Escándalo de un militante de La Cámpora con piñas y un arma

El jefe de la agrupación K en Vicente López fue detenido por una pelea. Lo liberaron rápido y le devolvieron la pistola.

Esta vez, el conflicto no fue entre La Cámpora y otra agrupación política de la oposición. La pelea, que duró unos 15 minutos con patadas, trompadas y hasta una pistola, fue entre los propios militantes del espacio creado por Máximo Kirchner.

Según se relata en una causa caratulada como “Lesiones Recíprocas”, en la Fiscalía de Vicente López a cargo de Alejandro Guevara, la trifulca sucedió el martes 13 de octubre a las 21.47. Participaron seis militantes, tres de cada bando. Entre ellos, el jefe de la agrupación K de Vicente López, el “Negro Gusti” Matías, de 33 años.

¿El motivo de la pelea? Una chica de 20 años que estaba en un departamento que Matías tiene en Olivos. “El hermano de la joven creyó que la chica estaba en la casa de Matías en contra de su voluntad”, contaron en la comisaría 1ª de Olivos. Y fue a buscarla con dos amigos, al parecer, también militantes de FPV. Cuando llegaron, Matías no estaba en la casa.

La joven aceptó irse con el hermano pero al rato tuvieron que volver porque se había olvidado el celular. Cuando regresaron se encontraron en la puerta con Matías que, a su vez, estaba acompañado por dos camporistas. Los gritos y amenazas pasaron a insultos y trompadas. Tres contra tres. Una vecina que vio todo desde una ventana de la calle Bouchard, describió patadas, algún piedrazo y cinturonazos. Llamó al 911.

Cuando llegó la Policía, Matías se quedó en la puerta de su casa. “No quería levantar las manos y presentó una actitud de resistencia”, señalaron en la comisaría que queda a diez cuadras de la Quinta Presidencial. Los cuatro agentes que llegaron al lugar vieron que Matías tenía un pistola Bersa en la cintura. “Nos gritaba diciendo que era el jefe de la Cámpora y que tenía influencia política”, agregaron. Tras varios minutos de discusión, le sacaron el arma y se lo llevaron esposado.

Todos terminaron en la seccional. Al rato de estar demorados, “unos 25 muchachos, al parecer de la misma agrupación política de Matías, pidieron verlo. Como no se lo permitimos, se quedaron en la puerta haciendo guardia”, relató uno de los efectivos. Al final, los dejaron ir. Y por orden del fiscal Guevara, se le devolvió el arma esa misma noche, porque “tenía documentación respaldatoria y permiso de legítimo usuario”.

Dicha autorización para andar armado la había consiguió sin grandes demoras gracias a sus amigos políticos del Registro Nacional de Armas, que maneja otro camporista, Matías Molle, quién el domingo perdió, como candidato a Intendente de FPV de San Fernando. Matías viene de la villa Borges, de Vicente López. Todos lo describen como un “militante pasional que tuvo una infancia difícil con muchas carencias”. Hasta el año pasado fue Secretario General de La Cámpora, nombrado por su jefe político es José Ottavis. Ayer se lo vio en el patio Rosada, vitoreando junto a sus “cumpas” a Cristina.

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