Entre vacantes y recusaciones

A la módica dotación de jueces que se desempeña en los Tribunales Federales de la ciudad de Córdoba, por las vacantes de vieja data aún sin cubrir, se suma una ola de recusaciones e inhibiciones de magistrados.

Por Carlos Paillet.

Este escenario se da en causas de alto impacto público y político, como las que se ventilan por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar.

La endeblez del sistema es de tal magnitud que el Tribunal Oral Federal N° 1 quedó con un solo miembro en pie para poner en marcha el próximo juicio a Luciano Benjamín Menéndez y otros represores enredados en varios expedientes que se terminarían por acumular.

La renuncia de Carlos Otero Álvarez y la recusación que cayó sobre el titular del cuerpo, José Vicente Muscará, derivó en que Jaime Díaz Gavier tenga que compartir el estrado con dos camaristas federales con asiento en La Rioja.

El tribunal desmantelado, que el año pasado cobró notoriedad nacional por condenar a Menéndez y a otros torturadores de La Perla, ya se había quedado sin su fiscal natural, Maximiliano Hairabedian, quien planteó su propia inhibición. Su reemplazante, José Fabián Asís, debutó con una sonora embestida contra Otero, quien optó por dimitir bajo sospecha de haber sido "funcional" a la dictadura.

Nada parece claro. La campaña rumbo a las urnas del 28 de junio ha frenado en el Consejo de la Magistratura el tratamiento de la acusación que pesa sobre otros cuatro jueces federales de Córdoba. El panorama tiende a enredarse, mientras los juicios continúan en pausa y sin agenda definida.

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