Estamos mal pero vamos bien

Estamos mal pero vamos bien

El Fondo ve con buenos ojos el plan oficial de ajuste y endeudamiento, en línea con las tradicionales recetas ortodoxas recomendadas por el organismo, pero pronostica una recesión aún mayor a la antes prevista, a contramano de las promesas de Prat-Gay.

El director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario (FMI), Alejandro Werner, aseguró ayer que los cambios económicos que impulsa el gobierno argentino van en la dirección correcta, tras lo cual anunció que se pronostica para el país una contracción de la actividad para este año de un 1 por ciento. El organismo había previsto una caída del 0,7 por ciento para el 2016, pero corrigió el número a la vista del impacto que tendrán las mismas medidas de ajuste que celebra. De esta manera vuelve a quedar en claro que para el Fondo el camino correcto no es el de crecimiento económico sino el ajuste y el endeudamiento. En el Informe de Perspectivas Económicas Regionales del FMI, donde adelanta un año de recesión para el país, se destaca que “el nuevo gobierno ha iniciado una importante transición para corregir desequilibrios macroeconómicos y distorsiones microeconómicas”. El gobierno de Mauricio Macri inició un rápido acercamiento con el organismo multilateral de crédito, volviendo a someter al país a las auditorías anuales (ver aparte).

Las inconsistencias en el análisis de una entidad en sus formulaciones y con un amplio historial de pronósticos fallidos volvieron a quedar en evidencia en la presentación de su último informe para la región. El documento del organismo que dirige Christine Lagarde advierte un inicio de año difícil. “Los recientes estallidos de volatilidad financiera, consecuencia de la incertidumbre acerca de la desaceleración económica en China, la caída de los precios de las materias primas y las divergentes políticas monetarias aplicadas por las economías avanzadas”, son algunos ejemplos que señala la entidad. En ese marco, prevé para la región un nuevo año de recesión, el segundo consecutivo, algo que no ocurre desde crisis de la deuda de 1982-1983.

En cuanto a la Argentina, el informe destaca lo actuado hasta el momento por el gobierno de Mauricio Macri, pese a que se trata de medidas que no permiten elevar la previsión de crecimiento económico. “En Argentina, el nuevo gobierno ha iniciado una importante transición para corregir desequilibrios macroeconómicos y distorsiones microeconómicas”, explicó Werner en conferencia de prensa al presentar los datos. El directivo hizo hincapié en el levantamiento de restricciones al mercado cambiario, la eliminación de varios controles al comercio internacional, el anuncio de las principales directrices del marco macroeconómico y la supresión parcial de los subsidios a la energía.

Luego de hacer un juicio de valor sobre estas medidas, en un contexto en que el país vuelve a encarar una relación fluida con el organismo, Werner reconoció que, aunque mejoran las perspectivas del Fondo en cuanto crecimiento para el mediano plazo, “es probable que el ajuste genere una leve recesión en 2016”. El Fondo prevé para el país una contracción del 1 por ciento, por encima de la caída del 0,7 por ciento anticipada hace tres meses. De esta manera, Argentina se sumaría a Venezuela, Ecuador y Brasil entre los principales países que arrastrarían a la región a su segundo año consecutivo con crecimiento negativo. El organismo prevé que la región retroceda en un 0,3 por ciento.

El FMI remarca que el fuerte descenso de los precios de las materias primas, que oscila entre el 30 y el 50 por ciento en relación a su valor máximo dependiendo del país, provocó pérdidas significativas en los ingresos por exportación de la mayoría de las economías. El organismo estima esas pérdidas en alrededor de 200.000 millones de dólares para las siete economías consideradas en la región. “Sin embargo, el tamaño de los shocks de los términos de intercambio en relación con el de esas economías (menos de 1 por ciento del PIB en el caso de Argentina, Brasil y México en 2015/2016) no es suficiente para explicar la gravedad de la contracción sufrida por algunas de ellas”, asegura el informe regional. “De hecho, nuestra proyección de crecimiento negativo está determinada principalmente por cuatro países (Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela), ya que la caída de los precios de las materias primas, combinada con desequilibrios macroeconómicos y distorsiones microeconómicas, ha dado lugar a fuertes retrocesos de la inversión privada”, concluye.

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