antes de los comicios. Para Hillary, es una “degradación de la democracia”. Pero para Trump puede ser una estrategia de salida.

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