Las dos escuelas de Cambiemos: timbrear o no timbrear, esa es la cuestión

Las dos escuelas de Cambiemos: timbrear o no timbrear, esa es la cuestión

Cómo es la interna dentro del partido que enfrenta a Marcos Peña y a Emilio Monzó

Apenas salió el informe de coyuntura de noviembre realizado por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA), vinculado a la CTA más kirchnerista, Gustavo Lopetegui, el viceministro que hace el seguimiento de la mitad de los ministerios, le envió a Marcos Peña un cuadro que demuestra la recuperación del poder adquisitivo del salario, que empezó a subir en julio -apenas iniciado el segundo semestre- y alcanzó el 93,5% en septiembre (noviembre de 2015: base 100).

No es gran cosa, pero le alcanzó al jefe de Gabinete para convencerse de que el rumbo tomado es el correcto y que "el retraso de la reactivación es apenas de dos meses", producido por "el desconcierto de círculos endogámicos a los que les cuesta adaptarse a un sistema sin corrupción" y a formadores de opinión que "añoran un relato y no encuentran el método para acercarse a nosotros". Incluye a algunas consultoras de relaciones públicas en ambos colectivos.

"Bajen un cambio, muchachos", dice Peña. Y todavía más: "La sociedad pasó un año de mierda y esperanza, pero en cuestión de meses todas las noticias serán positivas, vamos bien, Argentina es un oasis a donde vienen los más importantes líderes políticos, empresariales y financieros del mundo. No hay por qué preocuparse".

Claro que no piensan igual en todos lados, ni siquiera en el propio Gobierno. Justamente, porque esos dos meses de retraso son justo ahora, entrando al año de gestión, cuando el Gobierno esperaba los indicadores de crecimiento que tanto se hacen desear. Vienen las fiestas y el temor al regreso de esos diciembre de furia callejera.

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