El FMI y la “épica” de Kicillof

Por Ricardo Kirschbaum

La inflación argentina para marzo, aún dando por cierto el índice del 2,6 que difundió ayer Economía, fue una de las más altas del mundo.

Superó a Venezuela (2,4), país conmovido por los graves choques entre chavistas y antichavistas; a Grecia (2,3), donde estalló la crisis que puso en jaque al euro y a la Unión Europea por sus efectos y sus contagios; a Ucrania (2,2), sacudida por la pérdida de Crimea a manos de Rusia y la rebelión pro rusa de las regiones del este.

Un problema que el Gobierno primero ignoró y luego decidió, a medias, contener ajustando la economía mientras juraba y perjuraba que las medidas puestas en marcha no han salido del recetario ortodoxo antiinflacionario.

Kicillof dijo ayer que hay una desaceleración del costo de vida y atribuyó ese fenómeno al programa de “Precios Cuidados” actualmente en vigor.

El problema para el ministro es de confiabilidad. Simultáneamente, las consultoras privadas, a las que Kicillof descalificó, dijeron que los precios subieron en marzo 3,3%.

De nuevo comienza a ponerse en discusión el nuevo índice de medición que se estrenó en febrero, en reemplazo de la grosera manipulación de Guillermo Moreno y su equipo.

Kicillof se negó a responder preguntas a los periodistas. Hay momentos, como estos, en que una respuesta a una simple pregunta se convierte en un problema.

El ministro no quiere hablar más, por ahora, del Fondo Monetario Internacional. El Fondo ha recibido con beneplácito las últimas decisiones económicas de Cristina Kirchner y así lo hizo saber. El ajuste y el nuevo índice, así como la presencia de Kicillof en la Asamblea del FMI, han sido destacados como hechos positivos.

La estrategia actual del equipo económico es tratar de arreglar el pago de la deuda con el Club de París, paso casi obligado para ir volviendo a los mercados. La propia Presidenta le pidió a su par de Francia, François Hollande, ayuda en esa negociación. En esa dirección, la mejoría con el FMI es necesaria.

La presencia de Kicillof en el FMI se explica fácilmente, entonces. Y la existencia de conversaciones con el organismo, también.

Sin embargo, la primera actividad del ministro cuando regresó fue tratar de bajarle el perfil a su viaje. Tal es el empeño que puso por demostrar que sólo se había tratado de un acto burocrático –su delegación, afirman, la integraron 15 personas– que no hizo más que resaltar que no fue un tour turístico sino algo importante.

Negociar con el FMI es contrario a la “épica” que envuelve cada uno de los actos que este Gobierno realiza.

Por eso, hay que subrayar que hay que poner el foco y la atención en lo que hacen y no en lo que dicen.

La actividad de Kicillof en el FMI fue avalada antes y después por Cristina.

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