MONZÓ, EL PERONISTA PRO

Emilio Monzó es el actual presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, lidera el ala de peronistas en Cambiemos y es quien apuesta a incluir a más conversos en la línea de Mauricio Macri. A pesar de su clásico perfil bajo, en las últimas semanas se mantuvo en la luz pública al brindar distintas entrevistas. Se encargó de elogiar a Florencio Randazzo, Julián Domínguez, Diego Bossio, Gabriel Katopodis y Juan Manuel Urtubey, defenestró a Jaime Durán Barba, y opinó que es tiempo de que Cambiemos se oxigene, haciendo referencia a un cambio en el gabinete y, consecuentemente, a la inclusión de peronistas con experiencia en el mismo.

Monzó sabe que sus declaraciones tienen un aire de polémica entre la dirigencia de Cambiemos. Cuando critica las formas lavadas de ese frente electoral, cuando asegura que Durán Barba no conoce el territorio argentino, Monzó ataca en realidad a las figuras del macrismo salidas de una galera. Y es que el presidente de la Cámara de Diputados ostenta el hecho de ser el armador territorial del Pro, con un profundo conocimiento del barro del cual las figuras armadas en los nichos de formación de sus cuadros, como fundaciones y ONGs, adolecen. Ese ha sido uno de los principales ítems en su complicada relación con Vidal, con quien se fue acercando en los últimos meses.

Monzó sabe que la carta fuerte de Cambiemos es María Eugenia Vidal, que se mantiene estable en imagen mientras Macri baja estrepitosamente. Sabe también, como buen peronista, que en el 2017 la disputa principal se juega en la provincia. De allí se desprenden dos líneas de acción, una hacia adentro y otra hacia afuera.

HACIA DENTRO

Inicialmente, con el peso propio de un armador político que entiende de su oficio, Monzó quería que su hombre de confianza, Jorge Macri, sea quien encabece la lista de candidatos a diputados nacionales por Buenos Aires. El intendente de Vicente López y primo del presidente mantiene una imagen positiva alta en el ranking de intendentes de Cambiemos en la provincia (el 61,5 por ciento según Aresco). Sin embargo, su apellido podría jugarle una mala pasada, al contrario de lo que se creía en un principio por el hecho de ser Macri.

En las últimas semanas, y a sólo días del termómetro de las fiestas, en donde se evidencia la capacidad adquisitiva de la población, Mauricio Macri ha ido descendiendo en imagen positiva. En algunos sectores del Conurbano bonaerense, el presidente no pasa los 15 por ciento de aceptación. Por eso, como contrapartida, desde el vidalismo están convenciendo al neurólogo Facundo Manes, quien en julio se sumó al gobierno provincial como asesor para ayudar a la gobernadora a enseñarla a los más desprotegidos a ser felices.

Manes no proviene de la política., por lo que no sería la primera vez que el Pro pruebe con un famoso, ya lo hizo con Miguel Del Sel y Martiniano Molina, entre otros. Manes, además, cuenta con el ala de santidad de la medicina, y es considerado un hombre inteligente y simpático. El médico es el candidato perfecto de la no política, algo que en este contexto de descontento el Pro debe recuperar, porque ser vinculado a la derecha neoliberal lógicamente les juega en contra. Federico Salvai, actual ministro de Gobierno provincial y pronto a ser jefe de Gabinete, dijo públicamente que apuesta por Manes.

HACIA AFUERA

Ni Monzó ni Salvai ignoran que esa única carta no les asegura un triunfo. Por eso, tanto el presidente de la Cámara de Diputados como Salvai, quien es además marido de Carolina Stanley, piensan en jugar fuerte a infiltrarse entre el enemigo, y en ese esquema entra también Joaquín De la Torre, el ex Frente Renovador que forma parte del gobierno de Vidal.

De la Torre, ex intendente de San Miguel, es el actual ministro de Producción de la provincia, aunque con los cambios anunciados recientemente pasaría a ser la cabeza del ministerio de Gobierno. El ex massista estaría dispuesto a infiltrar peronistas correctamente adiestrados en las internas del PJ, mientras se rumorea la posibilidad de que un hombre de Monzó desembarque en su reemplazo.

La idea de los armadores es destruir al peronismo, y a lo queda del kirchnerismo, haciendo explotar las internas. El PJ en unidad, y un Massa cercano, es el gran temor del Pro. Ahora bien, si las internas son, como el año pasado, una bolsa de gatos, Cambiemos asciende en su prédica de unidad (Pro + Unión Cívica Radical + Coalición Cívica) y entendimiento.

Siendo que Salvai es esposo de Stanley, la ministra de Cambiemos que hoy mayor contacto mantiene con el arco peronista y los movimientos sociales, el actual ministro de Gobierno de Vidaltendría a través de su esposa la posibilidad de dar vuelta a ciertas fichas, fogoneándolas para que jueguen para Macri en el PJ.

En fin. No sería la primera ni la última vez que el justicialismo sufra infiltrados, o al menos integrantes que no prediquen la doctrina.