En estado deliberativo subterráneo, el peronismo busca su nueva identidad

En estado deliberativo subterráneo, el peronismo busca su nueva identidad

Ensaya acercamientos a Massa y sondea a Randazzo para la gran batalla bonaerense de 2017. Pichetto abre el juego y Gioja encarna un liderazgo de transición. Las reuniones de Cristina. 

La provincia de Buenos Aires será, otra vez pero más que nunca, la madre de todas las batallas. De los cinco distritos electorales más importantes del país, el peronismo entiende que es el único que tiene chances reales de ganar en 2017 y hacia allí encamina todos los esfuerzos. 

A ocho meses de la derrota electoral que lo dejó fuera del poder, intenta reorganizarse en busca de nuevos liderazgos que garanticen el regreso. Con el kirchnerismo  aislado – “autoexcluido”, según algunos dirigentes del PJ, “expulsado”, según otros – la vieja guardia, coordinada Miguel Ángel Pichetto en tándem con José Luis Gioja, se apoya en el bloque Justicialista de Diego Bossio y le abre el juego a la vuelta de Sergio Massa mientras sondea a Florencio Randazzo.

“En esta etapa nuestra intención es trabajar en un esquema de interbloque, hacer un trabajo conjunto entre ambas cámaras (legislativas) para diseñar objetivos comunes y en temas comunes, con los diputados del Frente Renovador, el sector que lidera Bossio y otros legisladores del peronismo", reconoció Pichetto el jueves, tras compartir un acto en una fábrica autopartista de Tigre con Massa, el presidente el bloque Justicialista, Oscar Romero, y los senadores por la provincia de Buenos Aires Juan Manuel Abal Medina y María Laura Leguizamón.

Los acercamientos no son nuevos. El presidente de la bancada del PJ-Frente para la Victoria en el Senado es uno de los más activos en la tarea de “reconstrucción” del peronismo post kirchnenrista. “Miguel es el que tiene diálogo con los gobernadores y está abriendo lugar a los dirigentes más jóvenes”, dice un operador partidario. Aunque desconfía de Massa – como muchos dirigentes del PJ – , Pichetto intensificó sus contactos con el líder del Frente Renovador a partir de las negociaciones por la ley anti despidos y, desde entonces, coordina con él y con el ex director ejecutivo de la Anses los movimientos parlamentarios.  

La semana pasada, el jefe del bloque de senadores se reunió en la Casa de Entre Ríos con el gobernador de esa provincia, Gustavo Bordet, Bossio y Massa. De ese encuentro surgió el rumor de que los diputados entrerrianosCarolina Gaillard y Lautaro Gervasoni dejarían el bloque del Frente para la Victoria. La movida fue desmentida por los propios legisladores, pero reveló las intenciones en las conversaciones de los dirigentes, que ya había sido anticipada cuando el partido convocó a una reunión que iba a realizarse el jueves 30 y finalmente se suspendió.   

Ese día, según revelaron fuentes del partido, el Consejo Nacional iba a impulsar la conformación de bloques parlamentarios peronistas, separados del Frente para la Victoria. El encuentro iba a coincidir con la sesión en la que la Cámara de Diputados aprobó la ley de autopartes – impulsada por el bloque Justicialista- pero se levantó ante el inminente faltazo de gobernadores y senadores, todos miembros de la plana mayor del partido, ante lo que consideraron una decisión política demorada. “Creen que el bloque ya se tendría que haber partido, que habría que haberse alejado rápidamente de La Cámpora y el kirchnerismo. Faltaron reflejos”, dice un dirigente del partido.

El bloque de la Cámara alta tampoco tenía intenciones de participar de la reunión prevista para el 30. “¿Por qué nos vamos a meter nosotros a opinar sobre un problema que hay en el bloque de Diputados?”, se preguntó un dirigente que forma parte de la mesa chica de Pichetto.

Gioja, que en febrero manifestó su desacuerdo con la prematura ruptura impulsada por el bloque de Bossio, apostó a contener a todos dentro del peronismo. “Acá nadie sobra, nadie está de más. Hay lugar para todos”, dijo el presidente del partido al asumir la conducción, a fines de abril. Sin embargo, las intenciones del sanjuanino chocaron con la negativa del cristinismo. “Ellos se autoexcluyeron, nadie los echó. Pero pretender seguir conduciendo y eso se acabó”, dice un senador nacional.

