Descartado el desdoblamiento, María Eugenia Vidal se adjudicó la decisión de afrontar en conjunto el objetivo de continuidad con Mauricio Macri –también con Horacio Rodríguez Larreta, la triple reelección- y a la vez las dificultades de quedar comprometida por la polarización con Cristina Kirchner en el territorio más adverso para el Presidente. El peso de compartir boleta hará que la gobernadora arranque la campaña de atrás e incluso en La Plata vislumbran una eventual derrota en las primarias de agosto.

Más que un pronóstico agorero se trata de un alerta antes de poner en marcha el dispositivo electoral del macrismo para intentar remontar la diferencia y repetir los procesos de 2015 y 2017, que terminaron con triunfos de Cambiemos: hace cuatro años Vidal quedaba más de diez puntos debajo de los candidatos a gobernador del FPV (Aníbal Fernández y Julián Domínguez) en las PASO y en las legislativas Esteban Bullrich sacó un puñado de miles de votos menos que Cristina en esa primera instancia. El objetivo central de la estrategia del macrismo en este caso será conseguir una mejora en la imagen del Presidente en la provincia -en especial en el Conurbano- y en caso de concretarse la esperada recuperación de la economía tendrá una influencia determinante, coincidieron en la Casa Rosada y cerca de Vidal.

Confirmadas las elecciones unificadas la gobernadora arranca debajo de la “máxima electora del otro lado”, la ex presidenta y actual senadora, la referencia tomada en las mediciones analizadas en La Plata sin detenerse en el eventual corte de boleta dentro del peronismo (en este turno difícilmente se repita el efecto Aníbal F.) y en la oferta electoral propia. A Cristina la ubican en 38 puntos –similar a las generales de 2017, “no creemos que saque menos de eso”-, Macri ronda el 30%, la gobernadora mide entre ocho y nueve puntos más que el Jefe de Estado y cae en conjunto con él. “Hay que superar el 40%. Ellos tienen lo más fuerte arriba de la boleta y nosotros al medio. Hay que concentrarse en levantar a Mauricio en la provincia”, decantó como una de las líneas de acción del análisis electoral una vez descartado el desdoblamiento.

Las hipótesis se elaboran en un escenario con la ex presidenta como rival, en línea con los estudios –como contó Clarín- de Jaime Durán Barba y las palabras públicas de altos funcionarios. En la intimidad agregaron que la unificación puede empujar algo más a esa polarización por los intendentes bonaerenses que la prefieren a Cristina como candidata. En la categoría de aspirante a gobernador aparecen como posibles adversarios Axel Kicillof, Verónica Magario, Fernando Espinoza, Martín Insaurralde, Francisco Durañona, Daniel Arroyo y Felipe Solá.

Vidal buscará concentrar el discurso en Buenos Aires, uno de los argumentos que se esgrimían para separar las fechas. “Si quieren que se discutan los temas nacionales por un lado y los de provincia y Ciudad por otro, hay que unificar”, sorprendió Durán Barba con el razonamiento en la reunión de la semana pasada, cuando la decisión estaba tomada: apuntaba a que el desdoblamiento adelantaría “la discusión Mauricio-Cristina” con Vidal como protagonista.

“Somos cero optimistas para las PASO”, apuntaron, confiados en volver a revertirlo como en las disputas anteriores. La tendencia de pasar de derrota a victoria fue uno de los motivos para descartar la eliminación de las primarias, pedida por un grupo de intendentes macristas. La expectativa estará centrada en una mejora de la economía o en medidas para empujar el consumo, como los créditos Argenta en 2017, y en crecer en las generales con el voto antikirchnerista de una tercera opción: “Siempre comemos del mismo lugar, que por ahora está flaco”.

Macri y Vidal seguirán con uno o dos actos en conjunto por semana y la gobernadora irá a otras provincias (La Pampa, Neuquén, más adelante Córdoba y Santa Fe) a empujar candidatos. La unificación tendrá como aspecto positivo para Cambiemos que la campaña en términos formales arrancará después, en línea con la intención de que sea corta.