Uno por uno, estos fueron todos los conflictos que enfrentó Isela Costantini en Aerolíneas Argentinas

Uno por uno, estos fueron todos los conflictos que enfrentó Isela Costantini en Aerolíneas Argentinas

Desde que asumió el puesto como CEO de la aerolínea de bandera enfrentó diversos problemas. Paritarias complicadas, paros y la amenaza de los vuelos low cost, las principales razones.

 

 

La renuncia de Isela Costantini a la conducción de Aerolíneas Argentinas es el punto de llegada de un año de gestión turbulenta y de una traba tras otra. La CEO que dejó su trabajo en General Motors recibió una empresa llena de militantes de La Cámpora, vivió tensiones no sólo con gremios de pilotos, controladores y estatales, sino también tensiones y peleas internas, con los vuelos low cost y la regulación de la competencia como principales puntos de disenso.

En medio de tironeos y peleas propias del poder, un paro de pilotos por mejores paritarias en septiembre, el más fuerte del año, tensó una cuerda que ya estaba a punto de cortarse. Pero aquel fue apenas un conflicto más dentro de muchos: durante el año, Costantini enfrentó varios al interior de Aerolíneas, principalmente con los distintos gremios que regulan la actividad laboral aérea, mientras caminó por una fina línea donde no se entendió si el Gobierno la apoyaba o no.

Con todo, en noviembre Aerolíneas Argentinas fue la más puntual de toda Latinoamérica, la empresa compró 20 aviones Boeing y redujo el déficit a la mitad de lo que se perdía durante el kirchnerismo.

Pero el año de Isela Costantini fue realmente un infierno a nivel político que le significó un bautismo de fuego en la gestión pública. Por razones internas y externas, la aerolínea de bandera se vio afectada en estas ocasiones.

Febrero, el debut con la lógica del paro. Un cese de actividades de controladores le hizo sentir el peso a Isela Costantini. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). A las 10.15 los representantes de ATE levantaron una asamblea, acordando, pero la medida le significó a Aerolíneas una gran cantidad de vuelos cancelados. Sería sólo el comienzo de un año agitado.

Marzo, la bienvenida de APLA. Isela desplegó su cintura política para resolver un conflicto que podría haber sido significativo. Los pilotos de Aerolíneas agrupados en la Asociación de Pilotos de la República Argentina (APLA) amenazaban con un paro a partir de principios de abril, pero sobre el final de marzo, conciliación obligatoria mediante, se destrabó. El gremio pedía contratación de nuevos comandantes y oficiales, beneficios extra para los pilotos que vuelan a EE.UU. y capacitaciones para manejar los nuevos aviones.

Abril, hasta con los remiseros en contra. Una veintena de vuelos debieron ser cancelados y diez fueron demorados durante la segunda semana de abril, cuando el gremio de remiseros realizó un paro que impedía a pilotos y tripulantes llegar a Ezeiza y Aeroparque. La medida, ajena completamente a la empresa, se levantó y el servicio logró reanudarse.

Mayo, un “roce” con LATAM. Un 737 de Aerolíneas Arsa tocó a un 320 de LATAM, causando preocupación y demorando vuelos. A principios de mes también hubo un conflicto con ATE que casi desemboca en un paro de 24 horas, pero la entonces CEO de Aerolíneas logró neutralizar el conflicto. Estallaría días después.

Junio, el primer gran caos con intervención judicial. Controladores nucleados en ATE realizaron una medida de fuerza que afectó a todos los vuelos de Aeroparque. La amenaza era por 48 horas en 30 terminales del país, lo que prometía convertir al tránsito aéreo en un verdadero dolor de cabeza para miles de personas. La torre de control llegó a estar tomada por los trabajadores del sindicato y se necesitó intervención judicial para desalojarla y resolver el conflicto.

Agosto, el ojo de la tormenta. La Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA) y la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) advirtieron que tenían intenciones de hacer un paro. Con las paritarias en su momento clave, los trabajadores le plantearon a Aerolíneas sus demandas, con la recomposición salarial como principal reclamo. Además, el plan para reducir el déficit de la empresa puso en alerta a los empleados: el presupuesto anual ya estaba ejecutado en un 80 por ciento y temían recortes de puestos laborales.

Septiembre, el conflicto más caliente. "Es una locura el paro de pilotos", había dicho Isela Costantini, en referencia al pedido del aumento salarial que hacían del 40 por ciento. Sucedió que APLA y UALA plantearon un paro desde el jueves 15 a las 20 hasta el mediodía del viernes para reclamar esa suma de aumento salarial, alegando que venían buscando una mesa de diálogo que no tenía lugar. Los pasajeros debieron dar por cancelados sus vuelos y hubo cientos de reprogramaciones. Fue una medida de fuerza que duró 16 horas y que le costó a la empresa 12 millones de pesos por minuto, por la cantidad de hoteles, charters y traslados a pasajeros que la aerolínea de bandera debió asumir como costos propios. La cantidad de pasajeros afectados: 20 mil. Los vuelos cancelados, más de 200.

Octubre, más asambleas. Desde UPSA y APA explicaron: "Al no lograr un acuerdo en paritarias con el Grupo Aerolíneas Argentinas se realizarían desde las 6 de la mañana de este jueves asambleas en los aeropuertos, informando el fracaso de las negociaciones". Isela recibió una carta de los gremios. Esto se tradujo en cancelaciones y reprogramaciones. Un jueves para el olvido para volar.

Diciembre, paro nacional. No fue un problema específico de la empresa, pero sí se vio afectada. El paro nacional al que llamaron los gremios del transporte convocados por Juan Carlos Schmid de este lunes afectó el normal funcionamiento de la Aerolínea. Cientos de vuelos tuvieron que ser cancelados y reprogramados.

Así, mes a mes Costantini debió enfrentar duros desafíos. Su renuncia cayó como una bomba al interior de la empresa: sus empleados aún están atónitos, y no logran comprender el trasfondo de su salida. Y menos aún qué sucederá con la llegada de los nuevos low cost y cuál será el destino de la empresa del Estado.

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