En ese contexto, luego del portazo que dieron los seis diputados del Movimiento Evita, comenzó a rodar el rumor de que habría una nueva ruptura del diezmado bloque, promovida por los gobernadores cuyos diputados aún siguen bajo la conducción de Héctor Recalde, como los representantes de Tucumán, Formosa, Entre Ríos y de los sanjuaninos que encabeza el propio Gioja. Por ahora, la decisión quedó congelada, aunque en el partido especulan en que no tardará en llegar. “La decisión es un hecho: ya no funcionan con la lógica de un bloque”, apunta un operador partidario. 

AISLADA. En paralelo corren los movimientos de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, que, tras su regreso en abril, en el que amagó con ocupar el rol de conductora que la militancia le reclama – y hasta de candidata a senadora-, desinfló las expectativas de los dirigentes kirchneristas con los que mantuvo charlas privadas. “Nosotros no vamos a volver ahora. Hay que trabajar para los chicos”, les dijo la ex primera mandataria a los dirigentes del Movimiento Evita a los que recibió en Santa Cruz. Algo similar esbozó ante el diputado Carlos Kunkel en su última visita a Buenos Aires.

La referencia a la construcción de un poder futuro encarnado por La Cámpora – en ocho años o 12, según el relato – por fuera del PJ – a cuya conducción destroza cada vez que puede - terminó de sellar la salida del Evita del bloque kirchnerista y podría marcar el camino de otros dirigentes peronistas del bloque, a los que Cristina les anunció que no tiene intenciones conducir.

“Nadie debe esperar mesías ni salvadores, no hay apellidos ni nombres salvadores. Hay construcciones colectivas que se van dando en la sociedad en un momento. Es la sociedad la que debe empoderarse y hacer valer sus derechos”, dijo la ex presidenta en diálogo con Roberto Navarro, en C5N, en línea con lo que viene sosteniendo en privado sobre la necesidad de buscar “nuevos liderazgos”. 

LA BATALLA BONAERENSE. De los cinco distritos electorales más importantes del país, el territorio bonaerense es el único en el que el PJ cree que tiene chances reales de ganar en 2017. En el segundo, Córdoba, reina el delasotismo autónomo. En Santa Fe, el dirigente del partido con mayor caudal de votos es Omar Perotti, que acaba de asumir como senador y trabaja para su candidatura a gobernador 2019. Así, en el peronismo asumen que la disputa santafesina en 2017 será entre el PRO y el socialismo. 

En tanto, la Ciudad de Buenos Aires –base de operaciones PRO - y Mendoza – en manos del radicalismo, luego del desastre financiero que dejó el ex gobernador Francisco “Paco” Pérez -  son batallas casi perdidas. 

Es por eso que en el peronismo entienden que la única forma de aspirar al poder en 2019 es con un triunfo en la provincia de Buenos Aires en 2017, donde las encuestas levantan a Massa y a Randazzo, asiduo interlocutor de intendentes bonaerenses y de Pichetto.  

En el despacho del presidente del bloque de senadores, Randazzo reapareció públicamente a fines de mayo, tras seis meses de silencio. El mismo día, el ex ministro del Interior dejó circular el eslogan #RandazzoVuelve, que promovió el senador fueguino Julio Catalán Magni.

Antes y después de aquella foto, Randazzo y Pichetto mantuvieron otros encuentros en privado.  El bonaerense también se reunió en varias oportunidades con referentes del Movimiento Evita y con Abal Medina, uno de los dirigentes que piensa la estrategia del peronismo bonaerense para 2017, aunque dice que hablar ahora de futuras candidaturas es “hacer ciencia ficción”. 

Randazzo mira con recelo los contactos del peronismo con el líder del Frente Renovador. “Si piensan que ése es el camino, vayan con Massa”, desafía. En tanto, el ex intendente de Tigre  aprovecha los contactos para fortalecer su figura pero rechaza la idea del regreso al PJ. “Sergio rompió, armó su propio partido y le fue bien. Si el peronismo quiere, que lo apoye. Pero él no va a volver”, dicen en el massismo.

En la transición, Gioja intenta conducir a gobernadores, pejotistas puros, desencantados kirchneristas y exiliados. Sabe que el partido nacional no tendrá peso en las elecciones 2017, de carácter distrital, pero celebra haber evitado el desastre de la intervención judicial.  “El líder del peronismo se va a definir el año que viene, después de la elección”, suele decir el sanjuanino. En estado deliberativo subterráneo, la dirigencia empieza a definir quiénes intentarán recuperar el poder perdido.

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