Los entretelones de un interbloque que no fue

Los entretelones de un interbloque que no fue

El plan para que radicales, massistas y el bloque de Arroyo armen una bancada para marcarle la cancha a Pulti, hasta el momento, no pudo concretarse. Enterate por qué.

Desde hace tiempo un rumor corre por los pasillos del Concejo Deliberante: la Unión Cívica Radical, el Frente Renovador y el bloque de Carlos Arroyo planifican un interbloque para marcarle la cancha al intendente Gustavo Pulti. Entre todos, suman 12 concejales y cuentan con el voto doble de Nicolás Maiorano como presidente del Concejo. La idea, contada así, suena tentadora. Pueden aprobar los proyectos que deseen y frenar las iniciativas que impulse el Ejecutivo.

Sin embargo, ese globo de ensayo no superó con éxito ninguna prueba. De acuerdo a quién sea el consultado esta fallida megaestructura opositora tiene una explicación distinta. Y una historia de negociaciones frustradas.

Acción Marplatense cuenta con siete concejales. En los proyectos centrales para Pulti, el bloque del Frente para la Victoria (cinco ediles) mostró voluntad para no ponerle al jefe comunal palos en la rueda de manera innecesaria. Esa actitud le sirvió a la bancada kirchnerista para introducir modificaciones a los proyectos oficiales. Por caso, en la fiscal e impositiva, lograron que los countries pagarán impuestos más acordes a su capacidad contributiva. Antes, durante el debate de la Policía Local, incorporaron instancias de participación ciudadana que no estaban contempladas.

Esa relación fructífera para los dos sectores tiene un problema: no alcanza para aprobar expedientes, falta un voto.

Así en los últimos proyectos relevantes (Policía Local, aumento de tasas, presupuesto) un “emisario” de Acción Marplatense salió a la caza del voto perdido. Y en ese punto todas las miradas apuntan siempre hacia el mismo lado: Lucas Fiorini. Desde el seno del Frente Renovador buscan desacreditar la teoría del “doble agente”. “Así como Azcona tiene buena relación con los radicales, Fiorini tiene más cercanía con Acción Marplatense. Es el interlocutor. Solo eso”, explicaron.

Esta justificación se aplica para el caso de la Policía Local. Todos presagiaban una ruptura en el Frente Renovador por el voto en disidencia de Fiorini, pero finalmente el bloque entero decidió dar su apoyo para que la ordenanza salga. Apareció en aquella discusión una figura central en el espacio: Javier Faroni. El hombre de confianza de Sergio Massa buscó capitalizar políticamente el principal reclamo de la ciudadanía –mayor seguridad- y mostrarse como el elemento que destrabó el proyecto.

No obstante, esta explicación no se ajusta a lo que ocurrió la semana pasada con el presupuesto. Fiorini faltó y desató una ola de rumores, al punto tal que los radicales denunciaron que el edil massista canjeó su ausencia por un puesto como empleado en Osse para su cuñado. “Mi presencia no cambiaba nada”, quiso justificar Fiorini. Es cierto que el presupuesto igual hubiese salido aprobado porque el Frente Renovador no quiere que Pulti pueda utilizar esto para victimizarse. Pero la ordenanza complementaria, la que contenía los artículos más cuestionados por la oposición, se aprobó gracias al faltazo del concejal massista.

El faltazo de Fiorini permitió que la ordenanza complementaria, que contenía los artículos más cuestionados por la oposición, se aprobara. 

Estos dos ejemplos sirven para demostrar que el interbloque no sería fácil de ensamblar. La Unión Cívica Radical y Agrupación Atlántica están decididos a oponerse a todo lo que llegue con la firma de Pulti. “¿Qué interbloque vamos a hacer si esta gente se da vuelta a la primera de cambio?”, disparó un concejal radical.

Las internas en el FR juegan su partido. Detrás de la idea del interbloque muchos ven a Juan Garivoto. La idea de ofrecerle a Massa 12 votos, con la incorporación de dos de los candidatos que mejor miden en Mar del Plata (Vilma Baragiola y Carlos Arroyo) le permitiría al histórico dirigente volver a congraciarse con el exjefe de Gabinete de la Nación y desplazar a Faroni. Hasta ahora, cada intento de Garivoto de recuperar el poder de armado en el massismo local chocó contra un argumento indiscutible: Faroni goza de la plena confianza de Massa y tiene línea directa con él. “Hablan todo el tiempo. Javier no da un paso si no lo consulta antes con Sergio”, contaron desde el entorno del productor.

El empresario cree que una oposición tan obstinada podría terminar siendo funcional a Pulti. Pese a eso, habría intentado avanzar en la alianza opositora con la condición de que sea bajo el paraguas del exintendente de Tigre. “Hagamos el interbloque. Hacemos una conferencia de prensa conjunta y todos salen a decir que apoyan la candidatura presidencial de Massa”, les habría pedido Faroni a Baragiola y Arroyo. Ninguno de los dos se mostró muy convencido.

Arroyo coquetea con el massismo a través de Mónica López. También resalta la figura de Gerónimo “Momo” Venegas y no descarta volver al ruedo electoral sin referente nacional. Esta última opción es una estrategia cuestionable. Si quiere ganar la elección en Mar del Plata necesita un candidato a presidente fuerte que le sume votos. Pero a poco más de 6 meses para las Paso embanderarse con un candidato –especialmente después del sacudón Nisman- y reducir sus opciones tampoco parece lo más conveniente.

Vilma respondió que hasta que la Convención Radical dé los lineamientos del partido no resolverá a quién representará. La expresidenta del Concejo intentó ser la candidata de Massa. “Hoy, estamos más cerca de Macri”, confiaron desde su entorno. Incluso, la semana anterior la ganadora de las elecciones 2013 se reunió con Daniel Angelici, presidente de Boca y hombre del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.

Pero esa alianza no se hará en lo inmediato. Baragiola quiere –desea- que su pase al macrismo esté acompañado de la estructura radical de Mar del Plata, el plan de Ernesto Sanz. Parece difícil que esto ocurra. Por caso, Eduardo Abud y Mario Rodríguez estarían en la vereda opuesta. Por lo pronto, Gustavo “Tato” Serebrinsky ya salió a hacerle competencia con la idea de sumar el apoyo de los radicales puros, aquellos que no quieren virar –tanto- a la derecha.

“Es una idea que sirve para hacer daño, pero inviable para la construcción política”, resumió un concejal. 

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