El triunfo tan amplio lo tomó por sorpresa. Su encuestadora le había garantizado una ventaja de 14,5 puntos. Al gobernador Alberto Weretilneck le parecía mucho, dice en una entrevista con Clarín. La realidad se mostró aun más contundente. Weretilneck obtuvo el 54% de los votos en su provincia, a 20 puntos del senador K Miguel Pichetto. Es un político difícil de encuadrar. Sus cercanos lo definen como impenetrable. Gentil con los vecinos pero frío en sus vínculos con el poder. “Jamás pelea, si se le cruza alguien lo congela. En eso es despiadado”, cuenta un amigo.

En sus tres años de gobierno siempre se guió por cálculos internos. Se dijo peronista sin filiación, elogió al diputado Sergio Massa del que luego se distanció, y, aunque criticó al gobierno, parece admirar a Cristina Fernández. Una mujer que, confiesa, lo puso triste cuando a Río Negro le descontaron 56 millones de pesos de su deuda con Nación. Fue la única provincia que no entró en la prórroga. En sus oficinas de Casa de Gobierno en Viedma hay tres cuadros. Uno del asesinado ex gobernador Carlos Soria, del que fue vice y al que reemplazó en 2012, otro con el escudo de Río Negro y el suyo. Pero el que lleva su foto está claramente por encima de los demás. Casado y padre tres hijos, Weretilneck es nieto de un emigrante austríaco que se radicó en El Bolsón. Allí nació y se crió él. Sin estudios formales (concluyó el secundario), el gobernador es uno de esos hombres que se inventaron a sí mismos. Hace 30 años, en Cipolletti creó su propio partido vecinallista.

¿Se esperaba un triunfo así?

Había indicios muy favorables. No sé si esperábamos esta diferencia pero hay muchos cambios con respecto al Río Negro anterior. Se notaba la alegría de la gente que fue a acompañarnos.

¿Lo llamaron del gobierno nacional?

No. Me llamó el gobernador de Neuquén, el de Chubut y el de Mendoza. También Daniel Scioli.

¿La presidenta?

No.

¿Cómo cree que fue recibido su triunfo en la Casa Rosada?

No sé. Formamos un movimiento político provincial. De independencia con respecto a los partidos tradicionales. Es como el MPN en Neuquén. Son fuerzas provinciales las que están gobernando Río Negro y Neuquén.

YPF ya adelantó que se invertirán USD 4.000 millones en Río Negro en 2016. ¿No considera un tema nacional el de los hidrocarburos?

El gas y el petróleo no vienen a reemplazar a la agricultura. Somos productores de manzanas. Somos una provincia frutícola. Pero hay una proyección en los próximos 10 años con el petróleo y el gas y vamos hacia nuevos horizontes productivos.

¿Se siente cerca de Daniel Scioli?

No me siento ni cerca ni lejos de nadie. Hasta hace 60 días las relaciones con el gobierno nacional eran normales, con altibajos. La campaña afectó el vínculo.

Pero en su momento elogió a Sergio Massa.

Sí, pero fue una relación que no continuó. Estamos en un proyecto de independencia y mal podríamos apoyar a un presidenciable. Voy a ser coherente.

Massa debe lamentarse de no haber hecho más esfuerzos para seducirlo.

No es un tema de seducción. Tenemos una relacción excelente, pero como partido elegimos prescindir de un esquema nacional.

En estos años se ha cuidado de criticar a la presidenta ¿Por qué es más crítico con el kirchnerismo que con su figura?

Teníamos una buena relación. Creo que se va a recomponer ahora que pasó la campaña electoral.

¿Qué opinión personal tiene de Cristina Fernández?

De agradecimiento por lo que ha hecho por la provincia. Pero que haya dado la orden de descontarle a Río Negro 28 millones por mes por la deuda con Nación, cuando hay 16 provincias que no tuvieron que pagar, me entristece.

¿Qué le pasó al senador Pichetto?

Se votó más “a favor de” que “en contra de”. Hoy se valora más la cercanía del gobierno con la gente.

¿Cómo se resuelve el conflicto frutícola, tomando en cuenta que es Nación la que debe poner el dinero faltante?

Es lo que piden los productores, que el gobierno cumpla con lo prometido en el acta.