La estrategia de Domínguez para meterse en la pelea presidencial

La estrategia de Domínguez para meterse en la pelea presidencial

Estuvo en el acto de La Cámpora y fue invitado al Vaticano. Sus respuestas cuando le dicen que no mide.

Julián Domínguez viajaba al sur como parte de su campaña cuando se decidió: “Vamos para Argentinos Juniors”, donde La Cámpora realizaba el acto en el que terminaría hablando Máximo Kirchner.

Oscar Parrilli había invitado a todos los candidatos presidenciales del kirchnerismo, pero sólo aparecieron el presidente de la Cámara de Diputados y el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. Y hasta lo coronaron con una foto.

Domínguez está convencido: Aunque haya encuestas que ni siquiera le den un punto de intención de voto, cuando vaya a los medios y Cristina Kirchner levante su brazo -como él cree que lo hará- se pondrá a tiro de Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri.

Apuesta a un empuje de la Presidenta similar al que el año pasado tuvo Martín Insaurralde, aún con alta intención de voto en la provincia. El lomense perdió con Massa pero, entienden cerca de Domínguez, a nivel nacional nadie mide 40 puntos.

“Todos suman 20 puntos y son candidatos hace tiempo. Una instalación en los medios con Cristina como electora te pone a flote. Hace falta 10 puntos más por fuera del kirchnerismo y tengo que encontrarlo en el campo”, le dice a los 42 diputados que lo acompañan en actos por todo el país.

Lo hacen a través del Grupo San Martín, conformado también por técnicos y profesionales que acompañan a Domínguez. Martín Insaurralde nunca se asomó pero sí habla con varios de ellos para desinflar versiones de su fuga al massismo, al menos por ahora. 

Este fin de semana la Presidenta le dio un espaldarazo a Domínguez llevándolo a la visita con el Papa Francisco y a la gira en New York, donde se entrevistó con George Soros y Ban Ki-Moon, presidente de la ONU.

No es el primer gesto directo de la Casa Rosada. Con Cristina de licencia, el año pasado Zannini salteó a Boudou y Gerardo Zamora en la línea sucesoria y llevó a Domínguez a la Cumbre Iberoamericana, donde se codeó de los presidentes del Continente y hasta con el español Mariano Rajoy.

El efecto Papa

Su cercanía al Papa no es menor. Como pocos kirchneristas, Domínguez se reconoce devoto de la Iglesia y fue estos años de los dirigentes del oficialismo que más veces viajó a Roma. “Los obispos que van al Vaticano dicen que Bergoglio les habla de Julián”, aseguró a LPO un diputado.

Para llegar al voto rural, recorre todos los fines de semanas el interior del país, un territorio que ningún candidato presidencial logró acaparar. “Se la pasa en domas y sociedades rurales”, bromean algunos legisladores. Planea con muchos de esos chacareros un acto en el Luna Park para diciembre.

La sospecha de muchos de sus seguidores es cuánto se involucrará Cristina en su futuro. No pocos creen que dejará la interna del Frente para la Victoria librada al azar, a la espera de un triunfo de Mauricio Macri que la posicione para un retorno, como adelantó LPO.

“Entre Macri y Massa, prefiero a Macri”, llegó a sincerarse la Presidenta meses atrás, ante legisladores con acceso a su despacho.

Domínguez ignora esos rumores y, sin una encuesta que lo respalde, puntea dirigentes. En Santa Fe asegura que lo siguen María Eugenia Bielsa y el diputado Omar Perotti y en San Juan habla con el vicegobernador Sergio Uñac, dispuesto a arrebatarle la provincia a José Luis Gioja.

Mantiene estrecha relación con el patriarca de Santiago Del Estero Gerardo Zamora, quien celebra su iniciativa de trasladar allí la Capital Federal. Y con gobernadores ultra K como José Manuel Urtubey (Salta), Gildo Insfrán (Formosa) o Eduardo Fellner (Jujuy) tiene línea directa.

El miércoles muchos interpretaron como un triunfo suyo que los diputados de Adolfo Rodríguez Saá y José Manuel de la Sota se hayan sentado a dar quórum, aun cuando sus líderes difundieron semanas atrás un preacuerdo con Sergio Massa.

Los dominguistas aseguran que se reunió con ambos y fue nexo para obtener favores en el presupuesto 2015. Rumores de una campaña presidencial que no termina de empezar, pero en la que muchos dirigentes confían.

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