La espada de Damocles para los K

La espada de Damocles para los K

"La espada de Damocles" es una frase popular, inmortalizada por un historiador griego, que se utiliza cuando una persona se encuentra amenazada ante un hecho inminente. Esto es lo que le ocurre, precisamente, a Cristina Kirchner y a sus principales aplaudidores. Y las razones no hay que encontrarlas en la Grecia antigua, sino en el presente, en las innumerables causas de corrupción que la involucran a ella, a su familia y a sus principales funcionarios.

Un anticipo de lo que se viene, en la nueva etapa que se inicia el 10 de diciembre, fue el pedido que hizo un fiscal para que el vicepresidente Amado Boudou, procesado en la causa por la ex Ciccone Calcográfica e imputado en distintos casos de corrupción, no pueda salir del país. Es un hecho que el año próximo Boudou tendrá que ir a juicio oral por la fraudulenta compra de la fábrica para hacer papel moneda y podría terminar tras las rejas. No sería el único: también se encuentra procesado el ex jefe de gabinete de la AFIP, Rafael Resnick Brenner, mano derecha de Ricardo Echegaray, quien tras el  affaire fue ascendido y actualmente es titular de la regional del organismo recaudador en Salta.  

El affaire Ciccone no es un caso excepcional, la corrupción forma parte de la matriz kirchnerista. Por eso no se descarta que la propia presidenta y su hijo Máximo tengan que sentarse en el banquillo de los acusados ante las contundentes pruebas, aportadas por la diputada nacional Margarita Stolbizer, en el caso Hotesur.

En realidad, la lista de corruptos K, que podrían tener serios problemas con la Justicia, es muy amplia. Sólo basta recordar a Hebe de Bonafini y los hermanos parricidas Schoklender, involucrados en la estafa de Sueños Compartidos; al ministro de Julio De Vido, arquitecto de los grandes negociados en materia de Obra Pública, y al propio Echegaray, acusado reiteradas veces por haber puesto la estructura de la AFIP al servicio del apriete a críticos y opositores, mientras sus principales colaboradores conformaban empresas fantasmas.

Ahora bien, en un verdadero espectáculo circense, Cristina ayer intentó hacer creer, infantilmente, que estamos viviendo en otro país. Encabezó una puesta en escena en el Hospital Posadas, donde pasó a planta permanente a cientos de ñoquis camporistas, e hizo desfilar a casi todos los gobernadores (convocados para firmar el refinanciamiento de deuda de sus provincias) que, en la última década, le rindieron pleitesía. Muchos de ellos fueron grandes derrotados en el último proceso electoral como es el caso de Daniel Scioli (Buenos Aires) y Martín Buzzi (Chubut).

Tan patético fue lo ocurrido ayer, que Cristina solamente se dedicó a enumerar los supuestos logros de su gobierno. Repitió las mismas mentiras de siempre y obviamente nada dijo de por qué, si supuestamente fue tan exitoso su gobierno, hay más de 12 millones de pobres.

Pareciera que la primer mandataria no quiere o no puede darse cuenta que la mayoría de los argentinos decidieron darle la espalda al kirchnerismo, el domingo pasado. “No es lo mismo un país que una empresa, que nadie se confunda”, afirmó CFK en alusión al presidente electo Mauricio Macri y su pasado como empresario.

Eso no fue todo. Cristina también intentó minimizar el triunfo del frente Cambiemos al señalar que la diferencia entre Mauricio Macri y Daniel Scioli “fue muy escasa, muy chiquita”. Y luego se preguntó qué hubiera pasado si el Frente para la Victoria se imponía en las urnas por la misma diferencia. En ese sentido, recordó las denuncias de fraude que pesaron contra su candidato en Tucumán, Juan Manzur, quien “ganó por 14 puntos de diferencia” y sin embargo “mantuvieron en vilo a un país y a una sociedad”.

“Qué hubiera pasado si el resultado hubiese sido al revés, qué estaría pasando hoy en la Argentina, si hubieran reaccionado como nosotros, con la grandeza, la comprensión y la vivencia democrática que debemos tener los argentinos”, sostuvo, para luego decir que, supuestamente, su espacio garantizará la gobernabilidad del próximo gobierno electo el domingo pasado.

El principal error de Cristina es creer que, después del 10 de diciembre, puede llegar a tener algún tipo poder como para poder garantizar o  no la gobernabilidad de un país. De hecho, algunos gobernadores peronistas que lograron retener el poder en sus provincias, como es el caso del salteño Juan Manuel Urtubey, ya no le llevan el menor apunte. No por casualidad Urtubey ayer pegó el faltazo al hospital Posadas y mandó a su vicegobernador.

En definitiva, es muy probable que Cristina, en lugar de estar preocupada en hacer política y oposición a partir del 10 de diciembre, deba centrar su atención en lo que suceda en los tribunales. 

Visita a la región e YPF en la mira

Cristina Kirchner hoy estará en Berisso y Ensenada, en lo que puede constituir su última visita como presidenta a la región. Según informó, recorrerá al mediodía los laboratorios de YPF Tecnología (Y-TEC), ubicados en Berisso, y también participará de la inauguración de las refacciones realizadas en una planta de carbón de coque.

En rigor, la planta que inaugurará Cristina es la misma que se incendió el 2 de abril de 2013 y que estuvo cerca de ocasionar una catástrofe de proporciones bíblicas si el fuego se extendía hasta el catalítico. Lo ocurrido desnudó la falta de inversiones en la petrolera estatal y son crecientes las denuncias por las serias falencias que existen en la destilería. De hecho, en los últimos días, volvieron a verse amplias llamaradas en las chimeneas del predio, lo que causó alarma en los vecinos.

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